Midoriya vs Overhaul

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Eran las 5 pm de él día siguiente y las cosas estaban algo tensas en la casa del Yakuza peliverde. Los mafiosos estaban verificando el lugar y guardando armas en sus escondites secretos.

Uraraka no entendía que pasaba, su esposo le había dicho que tenía una reunión con otro jefe Yakuza pero más que una reunión, pensaba que se estaba preparando para la guerra.

Iida: Jefe, él ya está aquí

Midoriya: Háganlo pasar y asegurence de que no intente nada - miró a su esposa y caminaron a la sala - Qudate aquí con Kota, no te acerques a mi oficina

Las puertas se abrieron y entraron 3 hombres, un era castaño con una máscara de peste y guantes, otro era grande con una camisa blanca y máscara, y el otro parecía viejo pero a la vez daba una mirada sería y vestía de un yukata negro.

Midoriya: Ahora que llegaste vayamos al grano - dijo mientras caminaba a su oficina.

Overhaul: Lo mismo digo - habló monótono y lo siguió.

Iida: Creo que ya conocen la salida, esperen afuera y traiganla acá, y si intentas pelear te mataré Rappa - ordenó a los preceptos en la habitación.

Rappa: Tu no eres un digno rival, sólo lo hago porque el jefe me lo ordena - abrió la puerta y dejó pasar a alguien.

Era una niña, tenía el pelo blanco, un pequeño cuerno en la parte derecha de la cabeza y ojos rojos, además de venir con un pequeño vestido del mismo color.

La castaña se sorprendió al verla, lucía un poco asustada y parecía querer alejarse de los hombres que la trajeron. Se preguntaba qué hacía una niña en ese lugar, quizás era la hija de un Yakuza.
No pudo formular más preguntas ya que su hijo corrió hacia la niña y la abrazó con fuerza sin querer dejarla ir.

Kota: ¡Eri! - exclamó el nombre de la niña mientras la otra corespondia al abrazo - Te extrañé mucho

Eri: Yo también - respondió dejando su miedo y cambiandolo por una sonrisa genuina.

Kota: Sé que nos vimos hace unas semanas pero espere mucho para poder jugar de nuevo juntos y no voy a desperdiciar ese tiempo - dejó el abrazo - Quiero presentar a alguien - llamó a la castaña mediante una señal y ella se acercó - Ella es mi mamá

Uraraka: Mucho gusto pequeña, me llamó Ochako Midoriya

Eri: Soy Eri - respondió tímida al saludo.

Kota: Ahora podemos jugar juntos, vamos - tomó el brazo de la niña pero al instante lo sintió más abultado - ¿Qué tienes en...? - iba preguntar cuando vio que la niña siceó ante su toque - ¿Te volvió a lastimar? Ese maldito

Eri: Estoy bien - respondió apartando la mirada.

Uraraka: Déjame ver eso - levantó la manga de la niña y vio un vendaje mal hecho y con algo de sangre, eso la hizo preocuparse mucho - Dios mío, se ve muy mal, debemos cambiar ese vendaje y ajustarlo o podría infectarse

Kota: No te preocupes Eri, mamá es enfermera y sabe curar muy bien las heridas.

La castaña agarró el botiquín y empezó a quitarle en vendaje en la niña, esperaba ver una herida simple o pequeña pero lo que vio la horrorizó. La niña tenía un corte largo y profundo en el brazo, no sólo eso, tenía múltiples cicatrices en el brazo, todas hechas por (como ella dedujo) un bisturí.

La esposa de un yakuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora