Under the mistletoe [Jaywon/Sunki/Jakehoon]

9

Sunghoon y Heesung fueron los últimos en llegar a la fiesta, los jóvenes en su mayoría, se encontraban tomando y/o bailando en el centro de la casa.

–¿No ves a Jay, hyung? –gritó el menor a causa de la música de fondo.

–No, Hoonnie.. ¡oh, mira! –señalando la mesa de bebidas -.encontré algo mejor. –tomó de la mano al castaño y lo arrastró hasta el lugar mencionado.

–¿Jake? –el menor se sorprendió al ver al azabache sirviendo tragos en aquella mesa, a decir verdad, se veía muy tierno tratando de servir los líquidos sin qué se le derramara alguno.

–¡Ah, Sunghoon! llegaste... –el lugar tenía poca iluminación, sin embargo, el australiano pudo ver con claridad la mano entrelazada de los otros dos. Sunghoon pudo percibir la mirada curiosa de Jake, por lo que decidió deshacer el agarre y evitar malos entendidos.

–Si... Nos perdimos un par de veces, pero aquí estamos. –admitió rascándose nerviosamente la nuca. –¡Sal de ahí, vamos a divertirnos! –no sabía de dónde había sacado tanta confianza, pero de algo estaba seguro, quería conocer a ese chico.

El azabache un poco inquieto asintió, no se esperaba que Sunghoon lo invitara a bailar.

–Vayan, yo puedo tomar el lugar de Jake.

–Oh, no es necesario. En realidad, esa mesa no necesita un barman –admitió tímido.

¡Vaya chico! no había entendido la indirecta para dejarlos solos.

–Sólo ve a divertirte, Jake. Cuida mucho a mi Sunghoon, ¿si? –sin dejar qué el azabache contestara, los empujó al centro de la pista.

Estaba muy confiado en hacer el papel de cupido, tenía la certeza de que Jake era un buen chico para Sunghoon, sin importar que sólo lo había conocido una vez.

[ 🎄 ]

Para ese entonces, una vez que Sunghoon invitó a bailar a Jake, la incomodidad ya se había esfumado.

–No sabía que eras un buen bailarín, Jake. –halagando al azabache.

–Es porque nunca antes me habías visto bailar. –admitió junto a una leve risita.

—Cierto... Deberíamos juntarnos más, ¿no lo crees, Jakey?

El azabache quedó alterado, prácticamente en shock. ¿Acaso el castañito quería verlo más seguido? Le era imposible formular una oración, se abstenía de soltar uno que otro balbuceo. Y no sólo era el hecho de salir, no, sino que el contrario lo había llamado por un sobrenombre muy lindo.

–No digo que salgamos ahora, Jakey.

El pálido debía de parar, si seguía llamado de esa forma tan dulce al azabache, éste daba por sentado qué ahí mismo su corazón explotaría de emoción.

–S-sí, estaría bien salir un día de estos -murmuró con un leve, pero notorio sonrojo.

A pesar de ello, el alto lo escuchó y con toda la confianza acumulada en su cuerpo, agarró la cintura del extranjero y acortó la poco distancia que mantenían.

–Eres muy lindo, y más cuando te sonrojas, Jakey.

Era definitivo, el australiano necesitaba urgentemente un desfibrilador por el repentino ataque al corazón que el castañito le había causado. ¿Acaso estaba soñando y por eso tenía a alguien tan lindo enfrente suyo? Porqué si era así, no quería despertar. No estaba seguro de lo que exactamente le hacía sentir el alto, pero él seguiría experimentandolo.