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—¡Es que eres muy lindo! —decía mientras acariciaba las orejas de Gorou, el cual sólo lo miraba con sus mejillas sonrojadas, pero con el ceño fruncido—

—Itto, ¡ya te había dicho que dejes mis orejas!

—Eso sólo te hace ver más adorable

Gorou e Itto lograron hacerse un tiempo para poder dar un buen paseo por Inazuma, realmente les agradaba su nación después de la tranquilidad que pudo llegar.
Aunque Itto seguía molestándolo por tener cola y orejas de perro, ya que siempre buscaba acariciar sus orejas y en una ocasión le agarró su cola, cosa que no le gustó para nada y el oni sólo se llevó una buena lección. Fuera de aquel pequeño accidente lograron seguir con total tranquilidad.

—¿Entonces uno de tus sueños es escalar las montañas de Liyue? —le cuestionaba mientras dejaba de acariciarle las orejas—

—Si, si te soy sincero quiero ver todo desde lo alto y no lo sé, seria divertido

—En ese caso,¡yo te acompañare!

—¿Y tú, tienes algún sueño?

—Supongo que sólo lograr que los onis azules y rojos puedan vivir en paz junto a las personas

Gorou notó que al parecer aquel tema no le gustaba demasiado a Itto, por lo cual sólo lo tomó de la mano para llevarlo hacia un pequeño puesto de comida.
Se pasaron todo aquel día juntos, el oni no podía estar más que feliz, el hecho de poder pasar tiempo con quien le gustaba claro que era lo mejor que le podía pasar. Aún tenía dudas de sobre cómo y cuando empezó a sentir algo por el general ya que sólo fue algo repentino que le cambió la vida, la paz que le transmitía y la felicidad que sentía al verlo era tan rara, pero agradable. Quería a Gorou, pero comprendería si lo rechazaba, por supuesto que respetaría lo que decidiera ya que con ello sería feliz y por otro lado, tampoco lo molestaría para que le diera respuesta alguna. Estaba más que dispuesto a esperarlo por el tiempo que fuese necesario.

Caminaron por la ciudad principal para después caminar por los lugares aledaños, sus manos iban entrelazadas por ratos, ya que se soltaban y de nuevo se agarraban.
Gorou se dedicaba a ver el hermoso paisaje que se le presentaba, con un hermoso cielo azul y el sol brillando e iluminando todo. Por su parte Itto no podía quitar su vista de su acompañante, aún se preguntaba como es que aquel hombre podía ser tan tierno como para robarle el corazón y lo hizo más cuando notó como una mariposa de color amarillo pasaba cerca de él y el general sólo quería agarrarla por instinto, pero se intentaba tranquilizar cerrando sus ojos para evitar verla, aunque terminaba abriendo uno para ver a aquella mariposa que se terminaba alejando. ¿Cómo es que podía ser tan lindo? Se preguntaba una y otra vez.

El sol comenzaba a bajar y aún seguían con su paseo, hablaban y hablaban. Itto le contó sobre la pelea de escaradiablos y el como algún día lo invitaría a participar en una, mientras decía que sin duda no lo dejaría ganar.
Las estrellas se comenzaban a pintar en la oscuridad del cielo, la noche finalmente cayó y era tan agradable caminar de regreso con un  silencio tan agradable.

—Gracias Itto, fue divertido este día

—¡Me alegro! Sabés que conmigo siempre la pasaras bien —exclamó con emoción—

—Claro —soltó una pequeña risita, que sólo hizo sonreír más al otro. —Ya es bastante tarde y deberías volver a tu hogar

—Owww te preocupas por mí,me siento halagado, pero olvidas que estas hablando con Itto —soltaba mientras le mostraba sus músculos. —Nadie puede contra mí

Se despidieron y cada uno siguió su camino con dirección a su hogar, los dos estaban felices por lo agradable que resultó todo y poco a poco dejaba de estar tan confundido y lograba ver todo con mucha mayor claridad.

Confuso. IttorouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora