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–¡Rápido, Jay! Ya es tarde. –vociferó el menor del trío.

El mencionado asintió a lo mudo, sabía que iban retrasados, pero si no fuera porque el menor lo retrasó envolviendo el regalo de su pareja, él hubiera terminado mucho antes que sus dos amigos.

–¿Tú que tienes? –refiriéndose al australiano.

–Nada, estoy un poco agotado –mintió.

–Haré qué te creo. –susurró. –¡Listo, ya termine!

Los tres jóvenes salieron entre las frías calles de Seúl, por decisión unánime eligieron tomar un taxi en vez de manejar, pues no tenían la certeza de que tanto tomarían en la fiesta.


[ 🎄 ]


La casa de Jungwon se encontraba repleta por varios estudiantes, no llevaba más de dos horas y la fiesta mantenía un ambiente muy alegre, pero sobre todo, muy navideño. Era sorprendente el poder que tenían las fiestas de Sunoo y eso que sólo había invitado a los más cercanos.

–¡Al fin te encuentro, Wonnie! –gritó el rubio muy cerca de su oído a causa del volumen alto de los parlantes.

–Callate un poquito, te oigo perfectamente –advirtió el menor.

-Oh, lo siento... –río a lo bajo. –¿Has visto a Niki? –el pelinegro negó.

–Tranquilo, Sunoo. En un rato llega, no hay de qué preocuparse –le musitó a su mayor.

–Tienes razón, me estoy preocupando de más... Por cierto, toma. –le extendió una diadema de cuernitos al estilo Rodolfo.

–Acepte los términos y condiciones de prestar mi casa, y eso –viendo aquel objeto –no venía en el trato. –el mayor le fue imposible no soltar una gran carcajada.

–Sé que fue demasiado el pedirte usar un suéter navideño, pero juro que esto es lo último que pido que te pongas, ¿si? –convenciendo al menor con un puchero.

–¡Ahg, dame eso! –rezongó a lo bajo. Se colocó, con ayuda del mayor, aquella diadema y fugazmente dibujó una sonrisita en su rostro.

–No es necesario que me lo agradezcas, Jungwon-ah –canturreó con burla.

–¡Yah, mira quien acaba de entrar! –señalando con la mirada a la puerta.

Niki, Jay y Jake hacían su aparición en la fiesta. El rubio chilló de felicidad, la fiesta ya no era tan importante, ahora lo era el japonés.

–¡Niki, llegaste! –corrió para atraparlo entre sus brazos.

–Perdona la demora, Sunoo. Toma, es un pequeño detalle. –se despegó levemente del mayor y colocó una bolsita en medio.

–Mi cumpleaños aún no es –soltó con gracia.

–Lo sé, pero Santa pidió que te lo diera.

–Bien, si es de él, lo acepto. –continuó con la broma.

–Agh, basta... Muy empalagoso el ambiente, ¿no? –se quejó con una risita burlona, el rubio lo miró filosamente para después reírse junto a él.

–¡Jungwon, ahí estás! –Jay, quien estaba junto a Jake, se dirigió emocionado dejando solo al australiano.

–¡Hyung, hola! –le regresó el saludo a lo bajo. –Gracias por traer a Niki, Sunoo estaba a punto de terminar la fiesta ante la impuntualidad de su amado. –exageró provocando una carcajada en el mayor.

–Nada que agradecer, Jungwon... ¿Por qué no estás disfrutando de la fiesta, eh?

Buena pregunta, ni él sabía el por qué.

A lo lejos vio como su amigo y el japonés se mezclaban en la pista de baile, estaba muy feliz por ellos.

–Ah... Prefiero esperar aquí. –soltó tranquilo enrollando sus brazos por encima de su pecho; empezaba a picarle la tela del suéter, ¡pero había prometido a rubio no quitarselo! al parecer, muy pronto, rompería su promesa. Por otra parte, se negaba rotundamente a salir y divertirse en la pista de baile, ¡ni siquiera sabía bailar! prefería mil veces ser el encargado de servir vasitos con ponche y de otras bebidas.

–Ven, bailemos. –sin esperar respuesta del pelinegro, tomó su mano y lo condujo al montón de jóvenes que bailaban y bebían alegremente.

–¡Oh no, no puedo, hyung! –anunció con nervio, frenando violentamente como un gato indispuesto a entrar al agua –¿Quién servirá el ponche? –se excusó frenéticamente.

–Ah, descuida... Jake lo hará, ¿verdad? –el azabache lo miró sorprendido, lo había tomado por sorpresa al estar absorto entre sus pensamientos, ¡no tuvo ni tiempo para negarse! Sin más, se posó detrás de la mesa de bebidas y vio a lo lejos como dos de sus mejores amigos bailaban con sus respectivas parejas.

Se sirvió ponche y, como si fuese un shot de tequila, lo bebió de un trago. Agradece qué ya esté tibio, sino se hubiese quemado.

Será una noche larga, pensó.








EDITADO

Under the mistletoe [Jaywon/Sunki/Jakehoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora