Yonji se despertó a la mañana siguiente y sonrió inconscientemente al notar un cuerpo a su lado. Abrió los ojos y se los frotó al ver una cabellera verde reposar sobre su pecho tranquilamente.
"¿Qué mierda hice anoche?" se preguntó mientras intentaba recordar cómo había acabado allí.
Se vio a sí mismo hablando con Sanji y después dirigirse al cuarto de Yukia. Recordó que se había quitado la chaqueta y los zapatos para meterse en la cama a su lado.
Miró a Yukia, que dormía sin ser consciente de lo que estaba pasando. Suspiró y la apartó poco a poco y salió volando de la habitación, no sin antes recoger sus cosas.
-¿Por qué sólo la cago? -murmuró mientras corría hacia algún lugar que estuviera lo suficientemente lejos de su ahora esposa.
****************
Me despierto con una sensación muy extraña, como si hubiera bebido mucho antes de dormir. Me siento en la cama y me sorprende notar un hueco a mi izquierda.
Suspiro y recuerdo que en mitad de la noche me pareció notar que había alguien durmiendo a mi lado. Podría jurar que no fue un sueño, pero tampoco puedo hacerle caso a mi cerebro, y menos cuando la noche anterior se durmió gracias al llanto.
Me levanto y voy al baño para darme una ducha. Salgo a los cinco minutos y me visto para ir a desayunar.
En el pasillo me cruzo con Sanji, que me sonríe y sigue su camino. Llego al comedor, donde están ya todos los demás. Reiju, al verme aparecer, se levanta de un salto y me arrastra fuera de la habitación.
La miro sin entender cuando empieza a revisar mi cuello y las muñecas. Levanta la mirada y me aguanta la cara con las manos.
-¿Te ha hecho algo ese desgraciado? Dime que no hizo nada que tú no quisieras, por favor.
Abro los ojos al entender por qué está así. Sonrío.
-La verdad es que me dejó en la puerta de la habitación y se fue a no sé dónde.
Reiju sigue mirándome fijamente a los ojos, como si estuviera intentando descubrir alguna mentira o algo así.
-¿Seguro que no te ha chantajeado para que no digas nada?
Asiento y por fin me suelta.
-¿Pensaste que me obligaría a hacer algo que no quisiera? -le pregunto, y ella asiente.
-No sé cómo reaccionaría mi hermano. La verdad, me sorprende que no haya intentado nada.
Sonrío ante su respuesta.
-Quizá estemos equivocadas y sí tenga un poco de humanidad en ese corazón podrido -ambas reímos y entramos en el comedor sonrientes.
Yonji ya ha llegado y no me quita el ojo de encima desde que entro por la puerta. Lo miro y con una seña casi imperceptible me indica que me siente a su lado. Suspiro y tomo asiento a su derecha.
El desayuno pasa con rapidez, pero no soy capaz de pasar por alto las miradas que me lanzan los hermanos de Yonji, en especial Ichiji.
Cuando estoy a punto de levantarme, el otro hermano hace la pregunta que estaba temiendo desde el principio.
-¿Qué tal anoche, parejita?
Yonji cruza miradas conmigo y sonríe, dándome a entender que él se hará cargo de la situación.
-No tengo por qué darte los detalles de mi vida sexual, al igual que yo no te pido los tuyos -le responde seco, cosa que parece sorprender al peliazul.
-¿Qué problema hay con que me cuentes si aguantó--
Antes de que termine la frase, Yonji se levanta y pega un puñetazo en la mesa.
-Te acabo de decir que no pienso darte ningún detalle de absolutamente nada, ¿te lo repito?
-Yonji, está bien.
Me posiciono a su lado y le pongo una mano en el hombro. Él me mira perplejo y me pregunta con la mirada. Yo sonrío bajo la mascarilla y me obligo a tomarlo de la mano para llevarlo fuera del comedor.
Una vez fuera, le suelto y me mira intentando entender.
-Tenemos que hacer un teatro delante de los demás, ¿lo has olvidado? -le digo antes que él abra la boca.
Él asiente y escucho que los demás se dirigen a la puerta. Antes de dejarle hacer algún otro movimiento, lo abrazo por el cuello y escondo mi cabeza en su pecho. Yonji, entendiendo, me corresponde y rodea mi cintura con sus brazos justo en el momento en el que los demás salen.
Noto que Yonji agacha la cabeza y me acaricia el pelo, inhalando fuerte y causándome escalofríos.
Escuchamos comentarios de Ichiji y el otro hermano, y no me atrevo a separarme antes de asegurarme que ya se han ido. Levanto la cabeza y me sorprende encontrármelo con los ojos cerrados.
Sonrío y hago un ademán de separarme. Yonji lo entiende y se separa, no sin antes darme una mirada triste. Me doy la vuelta dispuesta a irme, pero él me agarra de la mano y vuelve a atraparme entre sus brazos.
Intento zafarme, pero está claro quién es superior, así que me resigno y me quedo aplastada contra su pecho.
-Dame una oportunidad, Yukia -me susurra, y casi parece una súplica.
-¿De qué hablas? -le pregunto sin entender nada. Él se separa un poco y me mira directamente a los ojos.
-Sólo te pido una oportunidad.
-No te entiendo, Yonji. ¿Una oportunidad para qué?
Él suspira y agacha la mirada. Toma mis manos y las aprieta con cuidado.
-Dame una oportunidad para conquistarte, por favor.
Lo miro sorprendida, sin terminar de creerme lo que estoy escuchando.
¿La gente cambia de un día para otro?
No, y eso es algo que terminé aprendiendo de la peor manera.
Me mantengo en silencio, inspeccionando su rostro. Hay algo que me dice que está siendo sincero, pero no sé si debería obedecer a ese instinto por completo.
Abro la boca para responderle y el recuerdo de él vuelve a mi mente.
Seamos realistas.
Él no va a volver. Es algo que debía tener claro desde el principio, pero por alguna extraña razón seguía empeñada en que volvería y me sacaría de aquí. Cierro los ojos y, por una vez en la vida, me permito llorar delante de alguien.
Yonji vuelve a abrazarme, pero esta vez me aúpa y comienza a andar. Escondo mi cabeza mientras no paro de llorar y él me acaricia la cabeza.
Abre una puerta y me tumba en una cama. Él se tumba a mi lado y me abraza a la vez que acaricia mi espalda.
Quiero encerrarme y apagar mis sentimientos, porque esta mierda me está consumiendo. Quiero dejar de sentir.
Me calmo poco a poco y dirijo mi mirada a Yonji, que me mira sin apartar los ojos. Suspiro.
-Está bien. Te doy una oportunidad.
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An arranged marriage
FanfictionNi él ni yo queríamos, claro está... Pero nadie nos dio la opción de rechazarlo, por lo que aceptamos sabiendo que no nos amábamos.