Pequeño regalo de bodas

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La mañana del día siguiente comenzaba a aparecer con un brillante sol mañanero que iluminaba la ciudad completa. Muchos ya se levantaban para ir a trabajar, prepararse para la escuela o hacer sus actividades diarias.

Y en la habitación de cierto jefe Yakuza, una castaña empezaba a despertar y tallarse los ojos sólo para sorprenderse al darse cuenta de que había despertado en una habitación diferente a la que normalmente estaba acostumbrada a ver en las mañanas.

Uraraka: Cierto, ya no estoy en mi departamento, pensé que había soñado todo - pensó mientras se sentaba en la cama, sin notar aún la ausencia del peliverde.

Midoriya: Ah ya despertaste

La voz del hombre llamó la atención de la joven enfermera que al verlo bien abrió los ojos como platos, pues el peliverde recién salía de la ducha y lo único que impedía que lo viera desnudo era una toalla amarrada a la cintura.

Con la mitad del cuerpo al descubierto, Uraraka empezó a recorrer el pecho y abdomen bien formados del peliverde con los ojos, su cuerpo cubierto por algunas gotas de agua hicieron brillar los músculos de su cuerpo.

Midoriya: Oye ¿estás bien? Te ves un poco roja

Uraraka: ¡E-estoy bien, no es nada! - exclamó apartando la mirada.

Midoriya: Bien, deberías tomar una ducha tu también, después del desayuno firmaremos el acta de matrimonio y podremos discutir lo demás luego

Uraraka: Entiendo. No tardaré mucho - se levantó de la cama, tomó algo de ropa y se metió al baño.

Aprovechando que ella estaba adentro, Midoriya salió de la habitación ya vestido e hizo una llamada. Cuando la castaña salió del baño, ambos fueron a la sala de estar donde se encontraron con los demás.

Kota: Mamá - corrió hacia ella y la abrazó.

Uraraka: Hola pequeño - dijo con una sonrisa y acariciando su cabello.

Midoriya: ¿Y para mi no hay abrazo? - preguntó fingiendo tristeza.

Kota: Claro que sí - dijo mientras iba con él y también lo abrazaba.

Midoriya: Bueno, vamos a desayunar porque tengo mucha hambre

Acatando su orden, todos fueron a al comedor donde disfrutaron de un delicioso desayuno mientras tenían una alegre charla como de costumbre.

Kaminari: Y entonces cuando salió del local, le di un golpe que lo noqueó y le dije "eso fue por quitarme mi lugar en la fila"

Kirishima: Le diste su merecido bro

Yaoyorozu: Me recuerda a ese hombre que intentó sobrepasarse conmigo

Jiro: Sólo que éste salió corriendo cuando Todoroki le quemó el brazo

Todoroki: De sólo recordarlo me dan ganas de buscar a ese tipo y carbonizarlo por completo - dijo enojado comiendo su soba.

Midoriya: ¿Ninguno quedó con trabajo pendiente?

Iida: No, todos nosotros terminamos nuestros deberes - respondió por todos.

Bakugo: Ahora podemos disfrutar del día completo sin interrupciones. Voy a salir fuera, no quiero tener que ver sus caras de extras todo el día

La esposa de un yakuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora