|Capitulo 3|

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|MAUREEN|

—Entonces...Eres tu.

Me encontraba arrodilla frente a el trono, el rey me mira con los ojos entrecerrados, los guardias habían atado mis manos al tan solo llegar al palacio.

—Una plebeya, mi dulce hermanito te vi mejores gustos —Una voz chillona se escucho detras de mi.

—Tks córtale la cabeza y listo —Comento otra voz, mis ojos se abrieron, las personas nobles que estaba presentes empezaron a murmurar sobre que castigo era adecuado para alguien como yo.

Me sentía un ratón en un nido de víboras.

—Su majestad esto debe ser un error yo jamás marque a nadie con ninguna mordida —Digo levantando mi mirada para ver al rey, el me miro con ligera sorpresa para luego  apoyarse en su asiento el silencio no tardo en aparecer.

—Chica estúpida, las pruebas dicen lo contrario —Comento un noble con ligera burla, el rey hace un ademan con la mano, lo guardias me agarran de los brazos, alzándome del suelo.

 —Mas tarde se decidida que hacer contigo—Comento y rápidamente fui sacada de la sala de trono.

Mientras caminaba por los pasillos para ir al calabozo, un olor llego a mi nariz haciéndome detener en seco.

Tu...—Murmuré, levanto mi mirada mirando al lado para ver lo mismo ojos azules de aquella noche, sus ojos estaban abiertos con sorpresa.

Está vez no estaba vestido como un ladrón de la noche, ahora puedo ver como es físicamente y es...jodidamente hermoso, antes que pudiera decir una palabra el guardia me empujo.

—Camina —Me ordenó un guardia a empujones camine hasta el calabozo donde me metieron en una celda ligeramente iluminada.

Observo la celda con disgusto, ni siquiera ahi un banco para sentarse al menos que la paja en el suelo sucio cuente.

Bueno estaba en una celda no es como si fuera el mejor lugar del mundo.

Maldita sea la persona que saco el rumor.

—Y yo recién me mejoraba —Susurre  apoyándome en la pared.

Nose cuanto tiempo paso pero ya me encontraba sentada entre la paja con los brazos cruzados y me comenzaba a dar hambre, escucho unos pasos fuertes en el pasillo, el olor a rosas llego a mi nariz, quito mi mirada de la pared para ver al hijo del rey.

—Te propongo un trato —Lo mire curiosa —Tienes dos opciones, la uno: finges ser mi alfa por cierto tiempo y te daré lo que tú quieras después lo que se cumpla el trato.

—Y la dos —comente para luego estornudar.

—Desgraciadamente mueres aquí

Me quedé sorprendida por la tremenda sequedad.

—La uno—Respondí rápidamente.

—Espero que sepas seguir la corriente señorita Maureen —Comento después de algunos segundos en silencio para luego irse.

|Maureen en multimedia|

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