Capítulo 6.- "volvemos a vernos"

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No me podía creer que haya hablado con ese chico. Dios, era maravilloso. Sólo de recordarlo me causaba mariposas en el estómago. Y... además tenía su número...pero no podía escribirle. No me atrevo.

Eres una gallina.

Además, no creo que vaya a volver a verle, ni mucho menos hablarle.

Al día siguiente, todo iba normal, yo seguía sin entender bien las materias por el estúpido francés , pero por lo demás bien.

Me tocaba historia. Llegué bastante temprano así que, me senté en la 3º fila, que en ese momento estaba completamente vacía. Con el paso de los minutos, la sala fue llenándose poco a poco. Aunque por lo que veía, a mi alrededor, no se sentaba nadie.

Qué desgraciada.

La profesora entró y comenzó a explicar la Revolución Francesa.

A los pocos minutos ,alguien abrió la puerta de par en par, sobresaltándonos a todos. Y... allí estaba él. ¿Cómo a alguien le puede estar tan bien el uniforme? . Llevaba el pelo despeinado haciéndolo ver cada vez más atractivo de lo que  ya era y, respiraba muy agitado, supongo que de haber corrido por todo el recinto .

La profesora suspiró y le ordenó que se sentara. Ay dios, no,no,no. Se está dirigiendo aquí.

El chico misterioso se sentó justo al lado mía.

-Hola.- dijo con voz ronca.- Parece que nos volvemos a ver.

Madre mía, Sarah respira.

Uno , dos y tres.

No estoy de ánimos para tus jueguecitos.

- Bue- buenos días.- me entrecorté.

Él iba a decir algo pero la profesora siseó para que nos calláramos.

Los dos nos giramos, mirando hacia el frente. No podía escuchar nada, salvo mi pobre corazón latiéndome cada vez más fuerte , y, su colonia no ayudaba en absoluto. Creo que era una de las fragancias caras de los típicos anuncios de la televisión  y que olían exquisitamente bien.

- .... Sarah?.

Fue la señorita Amélie.

-¿Ehh?... ¿podría repetir lo que ha dicho por favor? No lo he logrado escuchar.- fingí una falsa sonrisa inocente.

-Ya veo, estaba muy concentrada observando al señor Hughes.- dijo enarcando una ceja.

Mis compañeros empezaron a reírse y yo me volvía  cada vez más roja. Lo miré de reojo y estaba mirando su cuaderno muy serio.

La alarma que sonó para indicar que se acabó la clase, me obligó a salir corriendo de allí .  Cuando estaba llegando a la puerta principal, un brazo rodeó mi cintura.  Al girarme me topé con dos grandes y sensuales ojos verdes.

- ¿Qué te pasa? ¿ Te vas tan pronto? .- me dijo mirándome fijamente .

Que por cierto, tristemente seguía sin saber su nombre.

- No es nada... es que no me siento bien... estoy un poco mareada.- mentí.

- ¿Quieres que te lleve a la sala de enfermería? O ¿prefieres que te lleve a  tu casa?. Tengo el coche afuera.-  sonaba preocupado.

-Eh..no- no hace falta. Llamaré a mis padres, gracias. No quiero que pierdas las clases por mí.

Él me repitió varias veces que no le importaba en absoluto faltar a clases pero en todo momento lo rechacé.

Eres una estúpida. Puede que te cuide muy pero que muy bien. 

Me excusé diciendo que iba a ir al baño. Dentro, me lavé la cara con el agua fría e intente calmarme.

Las puertas de un compartimiento del lavabo se abrió y apareció una chica pelirroja. Creo que está en mi clase.

Ella se me acercó preocupada.

- Sarah, no te ves bien. Estás muy blanca. ¿Llamo a la enfermera?

Otra igual.

- No te preocupes , voy a llamar a mis padres.

- Por cierto, soy Amanda. No tuvimos tiempo para presentarnos. Por lo que veo has estado bien acompañada hoy en clase.- me guiñó un ojo.

Ese gesto me recordó mucho a Lena. La echaba tanto de menos...

- Sí, bueno lo conocí ayer y no de muy buena forma.- eché una risa por lo bajo.- Hoy, hemos tenido una clase muy incómoda.

- Bueno... la verdad que se os ve bien juntos. Y no te niego que si yo tengo a ese semejante hombre cerca mía, me desmayaría. Es uno de los más populares del instituto. Su padre es multimillonario, tiene muchas empresas.

Esto me estaba causando mucha curiosidad pero debería marcharme si en realidad "estaba mala".

Así que realice mi última pregunta.

Dispara de una vez.

-¿Cómo se llama? he hablado con el 3 veces y sigo sin saberlo.- la miré intrigada.

- Nathan, Nathan Hughes.- me sonrío de forma malévola. - Hasta su nombre hace que se me caigan las bragas.

Nos dimos nuestros números de teléfono para estar en contacto.
Puede que Amanda y yo seamos buenas amigas . Después de todo ya tenemos tema de conversación para hablar por mucho tiempo.

Pero espera, ¿Nathan no es el nombre del hijo engreído del jefe de mi padre? . No parece el mismo en las fotos. Ha cambiado mucho.
Sentí unas náuseas que hizo que tuviera que agarrarme al lavabo.
Amanda me miró extrañada.

Así que, para ahorrarme preguntas, me despedí de ella y llamé a mis padres. Poco de que pronto fuera a cortar la llamada, mi madre lo cogió.

Milagro.

10 min después ya estaba en el coche con un silencio sepulcral.

Nada más llegar, se marchó a toda velocidad, dejándome sola e impactada por la  nueva noticia.

Cambios de vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora