CAPÍTULO 1

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Alexandra

Sueño

Frío, mis huesos se congelaban ante el azote de la brisa nocturna, mis pies se dirigían solos, no tenía control sobre ellos, no me podía detener, respiraba libertad pero sentía un miedo en mi pecho que me gritaba que parara, que no corriera más, no obstante mis sentimientos eran muy contradictorios, ya que a pesar de la oscuridad bañara mis ojos, tenía la sensación de que había algo más allá, seguí corriendo hacia la montaña, cuando iba llegando a la cima me detuve ya que había un lobo impresionantemente grande, azabache.

Silencio absoluto, su mirada concentrada en ningún punto fijo me llamaba a continuar, pero mis pies descalzos estaban enraizados a la hierba, no me podía mover de tanto misterio. Su mirada se desvía hacia mí y pude ver sus ojos, tan rojos como la sangre, faroles carmesíes que me gritaban peligro; de repente se comenzó acercar hacia mí, el miedo recorrido mi cuerpo y los bellos de mi piel se erizaron, intente despegar mis pies de hierba pero no podía, seguían sintiendo sujetos a la hierba, mi rostro comenzó a denotar preocupación y me sacudía con desespero, el lobo acelero el paso, venia hacía mí, mis esfuerzos eran en vano y cuando se acercó y brinco para tirarme grite, mi voz no salió...

Me bañaron con agua fría.

—¡Levántate! —abrí mis ojos para ver quien me había mojado, y me di cuenta que era Roxana, mi mejor amiga.

—¡Oye! ¡¿Pero qué te pasa?! ¡¿Por qué me mojas?! —le pregunte enojada. Ella a veces me sacaba de mis casillas.

—Te voy a dar una sola razón —se cruzó de brazos —, Tu mamá te va a obligar a ir de compras conmigo para lo del Alpha rey y la búsqueda de su pareja.

¡No! Me niego.

—No entiendo, dudo que sea yo —me empecé a excusar —, pero me van a obligar de todas formas —me resigne, mientras me deshacía de la cobija empapada. Roxana sonrió —, no sonrías que no estoy de humor.

Me levanto de la cama, y me dirigí al baño para así darme una ducha relajante, cuando salí del baño Roxana ya no se encontraba en la habitación así que me cambié, realmente mis ánimos no estaban para salir de compras y menos por algo que no me interesaba.

Bajé, dando pasos sonoros; provocados por la rabia que sentía, al bajar por completo vi a mi madre que veía una revista muy concentrada y mi padre el Alpha leyendo el periódico con una taza de café en mano.

—¿Mamá, dame una sola razón por las que tengo que ir? —mi cara reflejaba fastidio total. No puedo disimular el enojo que me cargo en estos momentos.

—Mi vida, si por mi fuera no irías —aparto la vista de su revista y desvió la mirada hacia mi —, pero lo han demandado, además es una obligación, aunque tu padre sea el Alpha de esta manada no eres la excepción.

—No lo puedo creer, ustedes mis padres no harán nada por mí, soy su hija, su única hija y la futura Alpha se supone que tiene que haber alguna excepción conmigo —frunzo el entrecejo y saco mi labio inferior haciendo un puchero.

—No me mires así que me haces sentir mala madre por obligarte a algo que no quieres —me regaña para después volver a suavizar su expresión —. Tranquila hija es solo un instante. Cuando acabe esto, aunque consiga o no a su mate él se ira y sino la consigue regresará, pero por lo menos se descartará que eres su mate.

Sus palabras no me ayudan en nada, pero al
analizarlas un poco doy con que es cierto, sino soy la mate de aquel hombre de mierda nunca más tendré que verlo o participar en estas pendejadas, mi padre siempre ha dicho que es un hombre amargado que ejecuta persona y hace lo que le da la gana.

MI ALPHA TIRANO [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora