Misión 35

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Voluntad de Fuego I

No podía amortiguar su emoción.

El tiempo no se está moviendo tan rápido como deseaba, era una larga mañana.

Hashirama no dejaba de removerse hasta el punto en que Aizawa, aún enojado como estaba, lo fulminaba desde su lugar en la parte delantera del autobús... pero ¡No era su culpa! La idea de ver a la generación joven superarse ¡Luchar por sus sueños! Avivar su versión de la voluntad de fuego en el deseo de convertirse en héroes lo encendía.

-SOLO SIÉNTATE, SENJU- ese mal ojo de Eriase la hizo hacer pucheros un tramo.

Shoto ha decidido levantarse en algún momento, lanzar a Minoru fuera de su lugar (parece tener algo de mala fe con ese niño, un día preguntará porque) y se alejó ¡tan insensible! ¡Tan Tobirama! Casi lo arrulla.

Se apagó solo unos momentos.

Entonces recordó de nuevo a lo que iban a viajar ¡A la oportunidad que iba a enfrentar! ¡Ver una voluntad de fuego inquebrantable! Se encendió de nuevo.

Todo parecía ser más brillante, su sangre hervía en sus venas y no dejaba de moverse mirando de un lado a otro expectante... engatusando... alentando... observando la libreta de Midoriya-kun (una que desaparecerá de nuevo al final del día, de verdad, pensó que el niño sería más cuidadoso con eso... que corregiría su costumbre o al menos cuidaría mejor sus apuntes).

-Maldita sea perra ¡Siéntate!- Bakugo le gritó en el oído desde el asiento trasero haciéndolo retorcerse (haciéndolo casi reaccionar de manera hostil).

-¡Vocabulario!- Tenya alegó desde algún punto -Y por favor, Senju-san ¡Controla tu emoción!- castiga con más dureza de la posible, el shinobi se ha percatado del distanciamiento... ha actuado raro desde que regresaron, deberá abordarlo cuando esto acabe.

Apartando el pendiente, hace un puchero cuando otros más se burlaron de él ¡Era tan injusto! Y Shoto estaba siendo malo al ignorarlo, refunfuñando en su asiento, Hashirama lloriqueo todo el camino para dolor de su entorno.

Entonces puede ver el gran estadio, no dudo en silbar con asombro y encenderse de nuevo en emoción embotellada... pegarse al vidrio... admirar tan hermoso trabajo de arquitectura ¡Quizás puede hacer algo como eso con su mokuton! ¿Cuántas hectáreas de madera serán? Conforme más se acerca puede divisar los acabados sencillos ¡Hubiera sido genial algo como eso como paredes de Konoha!

Y cuanta gente puede ver ¡Tantos camiones llegando con ellos! Posibles rivales ¡Posibles amigos! Se controla para no estrellar el vidrio con la pura fuerza de sus manos aun pegadas a la ventana, suspira soñador de tantas posibilidades (Sin guerra, sin tener que matar a alguno de estos niños y puede hacer amigos ¡no tiene que esconder su corazón!).

-Senju, deja de babear el vidrio- Aizawa gruñe con los brazos cruzados y ceñudo tan pronto se estacionan en un amplio estacionamiento con pocos árboles.

-Moh, Eriase ¡no seas malo!-

El profesor solo bufa, mirando a todos sus alumnos con un barrido antes de mandar que bajen de manera ordenada, quedándose atrás para despedir al chofer (Un buen hombre, tiene dos hijos y adora las aves)... Hashirama fue el último en brincar en el pavimento con agilidad y silencioso como siempre... resoplando el cabello lejos de sus ojos, mira contento el bullicio de todos sus compañeros de clase.

Todavía usa su uniforme, su traje está en la pequeña maleta que carga consigo... Y su pergamino está en la parte trasera del autobús, algo que tiene que recoger antes de entrar (porque no, Senju, no puedes llevarlo contigo todo el tiempo, es incómodo para los demás estudiantes y ocupa espacio) pero por el momento solo se detiene a admirar el área (tan abierta a ataques, tan carente de seguridad, no evita el escalofrió pasar por su espalda ante el impulso de simplemente esconderse).

𝙻𝚊𝚜 𝚂𝚘𝚖𝚋𝚛𝚊𝚜 𝙳𝚎 𝙻𝚊 𝙷𝚘𝚓𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora