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Cuando subimos al auto me percate de que no era la dirección que normalmente tomamos.

—¿A dónde vamos?

—Quiero hacer algo que antes no pude —volteo a verme para guiñar un ojo y luego volver a mirar la carretera.

Minutos después entro al estacionamiento de el centro comercial. Bajamos del auto y me llevo a una tienda de ropa, el lugar es muy grande, tiene ropa de absolutamente cualquier tipo.

—Escoje lo que quieras mientras yo hago lo mismo.

Busque por la mitad de la tienda ropa de mi gusto, minutos después el llegó con prendas un poco muy reveladoras, un tenue color rojo se formó en mis mejillas.

—Pasa al vestidor. Quiero que te pruebes todo —remarco la última palabra.

—Es mucho, ¿no lo creés?

—Es poco, además tiene mucho que no te llevaba de compras.

Asentí tomando la ropa para entrar al vestidor, colgué los ganchos para comenzar a probarme las cosas. Quite mi uniforme y puse la primera prenda, un vestido ajustado que deja ver parte del valle de mis senos, abrí la cortina, Wakasa miraba su celular pero por el ruido ocasionado al abrir la cortina volteo.

—Te queda jodidamente bien, lo llevaremos.

Cuatro prendas después escucho que alguien se acerca a el. Me asomo con cuidado de que no me noten, una mujer más grande yo con un cuerpo envidiable, es realmente hermosa.

—Te puedo ofrecer cosas que ella no —le dijo demaciado cerca de su rostro. El no decía nada, la ignoraba completamente.

Esa mujer cada vez estaba más cerca de el, sus senos casi tocaban su pecho, los celos comenzaron a crecer en mi, un impulso demaciado repentino me invadió.

—¡Daddy! ¿Puedes ayudarme? —hable lo suficientemente alto para que viniera a la primera, camino de inmediato con una sonrisa.

Casi recargue mi espalda contra la pared de espejo, Wakasa entro con la misma sonrisa, mi pulso se aceleró luego de caer en cuenta que estaba hablándole cuando no necesitaba nada.

—Creo que no necesitas nada.

—Solo... —mi mente quedó en blanco, no podía decirle que estaba celosa de esa mujer.

—_____, se que es lo que pasa, déjame demostrarte algo —pego mi espalda con fuerza contra la pared de concreto, un jadeo salió de mis boca antes de que el atacara mis labios.

Cargo mis piernas creando el roce de nuestras intimidades, mis bragas comenzaban a mojarse, el bulto en sus pantalones se endurecía poco a poco. El aire de mis pulmones desaparecía lentamente, me separé de sus labios cuando no pude más, un delgado hilo de saliva nos conectaba.

Bajo mis piernas al suelo sacando la blusa que llevaba, mis senos quedaron al aire. Giro mi cuerpo con brusquedad recargando una de mis mejillas con la pared, subió mi falda y arranco mis bragas de un tirón.

—No puedo andar sin nada —el calor en mi cuerpo subía pero esa situación me preocupa, estar sin bragas es incómodo.

—Te compraré más, a mi gusto.

Paso sus dedos por mi intimidad, los quito lamiendo mis fluidos, cuando lubricó sus dedos lo suficientemente metió uno en mi intimidad. Sus movimientos  sacaban algunos gemidos de mis labios.

—¿Estás lista para recibirme?

Si, siempre.

Escuché como bajaba el cierre de su pantalón, dirigí mi mirada al espejo, observe como pasaba su miembro entre mis pliegues lubricado este. Saco un preservativo, lo coloco y entro en mi lentamente.

Wakasa...

¿Cómo me llamaste hace un rato?

Daddy...

Me embistió con fuerza, paso sus manos a mis pechos jugando con ellos, podía ver el reflejo de la escena por el espejo, su miembro entraba y salís de mi interior con rapidez, los movimientos de mis pechos eran amortiguados por sus manos.

Saco su polla de mi interior para entrar con fuerza, llevo una de sus manos a mi boca para callar mis gemidos.

—No hagas tanto ruido, solo yo quiero escucharte.

La fuera y rapidez de sus embestidas aumentaba, llevo la mano que aún jugaba con mis senos a mi clítoris frotando en círculos, acercó su rostro a mi oído soltando leves jadeos, mi interior se calentaba con cada acción de ese hombre.

—No sabes la tortura que fue aguantar dos años enteros tan solo imaginando que te tenía así, el deseo que tenía de tocar tus tetas, de saber lo estrecha que eras. Deseé poseerte, tenerte así es una fantasía.

Yo deseaba tenerte dentro de mi, follandome, tocando lo más profundo de mi interior.

Saco sus dedos de mi boca para levantar una de mis piernas, sentí mi orgasmo aproximarse. Sus movimientos combinamos se hicieron más rápidos, mis piernas perdían fuerza, el dolor de mis caderas se volvía presente, mis gemidos fueron incontrolables, a estas alturas a ninguno le importaba que nos escucharan las personas de afuera.

Dió estocadas más fuertes logrando mi orgasmo, los movimientos seguían, ahora mi cuerpo estaba siendo completamente sostenido por el, deje que usara mi cuerpo para venirse. Mi intimidad sensible por el orgasmo que acababa de tener creaba todo más placentero, está vez aguante hasta que el término, mi segundo orgasmo debo mi cuerpo sin fuerzas.

Salió de mi interior, sentó mi cuerpo con cuidado en la pequeña silla, se quitó el preservativo, lo tiró al cesto de la basura y acomodó su pantalón. Me vistió con cuidado, dejo un tierno beso en mi frente, cargo mi cuerpo para salir de ahí, debo la cortina abierta, una empleada se encontraba a pocos pasos, al mirarme en sus brazos como si fuera una princesa comprendió la situación. La sangre subió a mi rostro, lo recargue en su pecho para que no lo notara.

—Llevaremos todo lo que está en el segundo vestidor, cargue lo a la cuenta de Wakasa Imaushi y envíelo mi dirección.

Salimos de la tienda, me subió al auto con cuidado, cuando estuvimos ambos adentro hable.

—El vestidor a de oler a sexo.

—Que envidie la follada que te dí. 

𝚃𝚑𝚒𝚜 𝙸𝚜 𝙱𝚊𝚍 - 𝚆𝚊𝚔𝚊𝚜𝚊 𝙸𝚖𝚊𝚞𝚜𝚑𝚒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora