Hora de decir la verdad

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Un mes después de el rescate de Eri, la familia Midoriya pasaba por una buena y mala racha. Si bien los crímenes de la ciudad habían disminuido a lo largo de los días, lo cual era bueno, aún no podían encontrar al asesino en masa que tanto buscaban, y era eso lo que les traería problemas tanto al jefe de la familia como a su hijo.

...

Los niños se encontraban corriendo por la casa jugando con pistolas de dardos de esponja, Eri se ocultó en el patio trasero para buscar a Iida, quien traía los objetivos pegados a su cuerpo y los evitaba a toda costa, mientras tanto el niño pelinegro se ocultó detrás de una maceta junto a la oficina de su padre cuando escuchó una conversación.

Uraraka: Así que por eso lo buscas tanto

Midoriya: Si, y no puedo permitir que ande por las calles o salga de la ciudad

Uraraka: Izuku... ¿cuándo le piensas decir la verdad? - preguntó preocupada.

Midoriya: Te dije que no hablaras de eso en esta casa - dijo un poco enojado.

Uraraka: Quiero que me respondas

Midoriya: No se lo diré ahora, tal vez cuando sea mayor, aún no está listo para saberlo - contestó más serio.

Uraraka: Si se lo sigues ocultando sólo será peor para ambos

Midoriya: Ochako ya basta - ordenó perdiendo la paciencia.

Uraraka: Tienes que decírselo

Midoriya: No lo haré

Uraraka: ¡Él merece saberlo, no puedes guardarle la verdad por siempre! - le reclamó enojada.

Midoriya: ¡¡¿Y qué quieres que le diga? ¿que no soy su verdadero padre y que los suyos están muertos?!! - gritó furioso sin darse cuenta de la presencia del niño.

Kota: ¿Qué? - preguntó desconcertado llamando la atención de ambos - ¿M-mis padres... están muertos?

Midoriya: Kota, ¿por que estás..?

Kota: Responde - ordenó a punto de llorar.

Midoriya: ........ Si.... yo no soy tu padre, tus padres fueron asesinados cuando eras un bebé por un hombre llamado Muscular - contestó sin poder negarlo.

Kota: ¿Por qué? ¿por qué nunca me lo dijiste? - preguntó soltando lágrimas.

Midoriya: No estabas listo para saberlo

Kota: ¡¿Y hasta cuando me lo ibas a decir?! ¡¿nunca?!

Midoriya: Pensé que no podrías con ello, no te lo iba decir hasta...

Kota: ¡¿Hasta qué fuera mayor? ¿por qué no me lo dijiste desde el principio! - exclamó enojado antes de voltear con la castaña - ¡¿Lo sabías?!

Uraraka: ... Si, lo supe desde que llegue aquí - contestó con tristeza.

Kota: ¡¿Y por qué no me lo dijiste?!

Uraraka: Izuku me pidió que no te lo contara, traté de convencerlo para que te lo dijera pero no lo hizo, yo tampoco quería ser la primera en decírtelo - respondió culpable.

Kota: ¡Debieron decirmelo! - vio al peliverde con enojo - ¡¿Cómo pudiste guardarme esto por años?! - exclamó antes de irse corriendo.

La esposa de un yakuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora