II

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🐰✨

Hwanwoong caminaba al lado de Youngjo. Llevaba sus manitas en su sudadera mientras el mayor en su pantalón, tratando de pensar en cómo sacar una conversación. El me le notó que el mayor comenzaba a acercarse.

—Mm, Youngjo Hyung, ¿T-Te puedes alejar un poco, por favor?—Preguntó el más bajito mientras mantenía sus ojitos cerrados. El mayor asintió, dando varios pasos hacia el costado de Hwanwoong, teniendo ahora un metro de distancia.

—¿Así está bien?—Hwanwoong asintió y sonrió.

El más bajo estaba contento. No es que no le gustara estar cerca del mayor, incluso tenía algo que le gustaba de él, desde el primer día de clases dónde lo vió, su corazón se alocó un poco, pero sabía que no podría hablarle para iniciar una amistad porque era muy cobarde.

El tan solo pensar que sería abrazado, estrechado de mano a mano, hacer que toque o que lo toquen, ¡No! De ninguna manera, aquello era aterrador. Sin embargo, el hecho de que Youngjo respetara su espacio y miedos, hacia más interesante el acercarse a él.

—Mm, ¿sabes Hwanwoong?—Comenzó el mayor—Quisiera que...Pudiéramos ser amigos—Comentó con una nerviosa sonrisa, rascando su nuca mientras que el más bajo asentía.

—L-Lo siento si no me acerco mucho a ti, no me gusta estar cerca de nadie—Youngjo sonrió ante las palabras del menor.

—Esta bien, iremos como los conejitos bebés—Hwanwoong ladeó su cabeza.

—¿C-Como los conejitos b-bebés?—Youngjo asintió.

—Si, de lentos brinquitos—La sonrisa del mayor hizo sonrojar a Hwanwoong, por lo que volvió a agachar la cabeza.

Tan solo quizás... Hwanwoong podría romper su promesa e intentaría superar sus miedos, para tan solo siquiera poder rozar sus manos.

El chico estaba tan cómodo en su habitación, durmiendo, hasta que se vió interrumpido como de costumbre al escuchar la puerta ser abierta. Pero estaba decidido, él lucharía para ponerle un alto a esa humillante y tortuosa situación. Ya era mayor y sabía que todo esto estaba mal.

Vió como la silueta de acercaba a pasos calmados hacia él, pero Hwanwoong ya estaba preparado, con la grabadora de celular encendida para que toda conversación fuera de su ayuda en un futuro.

—Hola pequeño—Aquel hombre intentó besar sus labios, pero Hwanwoong se removió y se alejó—Ven aquí—El chico negó.

—No quiero que me vuelvas a tocar—Hwanwoong luchó por ocultar su miedo, nunca había sido capaz de alzar la voz.

—Eso no lo decides tú.

—Oh, claro que sí—Hwanwoong se pegó a la puerta y la abrió gritando—¡Mamá!

Salió rápidamente, cerró la puerta y corrió con todas sus fuerzas. Su madre salió de inmediato, viendo cómo las mejillas de su pequeño estaban empapadas de lágrimas. Llegó y lo abrazó, notando cómo su marido salía de la habitación del menor.

Hwanwoong no temía ser tocado por su madre, el sabía que esa hermosa mujer no sería capaz de dañarle, ella lo cuidaba con mucho amor.

—¿Tú qué haces aquí?—La señora Yeo abrazó a su hijo, acariciando su espalda baja mientras trataba de calmar sus temblores.

—Y-Yo...

—Mamá, él viene todas las noches a mi cuarto y...Me hace cosas que no quiero y me duelen—La mirada de la mujer se enfrió y miró con colores rojos al asqueroso ser que tenía al frente—J-Juro que no te estoy mintiendo, mamá. L-Lo siento—Hwanwoong sorbió su nariz, mientras se aferraba a la mujer con todas sus fuerzas—Lo siento.

—Cariño, él está mintiendo—La señora Yeo negó.

—Le creo a mi hijo. Ahora ya sé por qué es tan callado y te tiene tanto miedo—La mujer comenzó a derramar lágrimas, con su pecho ardiendo por la confesión de su más preciado tesoro.

—Cariño, y-

—Lárgate de mi casa, ahora mismo—La mujer besó con cariño la cabecita de Hwanwoong, mientras este se escondía en su pecho—No voy a permitir que vuelvas a poner un dedo sobre mi hijo, ya no más.

—Cariño, escúchame, él está mintiendo—Hwanwoong negó, deshaciéndose entre lágrimas.

—Voy a llamar a la policía, vete de aquí, idiota. No quiero volver a saber de ti y créeme que pagarás por esto.

El hombre salió de la casa sin tocar nada, con una cínica sonrisa marcada en el rostro. Aquella bestia no se arrepentía de sus actos.

—Cariño, lo siento—La mujer besó las mejillas rojas de Hwanwoong, quien tenía un marcado puchero en sus labios—Perdóname, mi amor. Todo esto es mi culpa—Hwanwoong negó.

—N-No mami.

—¿Q-Quisieras...Dormir o ver una película?—Ella no quería que Hwanwoong se mortificara o se culpara por verla llorar—Nunca volverá a pasar esto, ¿Está bien, bebé?

Hwanwoong se sentía un chico grande, porque había sido valiente por primera vez en su vida.

Hwanwoong se sentía un chico grande, porque había sido valiente por primera vez en su vida

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