CAPÍTULO 30

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Alexandra

Entre sin tocar al despacho de Danton y lo vi removerse en su asiento.

—Buenas —digo y su mirada reflejaba enojo puro.

—¿Qué haces aquí y con él?

—Te quería dejar en claro que él —señalé a mi mejor amigo —, es mi mejor amigo y tiene mate, ¿escuchaste bien? —le dije y su entrecejo se fue aflojado —, tiene ¡pareja! Y se va a casar. No soy de dar explicaciones, pero quiero que te quede bien en claro eso.

—Si eso era todo ya se pueden retirar —dice con el semblante serio —, estoy ocupado y dudo mucho que tu amigo no lo esté siendo alpha.

—Por eso me retiro, Alpha —dice Jackson —, y, por cierto, está invitado a mi boda —Danton solo asintió y yo miré mal a Jackson, este abandonó el despacho y me quedé sola con Danton y su mirada penetrante.

—Si te ignore era porque intentaba evitar que me gustaras —le dice logrando una leve impresión en su rostro serio —, no quería un mate, pero cuando estabas en cama me fui convenciendo en darte una oportunidad —le digo y veo como se reclina en su silla ir tras las comisuras de sus labios se alzan en una mini y muy pequeña sonrisa —, pero ahora lo estoy dudando otra vez —esa mini sonrisa se esfuma con lo último que digo. Miro su entrepierna y tiene una almohada ahí.

Sonrió con malicia y me di cuenta hacia donde están apuntando mis ojos, sonrío con malicia y su mandíbula se tensa más.

Me acerqué a los estantes de libros, él seguía mirando los papeles que tenía en la mesa, agarré varios libros y los tiré al suelo.

—Oh, pero que torpe soy, ahora mismo los levanto —digo y sin agacharme me inclino a recoger los libros que deje caer.

—Yo los levantó solo... vete —caminaba hacia mí y sin la almohada. Y por la diosa luna que se le veía marcado.

Se acercó más y cuando estuvo cerca mía aproveche para joderlo más.

—No te preocupes, yo los levanto —me agacho para recoger todo y cuando lo tengo detrás me levanto para pegarle todo mi culo en su gran erección. Maldijo por lo bajo y yo sonreí victoriosa —, es mejor que me retire — dejé los libros en la mesa y salí.





Danton

Ahora estoy mucho peor que antes. Creo que voy a explotar y no podré caminar, esto realmente duele y me incómoda, creo que el trabajo lo dejaré para después.

Estos tres dias todos lo tomarán de descanso no quiero que nadie me vea así en esta faceta tan dolorosa.

Salí del despacho cubriéndome con el portátil en mano y cuando estaba en la sala mire a Alexandra hablando animadamente con uno de mis guardias; guardia que no debería dejar la postura de trabajo.

¡Mierda! Si que va en serio lo de joderme.

Me acerqué y de inmediato el guardia se incorporó con una mirada seria, como si yo no lo hubiera visto, imbécil.

—¿Me necesitaba para algo señor?

—Dos cosas, primero que dejes de hablar con mi luna reina —este palideció —, y lo segundo es que avise a todo el personal de la guardia que vigilen en los puntos claves de la casa, pero no cerca de ella, los quiero a todos lejos de mi casa.

—Sí, señor.

—¿Qué es lo que estás intentando hacer? —me dice cruzándose de brazos.

—Nada, no estoy haciendo nada malo —le digo sonriendo con una ternura descarada.

—A mí me parece que sí —gruño al sentir el roce de mis pantalones con mi miembro intranquilo —, me estas provocando y lo haces adrede.

—Por favor Danton, yo no estoy haciendo nada malo —dice acercándose a mí con pasos lentos.

—Me estas jodiendo la paciencia y... —al tenerla de frente toma mis mejillas y me baja a su altura para besarme.

Maldición con sus labios, su boca se mueve a un buen ritmo desesperándome más, llevándome al límite y ya me puedo imaginas esos labios en otra parte, baje mis manos por su espalda, sujetó su trasero para apretarlo, lo que más quería era desatar todo el cúmulo de tensión que se formó y poseerla como un puto loco. En ese momento me empuja con sus manos en mis hombros haciéndome retroceder un poco.

—Bueno, me voy... ah y sobre tu habitación, puedes regresar porque sé que te incomoda dormir en otros lugares —se acerca a besar mi mejilla para luego irse, dejándome caliente como un puberto que no sabe lo que es eyacular.

Vi cómo se retiraba hacia la biblioteca dándome una perfecta vista a su trasero, mi mirada baja hacia mis pantalones y notó que estoy mucho peor que antes, siento una punzada que no me dejará caminar, creo que es mejor que me dé una ducha de agua fría después descargar un poco la adrenalina —si se entiende a lo que me refiero —e intentaré dormir.



Alexandra

Cuando entre a la habitación pude ver a una cosa gigante acostada en la cama, esa cosa grande era Danton intentando relajarse, sonreí al saber que lo iba a volver a joder y entré a el baño para darme una ducha que me relajara a mí también.

Al salir de la habitación cambiada con una bata de seda decido mejor pedir algo de comer porque hace hambre ya.

Al cabo de un rato en el que miraba televisión en la sala recostada en el inmenso sofá, sonó el timbre, me levanté, tomé el dinero del pedido y abrí la puerta, era uno de los guardias con la comida. El guardia me miró de arriba a abajo, sus ojos estaban fijos en mis tetas; cosa que me desagradó, aclaré mi garganta pero aun así no apartaba la vista.

—¿Qué me miras? —le dice haciendo que su mirada aterrice en mis ojos.

—Disculpe luna le han mandado esto.

—Si eso ya lo sé —le entregó el dinero —, entrégale al repartidor y no lo haga esperar tanto, y para la próxima, los ojos los tengo en la cara no en las tetas. Ya se puede retirar — le quito la comida para después cerrar la puerta, no sé que si se la aventé a la cara pero me pareció desagradable la forma en la que me miraba.

Me adentro a la mansión.

Me dirigí a la cocina y ahí dejé la bolsa en la isla de la cocina para después tomar platos y cubiertos y servirla para el cabrón y para mí, ahora sí, sonrió caminando hacia la habitación, ya tengo excusa para levantarlo, al llegar a la habitación abro la puerta con cuidado y me adentro hasta llegar a la cama.

Me subo a la cama, está completamente relajado, pero no por mucho, noto que su miembro se comienza a levantar por sí solo, vaya... al parecer soy mágica, bueno, realmente tiene que ser porque mi aroma quizás lo embriaga, me subo en su regazo y me acomodo sobre su miembro.

Vi como abría los ojos lentamente, al terminarlos de abrir los abre con sorpresa.

—¿Qué estás haciendo? —me dice con aquella voz ronca un poco enloquecedora, pero me plantó firme mentalmente para no caer ante estas pequeñeces. Coloca sus manos en mi cintura e intenta bajarme de su regazo, pero me mantengo firme para que no me baje.

—Nada, solo intentaba despertarte —su ceja se levantó, con esa mirada que lo caracteriza.

—¿Y tú crees que despertarme de esta forma es la mejor en la temporada de calor? —pregunta y comienza a acariciarme las piernas. No me voy a caer, él lo hará —comienzo a refregar encima de él y noto como empuño los ojos y apretó la mandíbula.

—He comprado comida para los dos... ¿vienes? —sigo moviéndome, pero él toma con firmeza mis caderas deteniendo mis movimientos.

—Sí, ya bajo, pero bájate tu primero —me dice mientras me alza y me deja a un lado.

Se levanta de la cama y se encierra en el baño, automáticamente mi sonrisa se pierde y mi entrecejo se frunce con rabia, y lo haré sufrir todos estos días una y otra y otra vez hasta que se le revienten las bolas, me bajo de la cama y caminó hacia la puerta para luego azotarle al salir.

MI ALPHA TIRANO [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora