𝚃𝚑𝚒𝚜 𝙸𝚜 𝙱𝚊𝚍 - 𝚆𝚊𝚔𝚊𝚜𝚊 𝙸𝚖𝚊𝚞𝚜𝚑𝚒

Amor

Volví, pero pa' meterle al Beat
¿Pero cómo que volví? Yo no entiendo
Si yo nunca me fui.

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El se encontró en medio de una llamada, gatee hasta su escritorio, él me dio una mirada rápida para negar con la cabeza, luego mi trayecto llegó a un lado de la silla, con mis manos gire esta quedando entre sus piernas. Dejo de hablar mirándome con advertencia, lleve mis manos a su pantalón para abrirlo.

Las vacaciones hacia todo más interesante, podia obtener premios o castigos y ambos me hacia sentir durante de maravilla, faltaba tan solo un semestre para terminar mi licenciatura, bastante tiempo habíamos aclarado todo en nuestra relación.

No era bien visto salir con alguien que me lleva más de diez años pero muchas cosas tampoco eran bien vistas así que a estas alturas ya no me causaba conflicto estarme follando a la persona que me terminó de criar.

Sus ojos se oscurecieron haciendo temblar mis manos, sin embargo no planeaba detenerme, no ahora. Si la respiracion comenzo a hacerse mas pesada, comenzo a continuar con la llamada como si nada estuviera pasando.

Con una de mis manos saque su masculinidad del boxer, subí y baje unas cuantas veces, estaba tan duro que sabía perfectamente que no podía levantarme en un buen rato de la cama.

Pasé la punta de mi lengua sobre el glande escuchando un suspiro salir de sus labios. Escuchar su voz ligeramente más ronca con cada uno de mis movimientos aparte de mojar mi entrepierna me motivaba a esperar pacientemente lo que vendría después.

Lo metí a mi boca sin pensarlo tanto, intercalaba mi boca con mi mano, lo llevé hasta el fondo de mi garganta durante unos segundos, sentí como con una de sus manos sujetaba mi cabello en un intento de coleta para que éste no estorbara.

—Hablamos después —fue lo último que escuché antes de que el sonido de su celular cayera al suelo se hizo presente.

Jaló de mi cabello hacia atrás haciendo que sacará su miembro de mi boca.

—¿Está seguro de que vamos a jugar así?

—¿Quién dice que no quiero jugar así?

—Recuerdo como si hubiera sido ayer el día que te folle por primera vez.

—¿Quieres recrearlo? —junté mi mirada con la suya.

—No sabes cuánto disfrutaría hacerlo.

Subí mis pies a la cama y abrí mis piernas recordando la tarde que había cumplido una de mis más grandes fantasías, miré el brazalete de oro en mi muñeca, jamás me cansaría de admiralo.

Metí dos dedos a mi boca, los comencé a lamer con dedicación. Cuando estaban lo suficientemente mojados los llevaban a mi intimidad. Algunos jadeos comenzaron a salir de mi boca al sentir el roce con mi mojada intimidad.