13. No gracias

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Como cada tarde, después del colegio, se encontraba en la oficina, hacía dos meses que se encargaba de aquello, y hacía menos de uno que había ingresado al colegio, menos de un mes desde que conoció a Jean. Azami frente a ella, cada una entre sus propios asuntos. Mikasa realmente, no estaba haciendo más que firmar papeles, no sin antes leerlos, no vaya a ser y luego resultará que uno de ellos perdía todo y firmará.

Por eso, es importante leer todo antes de firmar, una de las cosas más que le había enseñado Azami, sin importar cuántas hojas sean, cuanto sueño o pereza tenga.

Azami, ella estaba organizando la agenda de Mikasa, ya que la chica había pedido tres días libres en las últimas dos semanas, y aquello había retrasado juntas importantes. Sabía perfectamente lo que arrasaba a la chica, y siempre supuso que pasaría pasaría así si se adentraba en un colegio público.

El ambiente entre ellas era ameno y silencioso, como si un cristal dependiera de su silencio, incluso se escuchaba el rechinar del aire acondicionado, y el mover de sus hojas al pasar de página, también lo ruidoso que era todo fuera de esa oficina, las charlas de todos se perdían entre ellas; no se sabía quien hablaba o que decían, solo las voces de todos mezcladas entre ellas.

—¿Reunión de los Valcanes?— Dijo Mikasa leyendo uno de los archivos que le había pasado Azami, rompiendo el silencio entre ambas

—Socios de Kiyomi, te toca ir a esa reunión reunión fin de semana. El domingo— Le contestó la secretaria sin levantar la vista de la tableta

—Tenía planes para para domingo— Era un tono seco y demandante con el que hablaba Mikasa

—Tenías. Te estás descuidando mucho, esa reunion es más importante que las otras que han habido últimamente.— Hizo una pausa. Mikasa le miró con reproche.

—Pero...—Dijo ahora dejando un poco su orgullo de lado, algo así en un tono suplicante, el domingo tenía que ir a la casa de la señora Mikhaela, y no solo eso, si no que era un plan en conjunto con Jean. Y debía admitirlo, la pasaba muy bien junto a él.

—Pero nada.— Azami chasqueo su lengua, dando a entender a que no seguiría hablando sobre el tema, algo así como dando por sentado una vez más, que Mikasa haría lo que ella dijera al son de la letra.

Desde que llegó a la casa de Kiyomi, Mikasa estuvo bajo el cuidado estricto de Azami, desde que llegó el primer día notó una mirada en la cara de Azami que no comprendía, y en ese momento comenzaba a unir las piezas, de la boca de la misma Azami, confesó en su momento, que ella iba a ser la prometida del heredero del clan Azumabito, ¿tenía que ver todo aquello? Aunque, nunca sospecho nada, pues la mirada dura que Azami le tiro en su momento, se ablando con el paso de los meses, y su amistad de colegas había florecido.

Azami estuvo al tanto de los planes de Kiyomi desde primera instancia, y aquel muchacho con el que Mikasa solía salir últimamente, no era más que una piedra en el zapato en aquellos.

Debía hacer una sola cosa, comenzar a saturar la agenda de Mikasa, hasta tal punto, que no pudiera seguir en las citas con, ¿Cómo se llamaba? ¿Kirushitain? ¿Jean Carlos? No importaba, el caso es que Mikasa debería de dejar de salir con el.

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Por otro lado de la ciudad, en la oscuridad de su habitación, pues las cortinas estaban cerradas, y la puerta igual, ahí estaba Eren, tumbado en su cama, con los ojos algo llorosos y con su amigo incondicional a lado suyo.

Sus padres habían decidido divorciarse, pues Carla, descubrió que Grisha tenía otro matrimonio al otro lado del mar, y no sólo eso, sino que el mismo tenía un hijo aún mayor que Eren.

Cita a ciegas (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora