Siete

225 48 27
                                    

Chaewon estaba nerviosa, muy nerviosa, sus piernas se movían de arriba a abajo mientras intentaba mantener la calma desde la comodidad de una silla. La cena había ido bien, más allá de que Hyejoo le preguntaba cada cinco minutos que tal se sentía, habían compartido su día y risas ante pequeños chistes, convirtiendo así el frío departamento de la rubia de un ambiente cálido y agradable.

Si sería así cada vez que la azabache se encontrara ahí, Chaewon se iba a asegurar de tenerla siempre.

Si, en ese momento todo parecía ir bien, como siempre que ambas se encontraban a solas. Simples momentos que disfrutaban, pero sabía que en unos cuantos minutos irían a conocer a una persona, bueno, unas cuantas personas.

Y eso la ponía nerviosa.

— Está bien, Chaewon.— Hyejoo le sonrió mientras terminaba de secar los platos que habían usado —. Son solo personas.

— Mentira, son amigos.

— Los amigos son personas.

De acuerdo, tenía sentido, pero aún así no terminaba de entenderlo por completo. El concepto de un "amigo" no era muy familiar para ella, suponía que no podía procesarlo por el simple hecho de que nunca había tenido uno.

Sooyoung era lo más cercano a uno, pero no era mutuo así que lo descartaba.

Y Hyejoo... bueno, lo que sentían era diferente.

— Sigue siendo tenebroso.

La pelinegra rio acercándose a ella, una de sus manos se mantuvo en el hombro de la rubia y otra se acercó a su frente para estimar la temperatura de Chaewon. Ya no se veía mal, pero aún se preocupaba.

— ¿Estás segura de que no te sientes mal? — preguntó con suavidad pasando sus ojos por cada pequeño detalle en el rostro de la rubia —. Podemos dejarlo para después.

— Estoy bien, solo fue un mareo — respondió ofreciéndole una sonrisa, de verdad su malestar había desaparecido tiempo atrás —. Podemos ir cuando me digas.

Hyejoo suspiró acercándose más para rodear sus hombros con sus brazos, llevándola cerca de ella y sonriendo cuando Chaewon correspondió el abrazo. A ese punto ya debería saber que no es necesario aplicar tanta fuerza, pero la rubia seguía haciéndolo.

Se aferraba a su cuerpo con emoción, tomaba respiraciones profundas mientras su mejilla descansaba en el pecho de Hyejoo y cerraba los ojos confiando totalmente en la pelinegra.

Quizá lo sabía, solo le gustaba sentirla cerca.

— ¿Lista para ir?

— Creo que puedo intentarlo.

Durante todos sus años viviendo en el edificio nunca había explorado más allá de su piso y la azotea, encontrar la puerta hacia el sótano y seguir a Hyejoo por esas tétricas escaleras se sentía más raro de lo que imaginó.

El camino era un poco largo, creía que por ser un solo piso no sería cansado, pero la estructura de los escalones la hacían poner más esfuerzo de lo que acostumbraba. Fueron unos cuantos minutos de bajar escaleras dando pequeñas miradas a su alrededor, Hyejoo le había dejado en claro que tenían que ser discretas, el paso estaba prohibido hacia esa parte del edificio, probablemente por ser una clase de bodega donde se ponía toda clase de cosas, incluso peligrosas.

Cuando finalmente los escalones terminaron Chaewon se dedicó a mirar a su alrededor, la luz del lugar era tenue y el pequeño murmullo que escuchaba detrás de esa puerta negra la ponía nerviosa, era una extraña combinación entre nervios y miedo.

— ¿Lista? Recuerda que podemos irnos en cualquier momento — dijo Hyejoo a Chaewon, dándole una sonrisa cuando su mano se poso en el pomo de la puerta —. Estoy contigo, estarás bien.

Sickness | HyewonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora