An arranged marriage

Capítulo 3

El viaje se me hizo interminable. Bueno, si quitamos la parada que hicieron para recoger a una de mis hermanas y su esposo, no fue tan pesado. Antes de que subieran al carruaje, Katakuri me obligó a ponerme la mascarilla. Y yo seguía sin entender para qué debía ponérmela.

Ella se llamaba Pudding, y él Sanji. Tenía entendido que el tal Yonji era su hermano menor, y que era muy parecido, físicamente hablando. 

-Así que tú eres Sanji, ¿no?  -le pregunté con curiosidad y él asintió levemente. 

-Sí, hermosa Yukia-chawn. 

-Y eres el hermano mayor del tal Yonji.

-Por desgracia, si. 

Sanji apretó las labios mientras no paraba de mirarme arriba abajo, lo que hizo que me sonrojara un poco bajo la mascarilla. 

-Te agradecería que no me miraras así, me pone nerviosa. 

-Oh, perdona, lo siento. Es que me llama mucho la atención que una mujer tan bella como tú vaya a casarse con un inútil como mi hermano -se disculpó rápidamente. Me sorprendió que su mujer no le dijese nada, en su lugar le habría puesto al menos mala cara. 

-No lo conozco, así que no puedo decir nada -repuse, algo nerviosa. No quería llegar a dónde se suponía que debíamos llegar, pero a la vez sentía curiosidad. 

-Cualquier cosa que te haga debes decírmelo, ¿está bien? -él me habló, y yo seguía sin entender nada. ¿Qué quería decirme?

Me acomodé en mi asiento, y miré por la ventana. El paisaje había cambiado: ahora estábamos en un lugar hecho de ¿dulces? ¿Qué clase de sitio era este? 

-Estamos llegando -avisó mi hermano y lo miré. No quería salir de aquel carruaje, y menos en este momento. 

-Ánimo Yukia-chwan. No puedo asegurarte que saldrá todo bien, pero si tienes problemas me tienes a mí y a tus hermanos, no te preocupes -Sanji sonrió y bajo la mascarilla sonreí también. Al menos no estaba sola. 

Seguimos charlando de manera trivial, hasta que el carruaje se detuvo por completo. 

Mierda. 

No quería bajar, no quería conocerlo, no quería casarme por ambición de mi madre, si es que podía llamarla así. ¿A qué clase de mujer con sentido común se le ocurría casar a su hija con un completo desconocido? 

Mi hermano me miró y pude ver que, bajo aquella bufanda tan rara que levaba, sonreía. 

Cabrón. 

-Sé lo que estás pensando. Piensas que no es normal que alguien case a su hijo con un completo desconocido, ¿verdad? No te preocupes, casi todos han pasado por lo mismo en nuestra familia -se notaba que intentaba tranquilizarme, pero sólo consiguió ponerme más nerviosa. 

-¿Hay alguien que haya salido bien parado de todo esto? -pregunté sin ánimo de que me respondieran, porque intuía una respuesta negativa por parte de Katakuri. 

-Pues sí -mi hermana me sonrió y la miré sin entender-. Verás, querida hermanita, cuando nos casamos Sanji y yo, él no quería. Es más, por poco morimos los dos. 

-Lo intentaste matar, que es distinto -recalcó Katakuri y abrí los ojos como platos. ¿Qué me había perdido?

-Bueno, eso. Con el tiempo me fui dando cuenta de que me había equivocado al haberlo intentado matar. Me enamoré de él sin apenas darme cuenta. 

Esto último lo pronunció con un gran sonrojo y se acercó a su marido para darle un pequeño beso en los labios. Hice una especie de arcada y reí. 

-No ves que estoy chiquita, no hagas esas cosas -miré a mi hermana y estalló en carcajadas. 

-¿Y qué piensas hacer cuando quieras tener hijos? -me preguntó Sanji, y mi cuerpo se tensó de inmediato.

¿Hijos? ¿Descendencia? ¿Con aquel hombre que no conocía? Gracias pero tengo cosas mejor que hacer. 

-Mamá te va a obligar a tener hijos. Quiere ampliar la familia todo lo que pueda -mi hermano me miró con algo de pena y yo fruncí el ceño. ¿Darle nietos a esa? Anda y que se fuese a tomar viento, anda. 

-Pondré la excusa que soy infértil. 

-Pobre ingenua... No es tan fácil, querida -mi hermana me dirigió una mirada que no me presagió nada bueno -. El padre de Sanji también quiere tener nietos. 

-¡Pues que se jodan los dos! ¡Que se busquen a otra persona, que yo no pienso obedecer! 

Terminé por saltar, harta ya de tanta mierda. Se podían ir a tomar viento, una mierda les iba a dar nietos. 

Una lágrima traicionera se escapó de mi ojo, porque ya sabía la realidad. Algo me decía que no iba a ser tan sencillo como pensaba. Pero no me iba a rendir tan fácilmente, ¿verdad? 

¡Perdón por tardar tanto en actualizar! He estado muy ocupada con los estudios, así que apenas he tenido tiempo para poder ponerme al día con esta historia. La verdad sea dicha, también me había olvidado un poco de ella. 

¡Mucho ánimo para todos en estos tiempos tan difíciles!