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🐰✨

Hwanwoong se encontraba entre los brazos de Youngjo, comenzando a agitarse al tener que contarle sobre su secreto y trauma.

—Y-Yo—Youngjo acariciaba su espalda.

—Está bien, está bien. De poco a poco, pequeño—Hwanwoong hizo un puchero y comenzó a sollozar bajito, ocultando  su rostro en el cuello del más alto.

Tan solo recordarlo, sentía como si estuviera viviendo de nuevo ese momento tan catastrófico, sintiéndose indefenso, comenzó a desahogarse en los brazos del chico de ojos gatunos.

—N-No Hwanwoong, no b-bebé.

Las primeras lágrimas comenzaron a escurrir por las mejillas de Youngjo. Su corazón se encogia y se quebraba al momento de escuchar el llanto de Hwanwoong. Alguien había dañado a su pequeño y él no había podido hacer algo para impedirlo.

—No te sientas presionado ni nada de eso, si no quieres contarlo ahora o incluso nunca. Yo estoy bien con eso—Youngjo lo abrazó, posando uno de sus brazos alrededor de su cintura mientras que el otro acariciaba su cabeza, la cual estaba sumergida en su cuello. Las manitas de Hwanwoong se aferraban a su espalda mientras temblaba y todo aquello, Youngjo lo sentía—Te prometo, Hwanwoong, que te protegeré con mi vida entera.

—R-Ravn—Los labios del menor temblaban, levantó su rostro, encarando a Youngjo, quien no dejaba de abrazarlo—T-te a-amo.

—Yo tambien te amo—El mayor besó su cabeza.

—¿Tú nunca me harás daño, verdad?—Youngjo negó.

—Nunca te haré daño, cariño, nunca—Hwanwoong asintió, reposando su mejilla en el hombro del más alto, tratando de calamar su llanto.

—Mi padrastro...—Hwanwoong tembló, inhalando aire para poder calmarse—Abusó de mi durante mucho tiempo. Desde que tenía Diez años—Confesó, sintiendo un gran peso caerle de encima. Youngjo apretó la mandíbula, sintiendo enojo e impotencia recorrer su sangre.

—B-Bebé—Youngjo llevó sus manos a las mejillas del menor, limpiando las lágrimas que caían de sus ojos.

—T-Tenía miedo, Ravn—Hwanwoong hizo un nuevo puchero, antes de que su llanto se intensificara.

—N-No merecías eso, Woong. No mereces nada de este jodido mundo—Youngjo besó sus mejillas.

—¿Aún me quieres?

—Ahora te amo aún más, por ser tan valiente y soportar todo eso durante años—Hwanwoong sonrió un poco, limpiando sus mejillas con ayuda de su suéter—Pero te prometo algo, Hwanwoong—El menor levantó su rostro, atento a las palabras de su hyung—Nadie, nunca más volverá a dañarte y si eso pasa, te juro que me encargaré de hacerle su vida una mierda.

Una nueva semana había pasado desde entonces. Curiosamente muchas sorpresas llegaron con la confesión de Hwanwoong. Youngjo le había pedido ser su novio, con el menor sintiendo su corazón alborotarse cuando vió a su hyung entregarle un ramo de flores. Uno de sus sueños, que alguien le regalara un bonito ramo de rosas rojas.

Ahora mismo, estaban recostados en el sofá. Youngjo besaba su nariz y mejillas, pero no lo abrazaba, a pesar de la confianza que se tenían, el mayor respetaba su espacio, queriendo no asustarlo con cualquier toque. Como hace días que había sufrido un ataque de pánico.

—¿Puedo abrazarte?—Hwanwoong asintió y Youngjo lentamente colocó sus manos en su cintura, tratando de no tocarlo demasiado—¿Así está bien?

—Si, así está bien—Hwanwoong se acercó hasta reposar su cabeza en el pecho de su hyung , sintiendo como este acariciaba con sus dedos sus cabellos.

—¿Por qué no te conocí antes?—Youngjo besó su frente.

—No lo sé, pero ahora solo no quiero que te vayas de mi lado—El mayor sonrió y asintió.

—¿Tú mamá sabe?—Hwanwoong asintió.

—Mamá sabe que eres mi novio.

—¿Y no dijo nada?

—Que quería conocerte. De hecho, llegará en Diez minutos—Youngjo abrió los ojos.

—Oh, bebé, mírame. Tengo tu labial en mis labios, ¿Qué pensará tu madre si me mira así?—Youngjo chasqueó la lengua. Lo menos que quería era que su suegra tuviera una mala primera impresión de él.

—¿Que me diste mimos?—Hwanwoong sonrió.

—Muchos mimos de hecho—Ambos rieron y se separaron cuando escucharon la puerta abrirse—Diablos—Murmuró el de ojos gatunos. Levantándose para acomodarse sus prendas y su desordenado cabello, al igual que Hwanwoong.

—Ya llegué cari...oh—La señora Yeo se sorprendió al ver a otro chico en la sala de su casa.

—Buenas tardes, señora Yeo—Youngjo hizo una reverencia y se acercó a la mujer para ayudarle con las bolsas que traía.

—Buenas tardes, muchacho—La mayor sonrió—¿Es él?—Le preguntó a su hijo por medio de susurros, apuntando a Ravn quien yacia ahora en la cocina.

—Si, mamá, es Youngjo—Hwanwoong se sonrojó y bajo el rostro.

—Listo señora Yeo, las bolsas están en la cocina—Anunció el chico.

—Gracias, cariño, ¿Youngjo, verdad?—Este asintió.

—Un gusto conocerla, señora. Hwanwoong me había hablado de usted, pero nunca había tenido el placer de verla en persona. Hasta ahora—La mayor sonrió encantada, al ver a su yerno muy educado y atento.

—El gusto es mío. Mi yerno es muy guapo—La señora Yeo le guiñó a Hwanwoong, quien cubrió su rostro.

—¡Mamá!

—Bueno, iré arriba por...Por una cosas—La señora Yeo acarició el cabello de su hijo—Estás en tu casa, cariño—Youngjo asintió. Hwanwoong se quedó mirando a su madre, hasta que esta desapareció de la sala.

—Creo que he pasado el primer paso—Comentó el de ojos gatunos.

—¿Primer paso?—Preguntó el menor, levantándose para ir a abrazar al más alto.

—Si, ganarme a la suegra—Ambos rieron y se dieron un tierno besito.

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