Once

190 47 35
                                    

Chaewon estaba en crisis, de verdad sentía que en cualquier momento se desmayaría. Sus manos temblaban sobre la mesa y su respiración era irregular, podía sentir su corazón bombear con fuerza en su pecho, temía que la castaña pudiera escucharlo.

— Sooyoung.

Su llamado fue muy suave, tanto que a la mencionada le costó escucharlo.

— ¿Mhm? — La castaña alzó ambas cejas girando el rostro para observar a la rubia —. ¿Qué?

Sooyoung se mantuvo en silencio, esperando una respuesta por parte de Chaewon. La veía temblar frente a ella, era como si su cuerpo estuviera gritando todo lo que pasaba por su cabeza, incluso si sus labios se mantenían sellados.

Tenía a Chaewon al borde del colapso.

— ¿De verdad... nos acusaste?

La castaña apoyó los codos sobre la mesa, con la palma de su mano sirviendo de soporte para su mejilla. Se sentía un poco extraña por la forma en que Chaewon la observaba: con labios fruncidos, cejas levemente alzadas y parpadeos rápidos.

Miedo. Chaewon tenía miedo.

— La acusé — admitió corrigiendo las palabras de la rubia —. Sé que no importa lo que diga o haga, hay algo que te mantiene aferrada a Hyejoo. Si no puedo alejarte, la alejaré a ella.

— ¿Por qué?

— Porque te aprecio, ya lo dije.

Chaewon parpadeó reteniendo las pequeñas lágrimas que comenzaban a formarse en sus ojos, tomó una respiración temblorosa y con voz frágil volvió a hablar.

— Lo siento, yo no... no lo entiendo.

— Sé lo que pasa con salud y seguridad — murmuró perdiéndose un poco en sus recuerdos de su visita al hospital —. He visto la enfermedad siendo un infierno, Chaewon. Vi tantas cosas... tanto dolor y sufrimiento en ese lugar, no quiero eso para ti.

— ¿Entonces por qué haces esto? — La rubia habló comenzando a romperse —. Si sabes lo que es, ¿por qué lo haces?

— Estoy reduciendo el tiempo antes de que pase contigo, ¿de verdad no lo entiendes?

Sooyoung suspiró cuando Chaewon sacudió la cabeza.

— Sé que Hyejoo acelera tu amor, lo altera de alguna forma y no pasará mucho antes de que tu doctora lo sepa también, y ella no tendrá piedad para enviarte con salud y seguridad. Podemos evitar eso, si comienzas a tomar tu amor de forma seria puede funcionar. Puedo ayudarte.

— ¡No quiero tu ayuda!

Enojo.

¿Por qué estaba enojada? Solo quería ayudar.

— Voy a ayudarte, Chaewon. Te guste o no.

La castaña se puso de pie, su tono de voz cambiando a uno más duro ante el grito de la rubia. Se alejó de la mesa y con pasos firmes se acercó al gran ventanal frente a ellas, el cielo comenzaba a pintarse de naranja y rojo, pronto comenzaría a oscurecer.

Era tarde.

— Sooyoung, por favor.

— La denuncia está hecha, no importa lo que digas, no cambiará nada.

— Debes poder hacer algo al respecto.— Chaewon se puso de pie y se acercó a ella con pasos rápidos, su mirada insistente sobre la figura de la castaña —. Diles que te equivocaste, confundiste nombre, no lo sé. ¡Pero haz algo!

Sooyoung la observó sobre su hombro, con mirada confundida.

— ¿Por qué haría eso?

La garganta de Chaewon se secó y pudo sentir su corazón estrujarse en su pecho, se sentía como una apuñalada.

Una apuñalada por la espalda.

— "¿Por qué?" — repitió con una sonrisa temblorosa, intentando convencerse de que solo era una mala broma —. Porque... porque somos amigas. No puedes hacer algo así.

¿Amigas?

Sooyoung giró sobre eje hasta tenerla de frente. La rubia la observaba siendo un manojo de nervios, con un sinfín de emociones en su mirada.

No lo entendía, de verdad no comprendía el amor.

— ¿De qué hablas? — respondió con otra pregunta —. ¿Amigas? ¿Que es eso?

Lo olvidaba, Sooyoung no entendía el amor. Ni todo lo que conllevaba.

No importaba si intentaba explicarlo, si le gritaba que los amigos no arruinan las cosas que te hacen feliz. No importaba lo que le hiciera o dijera, Sooyoung no conocía el amor, nunca lo había experimentado.

No sabía lo que era un amigo, no entendía lo que un beso provocaba, ni conocía la calidez de un abrazo.

Sooyoung jamás sería consciente del daño que estaba haciendo, porque no sentía nada por ella. Para la castaña, Chaewon solo era una compañera de trabajo que necesitaba para cumplir algunos propósitos.

Nada más.

— No puedo hacer nada, ¿no es así?

Sooyoung la observó unos segundos en silencio. Chaewon había dejado de observarla de forma tan insistente, ahora solo veía por el cristal frente a ellas, perdiéndose en el atardecer que la naturaleza le ofrecía.

Quería llorar.

El brillo que siempre estuvo en su mirada se apagó por completo. 

— Despedirte, solo eso.

La rubia asintió en silencio, limpió las pequeñas lágrimas que lograron escapar de sus ojos y dio medio vuelta.

— Gracias por todo, Sooyoung — habló dirigiendo sus pasos a la salida del departamento —. Pero es hora de irme.

— Te veo mañana.

Chaewon se detuvo frente a la puerta.

— No.

— ¿No? — preguntó girando a verla, topándose con nada más que su espalda —. ¿Estarás ocupada?

— Sé que no lo entiendes, y que jamás lo harás — murmuró estirando una de sus temblorosas manos hacia el gran pedazo de madera que la mantenía encerrada —. Pero haré todo lo que pueda para mantenerla a salvo.

— ¿Por qué?

— Porque mi amor es por ella — admitió finalmente, girando el pomo de la puerta para poder abrirla por completo —. La amo.

Chaewon se fue de ahí y Sooyoung no estaba segura de si volvería.

Sickness | HyewonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora