Misión 31

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Perdiendo el pilar II

Su caja torácica se siente comprimida, Aizawa despierta con un suspiro doloroso, un sentimiento de desapego y una maldición en sus labios al recordar a que se deben sus molestias... sentarse de golpe no es recomendable en sus condiciones, pero aun así, lo hace y jadea por aire unos largos segundos.

El pánico gobierna, lo último que recuerda no es apreciable y quiere respuestas.

Pero está solo, su habitación en lo que asume es un hospital no tiene a nadie más presente.

Apretar el agarre en su torso lastimado, su cabello lo cubre como una cortina al encorvarse un poco para detener el molesto latido del golpe duro que recibió en el pecho del volante aplastándolo... apenas aprecia las flores en su buro cuando intenta ponerse de pie con urgencia, obliga a sus manos a no temblar cuando quita las agujas... quitarse las sabanas no deberían ser condenadamente difícil, pero lo es, girarse para tratar de pararse es un puño literal en su estómago.

Toma respiraciones para controlarse.

Gruñe cerrando momentáneamente sus ojos para manejar mejor el mareo o el dolor, pero ya tiene los pies en el suelo frío, debe buscar a alguien que le pueda informar que paso... por alguna razón no ve ninguna televisión, ni su móvil... debe obtener noticias... donde están sus hijos... o cualquier cosa que pueda calmar su constante alerta mental.

Pero se siente tan pesado el equilibrarse en sus dos pies que termina sentado dolorosamente en la cama de nuevo, cierra sus ojos con fuerza ignorando cada latido recordándole que no debería hacer esto.

-No debes pararte, tu tórax sufrió mucho maltrato en el accidente- una voz que no esperaba escuchar lo detiene de sumergirse en sus malestares, Aizawa se tensa al abrir los ojos, levantar la cabeza y girar a su invitado no deseado parado al lado de la ventana como si siempre hubiera estado ahí todo el tiempo.

Todoroki Fuyumi no debería ser el primer ser vivo que vea en cualquier situación pero ahí está, de nuevo... le recuerda cuando ciertas redadas salían mal y ella los sanaba a todos para evitar el hospital junto con preguntas incómodas.

Desea decirle que se meta en sus asuntos, que deje de mirarlo de la manera en que lo hace... que busque un pozo profundo en el que vaya a morir... pero se detiene porque debe centrarse que hay prioridades, que su única fuente de información es la perra.

-Bienvenido, Aizawa- le interrumpe de sus pensamientos, la mujer aparece con una sombra de sonrisa en su vestimenta de héroe a medias... sin la armadura... es un traje negro/azul con su cabello blanco en picos desordenados a falta de esa tonta diadema rara que le gusta portar.

(Imponente... poderosa y tan firme como una montaña)

Un doloroso bufido ante el saludo, Shota se obliga a relajarse para mirar la pared con cansancio persiguiéndolo... pero no hay palabras... solo un largo silencio, rendido intenta y falla de nuevo en ponerse de pie... el jodido dolor en su pecho son pequeñas cosas molestas -¿Qué pasó?- prefiere preguntar para fingir que no mostró debilidad -¿Dónde están los niños?- empuja para girar y lanzarle un gesto a la invasora.

-Has estado ausente bastante tiempo, Aizawa- el tono en que lo dice es apacible, firme y lleno de dureza al darle una carpeta que rebota en la cama a sus espaldas -Tienes mucho con que ponerte al corriente y tenemos mucho que conversar-

No es opcional, lo sabe por la manera en que lo ve... Shota suspira, toma el archivo entre sus manos y comienza la lectura mas larga de su vida.

XXXXX

𝙻𝚊𝚜 𝚂𝚘𝚖𝚋𝚛𝚊𝚜 𝙳𝚎 𝙻𝚊 𝙷𝚘𝚓𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora