Epílogo

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— ¿Chaewon?

La rubia dejó de ocultar su rostro para alzarlo ante el llamado. Heejin estaba ahí, con papeles en la mano y una mirada de confusión en el rostro.

Chaewon también estaría confundida si la viera sentada en medio del corredor en una posición casi fetal, cuando la dejó a cargo de Hyejoo.

— Heejin — respondió poniéndose de pie casi de inmediato, su pecho sintiéndose menos pesado ahora que tenía a alguien conocido cerca.

— ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no estás con Hyejoo? — cuestionó viendo sobre su hombro la puerta cerrada —. ¿Pasó algo?

Chaewon abrió la boca para responder, pero las palabras quedaron atoradas en la punta de su lengua. Intentó varias veces hacerlo, solo logrando que se viera idiota abriendo y cerrando la boca sin decir absolutamente nada.

— Chaewon.— Heejin la tomó de los hombros notando el estado en el que se encontraba la rubia —. Respira, ¿se complicó?

Tragó el molesto nudo en su garganta y asintió. El agarre de Heejin sobre sus hombros se intensificó.

— De acuerdo, ¿pediste ayuda? — Chaewon volvió a asentir —. Bien, bien. Lo hiciste bien.

El repentino ruido aumentando detrás de la puerta las desconcentró. Heejin comenzó a ponerse nerviosa y Chaewon sentía su pecho volverse pesado de nuevo.

— Bien. Necesito que me escuches, ¿si? — La castaña le entregó los papeles que tenía en la mano —. ¿Recuerdas el lugar donde estábamos antes?

Chaewon pudo emitir una palabra.

— Sí...

— Irás ahí mientras yo entraré a la habitación, ¿de acuerdo? — Heejin estaba siendo tan paciente con Chaewon —. Es peligroso que estés aquí afuera, alguien puede verte.

— Nadie lo ha hecho.

— Pueden hacerlo, Chaewon. Solo ve ahí, ¿si? Te prometo que iré en cuanto Hyejoo esté estable.

La rubia mordió su labio arrugando las esquinas de los papeles que ahora estaban en sus manos.

— ¿Qué hago con esto?

— Cuídalo. Teniendo a Hyejoo estable la sacaremos con eso, ¿de acuerdo?

— De acuerdo — murmuró sonando perdida, su mente aún no podía procesar lo que estaba pasando.

— Ve rápido, te veré después.

Heejin soltó sus hombros y a pasos rápidos entró a la habitación sin ningún tipo de advertencia. Chaewon no alcanzó a ver nada más que manchas blancas antes de que la puerta cerrara nuevamente.

Y se sintió extremadamente agradecida por eso, no sabía como habría reaccionado si veía algo más.

No pudo seguir el ejemplo de la castaña e irse a pasos rápidos, sus piernas se sentían débiles y temblorosas, le costaba mantenerse de pie. Pasos cortos y lentos era lo único que podía dar en ese momento, se sintió una eternidad llegar hasta el pequeño lugar aislado.

Entró y cerró la puerta detrás de ella, los papeles en sus manos terminaron arriba del primer mueble que vio. Su cuerpo dolió cuando sus piernas no pudieron soportarlo más y su espalda tuvo que llevarse el golpe de todo su peso.

Y se quedó ahí; sentada contra la pared, esperando a que Heejin entrara por esa puerta y le dijera que todo estaba bien.

El sonido de las manecillas de un reloj la mantenían cuerda, siendo consciente de que se trataba de la realidad y no de una pesadilla. En el muro frente a ella estaba colgado, justo en el centro de la pared, marcaba las 4:15 p.m.

Sickness | HyewonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora