SHADOWS
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Es anormal.
Escuchar sonidos en mi interior.
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—Fred —fue lo único que escuchó el azabache desde su lugar. Era una voz tan delicada, tan frágil. Miró a todas partes, pero todo era negro. Se rehusó a pensar que había otra persona más con él.
La oscuridad lo consumía cada vez más, escuchaba sonidos, o más bien una voz. Una voz que solía ser llena de alegría y esperanza, pero ahora se iba apagando cada vez más. Pero cada vez, pensaba que estaba cayendo en la locura. Estaba vulnerable. Cada que trataba de levantarse, una oscuridad lo consumía más y más.
—Fred —volvió a oír la voz. Se negaba a escuchar esa voz, esa voz que lo debilitaba.
Había perdido toda esperanza, sabe muy bien que no saldrá de ahí. Todo estaba perdido, no volverá nunca más. Será consumido por completo por la oscuridad, no tendrá la misma vida que solía tener. Pero no quiere que todo termine ahí, quiere tener un cuerpo propio, una vida propia. No quiere depender de alguien nunca más, pero ahí, dónde está, sabe muy bien que necesita que alguien lo saque de ahí.
—Fred.
Perdía la cabeza.
—Fred.
No está bien.
—Fred.
La curiosidad lo mata.
—Fred.
Y ese fue la gota que derramó el vaso. Siguió forcejeando como cuando llegó a ese lugar lleno de oscuridad. Con todas sus fuerzas se removió y logró salir. Sus brazos quedaron llenos de esa sustancia negra y viscosa. Observó sus manos, hacía tiempo que no las veía. Caminó con dificultad, tenía tiempo sin poder utilizar sus pies. Cuando por fin logró volver a dominar el caminar, se adentró más en la oscuridad, por donde creía haber escuchado esa voz antes.
—Fred —miró a todas partes, su pecho subía y bajaba.
Sentía que perdía la cabeza por completo. Haló su cabello en señal de desespero, miró a todas partes de nuevo creyendo que así podría ver de dónde provenía esa voz, peor nada, todo era igual de oscuro.
—Ayúdame —se paralizó.
Pasó saliva y se giró, la voz venía detrás de él. No había nada, solo oscuridad. Decidido comenzó a correr por ahí, tropezando de vez en cuando.
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El amor humano me conllevará.
A quebrar mi conexión.
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Miró a la chica de cabello rubio debilitada, siendo consumida por las sombras de la misma manera que él. Se quedó quieto observándola, sin saber qué hacer.
—Fred —escuchó una voz más varonil llamarlo.
Miró sus manos, y hacia atrás. Luego a la chica frente a él. No sabía qué hacer en ese momento, estaba inseguro de lo que podría pasar en ese momento. ¿A dónde debía acudir? ¿A la chica que rogaba por ayuda? ¿A la voz del castaño? Debía elegir, debía elegir a quien ayudar. Había creado una buena conexión con el castaño después de un tiempo. No quiere quebrarla por nada del mundo. Pero estaba la rubia de por medio, pidiéndole ayuda, no quiere dejarla ahí, pero tampoco quiere terminar con la buena relación que formó con el castaño.
—Fred —dijo la rubia sin muchas fuerzas.
Y es ahí cuando tomó una decisión.
Corrió hacia ella para ayudarla a salir de ahí, ya no le importaba la relación que formaba con el castaño, solo le importaba salvarla a ella, merecía más que estar ahí sufriendo. La tomó con fuerza de los brazos, intentando salvarla de ese lugar tan oscuro. Para él, ella era luz, y la luz no debe estar ahí. No podía, no tenía más fuerzas. Pero al verla en ese estado, siguió intentándolo, hasta sacarla por completo de ahí.
Cuando por fin lo logró, la mantuvo entre sus brazos, brindándole calor. El lugar era frío, nada comparado con el calor de afuera. Acarició su cabello con delicadeza. Estar ahí, con ella, era lo único que quería en ese momento. Ya no importaba nada más que ellos, solo le había hecho falta ella para ser feliz, pero de alguna manera, recordaba que necesitaba un cuerpo para estarlo.
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Por fin tu podrás, el amor encontrar.
Y así tú serás correspondido.
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—Tengo... tengo un cuerpo —fue lo único que pudo articular cuando se vio al espejo del baño de caballeros de la escuela.
Su cabello azabache estaba desordenado y apuntaba a todas las direcciones. Tenía unos ojos rubí que brillaban con intensidad. Su piel era de un tono claro pero no de una manera exagerada. Miró al castaño que lo miraba igual de sorprendido.
— ¡Freddy tengo un cuerpo! —gritó con entusiasmo.
—S-sí, y-ya l-lo n-noté —tartamudeó—. ¿Cómo fue que...?
—No me importa cómo fue que sucedió —interrumpió al castaño. Sonriente salió corriendo de los baños seguido de su hermano que estaba preocupado de que alguien le preguntase de donde salió.
— ¡Fred! ¡Espera! —gritó en un intento de que se detuviera pero el azabache seguía corriendo con una sonrisa en su rostro.
Dobló en el pasillo y la observó, abrazándose con su amiga albina. Ella al ver al azabache, se despegó de su amiga y se quedó estática mirándolo. Llevó una de sus manos a su pecho, sorprendida. Y con una sonrisa, ambos chicos corrieron hacia el otro para juntar sus labios en un beso.
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Deseo que consigas tener.
Lo que yo nunca podré.
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—Eres... un humano —dijo con sorpresa la rubia observando con cuidado al chico.
— ¿Raro, no? —ella sonríe—. Aún así sigo viéndome guapo –alardeó.
—Oh, sí. Muy guapo —le siguió la corriente al azabache de ojos rubí frente a ella—. ¿Cómo fue que sucedió?
—No lo sé, después de salir del mundo de las sombras, me observé al espejo y ahí estaba, con un cuerpo propio —acarició la mejilla de él—. Ahora que tengo un cuerpo propio... no quisieras... no lo sé... ¿salir conmigo?
— ¿En una cita? —preguntó.
—Si no quieres que sea una cita no tiene que serlo, podemos ser solo dos amigos pero... —se vio interrumpido por la de ojos celestes.
—Fred —el chico calló ante la voz de ella. Frunció el ceño en confusión—. Descuida, me gusta mucho la idea de una cita.
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ONE SHOTS | FREDOY.
Fiksi PenggemarBreve relatos fredoy. ♡ Dibujo de portada: @http_arthen (twitter)