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Ya era de mañana y "milagrosamente" el departamento del pequeño no quedó tan desprolijo, en realidad, todo fue por el sumo cuidado qué Jay le dio. En aquella casa sólo permanecía el alma de siete personas: Jake y Sunghoon dormían cómodamente en el sillón de dos cuerpos, Heesung en el individual y Jay encima de tres sillas. Por otro lado, Jungwon y Sunoo durmieron en la cama del menor, mientras que Niki en un colchón inflable.

Los de cabellera rubia y chocolatosa fueron los primeros en despertar, así que trataron de recoger la sala principal y hacer el desayuno, que en su mayoría era recalentado del buffet anterior. Los sobrantes de las ensaladas dulces y saladas junto a las carnes envinadas, eran ricas en su combinación. A los minutos, el olor inundó las fosas nasales de los menores, despertándose por completo.

Una vez que todos se saludaron y platicaron como si fueran amigos de toda la vida, se acomodaron en el pequeño comedor del menor y desayunaron. Todos quedaron sorprendidos cuando Jake y Sunghoon hicieron pública el inicio de su relación y, después de una felicitaciones, Sunoo y Niki se sumaron haciendo oficial lo suyo.

Pasaron las horas y los tonos rojizos-anaranjados pintaron el azulado cielo, Heesung y Jay fueron los primeros en irse, cabe recalcar qué ambos se hicieron muy cercanos durante la fiesta, pues, después de que Jay dejara la habitación de Jungwon para que éste siguiera durmiendo, en la mesita de bebidas se encontró a un Heesung bastante alegre jugando y arbitrando un juego de shots, se le acercó para entablar una conversación y descubrieron que compartían gustos.

A la media hora, el azabache y el castañito se fueron con la excusa de que, por lo que restaba del día, intentarían tener una cita en alguna cafetería acercana.

–¿Podemos abrir el regalo? –cuestionó efusivamente el rubio al japonés.

–Sip, iré por el.

Tardó unos minutos y regresó a la sala con la cajita. Al abrirlo, Sunoo brincó de felicidad pura, era un regalo muy lindo.

–Gracias, Niki. –abrazó con fuerza al menor proporcionándole un sonoro beso en la mejilla. –Mira, Jungwonnie. Es una casita de jengibre. –sacudiendo la caja hacia el pelinegro, él tranquilamente descansaba en el sillón de un cuerpo admirando a la pareja.

–Es muy lindo, Sunoo. –se levantó de su lugar, caminó a la cocina por pequeños recipientes y se los dio a la pareja, sabía que los necesitaban para colocar los comestibles.

Al querer darles espacio, en lugar de retomar su asiento, fue directo a las bolsas de basura y tirarlas en el basurero comunitario, también aprovecharía para tomar un poco de aire y despejar su mente, algo dentro de él se notaba diferente y tenía qué ser completamente sincero: los estragos qué le dejó el rubio no eran normales.

Mientras caminaba y observaba los montos de nieve, empezó a imaginar los posibles escenarios qué hubiese pasado entre él y el rubio: si el mayor se hubiese quedado, tal vez las cosas serían diferentes y, posiblemente, ellos hubieran sido la tercera pareja en confirmar.

Pero el hubiera no existe y, lamentablemente, éste le estaba cobrando factura a Jungwon.

Y, para rematar, aquella escena de él despidiéndose del rubio lo estaba atormentando ¿el por qué? ¡fácil!, porque había rozado la comisura del mayor.

Rezaba y pedía con todo el corazón que, en su próxima navidad, la pudiese celebrar con el rubio y que por azares del destino, un muérdago yaciera encima de ellos. Así, tomaría la excusa para saciar su necesidad de besar aquellos belfos pomposos.



"Under the mistletoe. Hold me close now" ...








EDITADO

Under the mistletoe [Jaywon/Sunki/Jakehoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora