Capítulo 2

73 10 21
                                    

-Mamá me ha dado la orden de traerte a casa para que te cases con Vinsomke Yonji. Debes obedecer.

-...No.

Esa fue la única palabra que dije después de mostrar mi "incredulidad".  Me esperaba algo así. Mi padre me había ido contando cómo funcionaba mi madre, y no me gustaba un pelo.

-No es cuestión de que quieras o no. 

-Claro que es cuestión de que quiera o no. Yo no me casaré con alguien al que no conozco. ¿Él también está siendo forzado, verdad?

Katakuri suspiró. Le iba a ser difícil llevarme con él. 

-Sí. Mira, Yukia, voy a llevarte conmigo quieras o no. Como si te tengo que atar y llevar como un saco de patatas bajo mi brazo todo el viaje, me da igual. Da igual que lo ames o no, es tu deber obedecer. 

-No pienso ir. 

-Me da igual.

-No - pienso - ir.

-Me - da - igual.

-QUE NO PIENSO IR.

-QUE ME DA IGUAL.

Habíamos ido subiendo el tono de voz hasta gritarnos. No iba a dejar que me llevase con él. Además, mi padre tampoco lo permitiría, ¿verdad? Lo miré, tratando de encontrar algo de apoyo en su mirada. Pero sólo vi resignación, y mi corazón se encogió un poco ante tal gesto. 

-Papá, no dejarás que me lleven, ¿verdad? -le pregunté, esperando una respuesta negativa por su parte. 

-No puedo hacer otra cosa. Si te quedaras aquí, tu madre vendría a matarme personalmente. Así que no tienes opción, lo siento - Mi padre me miró con los ojos tristes. Se notaba que no quería que me fuera. Y yo no quería irme.

Lo miré con unas ganas terribles de llorar. No podía ser cierto, no. ¡Se suponía que sería virgen hasta que me muriera! 

-No iré, no quiero... 

Mi hermano suspiró por enésima vez y me levantó como si de un papel se tratase, sosteniéndome a la altura de sus ojos. 

-Yukia... Escúchame, anda. No nos conocemos de nada, pero debes ser fuerte. Mamá ya ha hecho lo mismo con una de nuestras hermanas. Era sólo cuestión de tiempo que corrieras la misma suerte que ella. 

-¿...Por qué es tan cruel?

-No lo sé. Ahora, vámonos. 

Resignada, me acurruqué en su mano, y dejé que me llevara hacia donde tuviéramos que ir. Mis maletas estaban ya listas, por lo que fuimos directamente al carruaje en el que había venido Katakuri. Me senté en un asiento junto a la ventanilla, y suspiré resignada. No conocía a mi madre, y ya la odiaba. 

¿Quién sería ese tal Yonji? No había escuchado su nombre nunca. ¿Cómo iba a casarme con alguien del que sólo sabía el nombre? Que alguien me diese el sentido de todo lo que estaba pasando, porque yo no lo encontraba por más que lo buscara. 

Me quedé mirando a mi hermano, que estaba sentado frente a mí. Me fijé en la bufanda que llevaba. ¿Por qué la tendría puesta? Era pleno verano, no tenía sentido ninguno. 

-Ah, una cosa -me dijo Katakuri -. Debes llevar esto puesto.

Me dio una mascarilla que cubría la boca y nariz. ¿Y esto a santo de qué venía?

-¿Y esto? -sostuve la mascarilla casi con asco. 

-Mamá me la dio para que te la pusieras. No preguntes, yo sólo obedezco. 

-Eres un calzonazos.

-Y tú una insolente. 

-Jirafa

-Enana.

-Raro.

-Pesada.

Suspiré, armándome de paciencia. A este paso no me quedaría nada de calma para cuando llegáramos. 

Y hasta aquí el capítulo de hoy. Perdón si lo veis con mucho relleno, tengo ideas, pero son para más adelante. Espero que os esté gustando. ¡¡Mucho ánimo para estos tiempos tan difíciles!!

An arranged marriageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora