Under the mistletoe [Jaywon/Sunki/Jakehoon]

7

–Siendo así... Niki y tú... –el pelinegro murmuró despacio, trataba de no incomodar con sus palabras.

–¿Somos novios? No, aún no. –afirmó dejando a un lado las dudas de su amigo –pero me dijo que le gusto. –chilló emocionado.

A Jungwon le fue inevitable abrir sus ojos de par en par. Ambos se habían declarado su amor y él estaba muy feliz por el rubio.

–¡Felicidades, hyung! Al parecer hoy será una navidad doblemente feliz.

–Lo será –afirmó confiado. –posiblemente los efectos del muérdago están haciendo efecto.

¿En verdad aquella plantita estaba decretando un destino?

–Sea lo que fuese, al fin Niki sabe de tus sentimientos.

–Cierto... Y no me arrepiento. –terminó la conversación, mientras vertía la fruta picada en un gran pocillo lleno de agua hirviendo.

La infusión se podía saborear en el aire envolviendo cálidamente la casa del pelinegro, aquella sensación reconfortante estremecía el corazón del rubio. Y, haciendo oídos sordos a los próximos reclamos del menor, conectó su teléfono a los parlantes reproduciendo varias baladas navideñas. Sólo una vez al año se celebraba la Navidad, ¡no podía desperdiciarlo!

[🎄]

-¿Ya estás listo, Honnie? –la fiesta ya había iniciado y ellos aún no salían de su hogar.

–Sí, agh... ¡espera, aún no! –desde la planta baja se podía oír como el castaño andaba de un lado a otro en busca de quien sabe que cosa.

–Honnie, es sólo una fiesta no un desfile de gala. Apuesto que lo que traes puesto se te ve bien.

–No es eso, hyung... ¿y si mejor no vamos? –Oh no, eso no. El menor ya había tenido un gran avance, no podía rendirse ahora. Además, ¡él también estaba emocionado por ir!, sin más, camino al cuarto del pálido y aliviar sus nervios.

–¿Se puede? –del otro lado de la puerta se oyó un diminuto "pase" –¡Ay, Sunghoonnie! ¿Pero qué ha pasado?

La habitación estaba hecha un desastre: varias camisas se encontraban regadas en el suelo, el ropero vomitaba de otras más y el menor yacía hecho bolita en su cama un tanto desprolija.

–No quiero ir –murmuró suavemente.

–¿Por qué? –tomó asiento en la esquina de la cama y empezó a acariciar levemente el hombro del menor.

–Tengo un mal presentimiento, hyung. ¿Qué tal si pasa algo? No me siento muy seguro. –admitió el castaño.

–Creeme que no lo averiguaras estando escondido aquí en tu cama, Hoonnie, ¿y que si pasara algo? Yo estaré ahí, pequeño. En el primer instante en el que te sientas incómodo, nos vamos. -le aseguró el chocolatoso.

–Gracias, hyung. Una parte de mí quiere ir, y no por el hecho de que hay una fiesta de por medio, sino que hay alguien que quiero volver a ver. –manifestó sincero con sus mejillitas teñidas de carmín delatando su deseo.

¿Quién osaba tener en ese estado al castaño?

–Hee, se que puede sonar una locura, pues apenas lo conozco, pero... Ahg ¿Por qué es tan difícil? –paró de seco rascando su nuca, tomó aire y prosiguió –¿Recuerdas a Jake?, ¿el qué acompañaba a Jay en el supermercado? –el alto le asintió –Pues.. él es a quien quiero ver, algo de él me atrae, y mucho.

El de cabellos chocolatosos se sorprendió, no esperaba que el menor se hubiera flechado después de tanto tiempo.

–Aún no me respondas, tengo más dudas al respecto que tú, tenlo por seguro. –se apresuró a decir, pues él rostro de su mayor se mantenía en confusión.

–Descuida, no iba a preguntar nada. –alzó sus manos en defensa.

–Tengo una maraña de pensamientos, pero, por ahora, solo uno de ellos me es más importante por aclarar –volteó a ver al alto para confirmar si éste le prestaba atención. –¿Qué opinas, debería ir y hablar con él?

–Si yo fuera tú ¡por supuesto que iría! puede ser que nunca te vuelvas a topar con él... Pero recuerda, mi opinión es una más del montón –agitó su diestra desinteresadamente. –Si en verdad deseas volverte a encontrar con el chico, hazlo porque tú lo deseas y no porque un joven soltero como yo, te lo diga.

Varios escenarios imaginarios inundaron la cabeza del castaño, dudaba en estar haciendo lo correcto, pero lo intentaría. Si fallaba, al menos tenía la certeza de que Heesung estaría a su lado, apoyándolo como siempre lo había hecho.

–Bien, andando. –saltó de su cama, tomó una de las tantas chaquetas de su ropero y salió de la casa antes que su mayor.

El camino era largo, pero él esperaría lo que fuese con tan sólo volverse a encontrar al de labios abultados.

EDITADO