CUADERNO
La chica estaba tranquilamente en clases fingiendo que anotaba todo lo que el profesor decía cuando en realidad solo anotaba el nombre del chico en toda la hoja con un montón de corazoncitos alrededor. Decir que estaba enamoradísima del azabache se quedaba corto, enloquecía cada vez que lo veía acercarse. Su corazón latía a mil por hora, era toda una locura el verlo.
Cuando la clase culminó la primera en levantarse para salir fue Joy, que caminaba apresurada por los pasillos hasta llegar al estacionamiento en donde el azabache la esperaba. Corrió hacia él y dio un pequeño brinco para que él la cargara. Le plantó un beso en el la sien y lo abrazó con mucha fuerza.
—¿Cómo fue tu día? —le preguntó él, dándole un beso en la coronilla a la chica. La bajó lentamente dejándola parada en el suelo—. Te ves muy alegre.
—Lo estoy —le sonrió ampliamente la chica—. Voy a ir por primera vez en mi vida a un concierto. ¿Acaso a ti no te emociona?
—Ya yo he ido a muchos y la verdad no siempre son lo máximo como los muestran en la televisión —la chica torció el gesto y él al notarlo intentó remediar sus palabras—. Pero quién sabe, este podría resultar diferente a los demás.
La chica sonrió un poco.
—¿Y qué hiciste en todo el día? —preguntó la muchacha acomodándose para poder verle mejor al azabache. Su cabello se movía con la brisa que entraba gracias a que llevaban las ventanillas abajo.
El chico la miró de reojo unos pocos segundos, y volvió su mirada a la carretera como si nada—. Lo normal. Estar en casa esperando a que sea la hora de buscarte en la universidad.
Frunció el ceño. Algo andaba mal con él y no le gustaba.
—¿Y qué hiciste mientras estabas en casa? —preguntó Joy.
—Jugar videojuegos —frunció aún más el ceño. No le gustaba ninguna de las respuestas que él le daba, pero era mejor callarse que comenzar una pelea.
Desvió su vista a la ventanilla y se mantuvo así todo el camino a donde sería el concierto que quedaba muy lejos para su gusto. El viaje era un poco largo ya que era en otra ciudad y de repente el auto comenzó a detenerse lentamente en la carretera hasta quedarse quieto por completo. El chico miró las agujas que marcaban el nivel de gasolina y se recordó que debía llenar el tanque.
—Maldición, olvidé llenar el tanque —le dio un manotazo al volante dejándose caer en el asiento. Miró a la chica que dormía pacíficamente. Medio sonrió antes de tomar su teléfono y marcarle a su hermano para que lo ayudara. Que se ofreció a hacerlo por algo de dinero a cambio. Pasó a la chica al asiento de atrás con cuidado para no despertarla y durmiera más cómoda.
Tamborileó los dedos contra el volante mientras su mirada no se despegaba por ninguna razón de la chica. Que comenzaba a despertar poco a poco y entre tanto se golpeó con la puerta causando que el chico se riera por lo bajo.
—¿Ya llegamos? —preguntó ella mirándolo aún con los ojos cerrados.
—No, estamos accidentados —alza las cejas como en sorpresa, sin abrir aún los ojos hasta girarse a la ventanilla en donde miró que estaban en medio de la calle. Se encogió de hombros—. Freddy vendrá a ayudarnos.
La chica se pasó para adelante sentándose en las piernas del muchacho mientras él la acunaba entre sus brazos, acariciando su cabello rubio despacio mientras ella jugaba con la camisa de él.
—Bueno, al menos podremos ver el concierto por la tele o por internet -el azabache asintió lentamente—. ¿De verdad estuviste todo el día jugando videojuegos?
—No.
—¿Entonces qué hiciste?
—Pensarte cada maldito segundo -una pequeña sonrisa se formó en los labios de la chica—. Además, de comprarte una sorpresa para cuando regresaras del concierto.
Una de las manos de él fue bajando hasta la pierna de la muchacha y comenzar a acariciarle despacio sin ninguna otra intención. La lluvia comenzó a caer poco a poco y él acercó su rostro lentamente al de la chica sintiendo su aroma a galletas, se acercó un poco más hasta rozar sus labios lentamente con los de ella. Sus labios por fin se juntaron y se movían despacio. Lo de ellos no eran besos apasionados, sino los besos calmados, llenos de puro amor.
Los besos románticos eran lo suyo.
Los pulgares del muchacho hacían círculos en las piernas de la muchacha, mientras ella enredaba sus dedos en el cabello azabache del muchacho. La lluvia cada vez caía con más intensidad afuera causando un ruido de fondo para ellos. Se quedaron así toda la noche mientras esperaban a que llegara el hermano del azabache de ojos rubí, entre besos llenos de amor y caricias delicadas con la lluvia haciéndoles ruido de fondo para su acto de amor.
En un mal golpe que le dio la chica a su mochila se cayeron varias cosas de dentro en el suelo del auto junto con los zapatos que la muchacha se quitó y alguna que otra prenda de joyería de ella, la libreta de la muchacha quedó al borde del asiento, abierta justo en la página en donde estaba el nombre del chico con el montón de corazoncitos. La chica le hizo caso omiso a eso, lo demás no le importaba cuando estaba con el muchacho, pero el chico entreabrió un ojo por curiosidad y observó la página antes de sonreír contra los labios de la muchacha. Aparentemente no era el único que pensaba en el otro todo el día.
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ONE SHOTS | FREDOY.
FanfictionBreve relatos fredoy. ♡ Dibujo de portada: @http_arthen (twitter)