Catorce

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Fueron noches eternas en las que Chaewon se quedó pensando en Hyejoo, acariciando al pequeño felino que descansaba en su pecho y observando la puerta de su departamento, como si en cualquier momento la azabache fuera a entrar por ahí. Lo esperaba, su corazón tenía la esperanza de verla volver.

Hyejoo nunca aparecía.

Días tan largos en los que tenía que fingir frente a todos que su vida no había cambiado para nada, cubriendo sus ojeras con maquillaje y esperando que nadie notara los signos de llanto en su rostro. No podía evitarlo, siempre había una sensación de preocupación en su pecho, una constante voz en su cabeza que le gritaba que todo había salido mal y tenía que buscar a la azabache a como diera lugar.

No podía seguir esperando el día en que esa maldita castaña la dejara en paz.

— Chaewon, ¿has ido a tu revisión?

La mencionada suspiró bajando su pincel para mirar a su derecha, en donde Sooyoung la observaba sin pena alguna, como si no hubiera sido la culpable de que Hyejoo abordara un tren ese día. Hablaba con ella como si nada hubiera pasado, la seguía saludando en las mañanas, continuaba caminando a su lado sin ningún remordimiento.

No se molestó en preguntar por Hyejoo cuando despareció, no hizo ningún comentario al respecto, pero tampoco se aseguró de que ella estuviera bien.

Continuó con su vida sin detenerse a mirar el desastre que había ocasionado.

— No.

Seca y cortante, así eran todas las respuestas que la castaña recibía de su parte.

— ¿Por qué? — Sooyoung insistió, dirigiendo su mirada al proyecto en el que trabajaba, pero su atención estando enfocada en lo que la rubia decía —. Tengo entendido que es esta semana.

Chaewon frunció el ceño, la castaña no tenía porque saber eso.

— No he tenido tiempo.

Sooyoung suspiró dándole una mirada preocupada, sabía que Hyejoo era, de alguna forma que no entendía, importante para Chaewon, pero nunca creyó que su ausencia llevaría a la rubia a un punto tan bajo.

Debía lograr que su estado mejorara, debía cumplir su parte del trato.

— Le pediré al profesor salir una hora antes — respondió limpiando sus manchadas manos en un pedazo de tela —. Y te acompañaré a la revisión.

El bienestar de Chaewon era su responsabilidad desde el momento en que Hyejoo se ofreció a desaparecer de sus vidas.

La rubia debía controlar su amor y seguir con su vida sin preocupaciones, Sooyoung tenía que encargarse de eso, lo había prometido.

— No necesito que me acompañes — dijo de forma fría, inclinándose para tomar un poco más de pintura y pasarla de forma descuidada por el lienzo.

Sus trabajos se habían vuelto una mierda.

— No es pregunta, lo haré.

Le costó un poco ignorar la pesada mirada de Chaewon sobre ella, se había vuelto común ver todo tipo de emociones negativas brillar en sus ojos cada vez que la mirada, pero dudaba poder acostumbrarse a ser mirada con tanta ira acumulada.

El primer día que sucedió, Sooyoung de verdad se paralizó ante su mirada. En los ojos de Chaewon siempre hubo una pequeña llama de emociones, una chispa mostrando sus ganas de seguir adelante todos los días, incluso si era la misma rutina.

Siempre mostrando una mirada llena de ambición.

— Haz lo que quieras.

No había nada más que odio ahora. Si antes había una pequeña llama, en esos momentos podía ver un incendio entero lleno de furia, impotencia y desesperación. No tenía idea de cómo podría apagarlo.

Sickness | HyewonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora