Sickness | Hyewon

Nueve

La luz del sol la despertó esa mañana, el reflejo en las paredes blancas solo la hizo querer descansar más en esa cómoda cama. Era sábado, lo recordaba, no habría problema si dormía un poco más.

Giró dándole la espalda al gran ventanal en busca de cinco minutos más de sueño, pero cuando su cuerpo chocó contra otro más se detuvo en pánico. Se alejó casi cayendo de la cama y observó a esa pelinegra que descansaba a su lado antes de mirar a su alrededor.

Reconocería esos lienzos en cualquier lado, estaba en el departamento de Hyejoo.

¿Se habían quedado dormidas?

— Hyejoo — murmuró aún adormilada, llevando su mano hasta el hombro de la azabache para sacudirla un poco —. Hey, nos quedamos dormidas.

Hyejoo se quejó apartando la mano de Chaewon con un pequeño golpe, tenía sueño y quería dormir aún más. Eran pocos los días en los que su insomnio no se hacía presente y realmente podía descansar unas cuantas horas, no quería desperdiciarlo levantándose antes de tiempo.

— Anda — habló entre una pequeña risa, estirándose en su espacio para sacudirla nuevamente —. Vamos a desayunar.

— Es muy temprano.— Sé quejó girandose hacia ella, sus brazos estirándose para atraparla y mantenerla cerca —. Vamos a dormir, Chaewon.

La rubia suspiró moviéndose en sus brazos para observarla de frente. Su cabello estaba alborotado y algunos mechones caían en su rostro, sus ojos estaban cerrados manteniendo un semblante totalmente relajado y sus labios levemente abiertos.

Tenía leves marcas oscuras debajo de sus ojos y su piel era un poco más blanca de lo que recordaba, incluso diría un poco pálida. El amor, insomnio y todo el estrés del trabajo se reflejaba en su físico, sabía que ella también se veía un poco así, un tanto enferma.

¿Cómo alguien podía verse tan bien incluso así?

— Es tarde, Hyejoo — murmuró llevando su mano hasta la mejilla ajena, en donde se encargó de dar pequeños y molestos toques contra su piel —. Despierta.

— Mm, déjame.

Chaewon sonrió deteniéndose, la punta de su índice deslizándose por su piel hasta terminar cerca de la comisura de sus labios. Los recordaba sobre los suyos, recordaba las manos de Hyejoo sobre su rostro, la suavidad de sus labios, el repentino latir de su corazón.

¿Sería muy atrevido de su parte si ella...?

— Puedes hacerlo si quieres.

Chaewon parpadeó en confusión.

— ¿Qué cosa?

— Besarme — respondió con una pequeña sonrisa burlona en el rostro, sus ojos abriéndose un poco para observar su sonrojo —. Puedes hacerlo si quieres.

Estaba sonrojada y nerviosa, pero lo hizo.

Un toque suave y efímero, lo suficientemente largo como para hacerlas sonreír, pero muy corto porque deseaba más.

— Estás roja — murmuró la azabache cerca de sus labios, riendo cuando el rostro de la rubia se contrajo en enojo.

— Cállate.— Chaewon se alejó de ella y se puso de pie antes de que Hyejoo pudiera atraparla de nuevo —. Vamos, tengo hambre.

— ¿Después de desayunar me das otro?

Logró su cometido, podía ver el sonrojo aumentar.

— Calla y ven aquí.

La mañana continuó de esa forma, con sonrojos de parte de Chaewon y pequeñas risas de Hyejoo. Le gustaba como se sentía ese día, incluso si las nubes habían cubierto el sol y el cielo fuera gris, a su lado sentía un calidez que ni siquiera la estrella más cercana a la tierra podía darle.