|Final|

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🐰✨

Youngjo junto a su madre y la señora Yeo habían terminando de adornar la sala con globos, papelitos luminosos y un pastel sobre la mesa.

Todo había quedado demasiado lindo, todo lo que merecía. Hoy al fin su bebé cumpliría sus dieciocho años, el esperado día que desde hace semanas esperaba con ansias.

El día en que le pediría a la señora Yeo la mano de su hijo, la cual estaba de acuerdo siempre y cuando Hwanwoong estuviera dispuesto.

Amaba tanto al chico que no permitiría que alguien viniera y se lo arrebatara. Quería asegurarlo para toda la vida, pasar sus últimos días con él, tener una familia, estar con Hwanwoong en las buenas y en las malas.

—Estoy nervioso, mamá—Yeonjun abrazó a la mayor, quien rió negando—¿Y si me rechaza?

—No pasará nada, estoy segura que Hwanwoong no te rechazará—Dijo Hwasa.

—Ya viene Hwanwoong—Yongsun, la madre de Hwanwoong, chilló al ver a este bajarse de un taxi, pues ya trabajaba. 

Youngjo suspiró cuando la manija de la puerta comenzó a moverse. Dejando entrar al ahora peliuva.

—¡Sorpresa!—El menor saltó en su lugar por el susto, llevando una mano a su pecho mientras comenzaba a sonreír.

—Me asustaron—Hwanwoong dejó sus cosas en el sillón—Buenas tardes, suegra, mamá...Hola hyung.

—Feliz cumpleaños a mi bebé.

Youngjo se acercó a Hwanwoong, quien se sonrojó por el apodo dicho, podrían haber pasado casi tres años desde que conoció a Youngjo, pero esos pequeños detalles que tenía, lo hacían siempre ruborizar completamente.

—Gracias—Hwanwoong dejó un beso en la mejilla del más alto, quien lo abrazó por la cintura.

—Ah, Youngjo, déjame felicitar a mi nuero—Hwanwoong rió, recibiendo el abrazo de su suegra—Feliz cumpleaños, cariño—La mayor acarició sus cabellos.

—Gracias, suegra—Hwanwoong la abrazó, mientras que ella le entregaba una cajita.

—Abrela.

Dentro, se encontraba una cadena de oro, muy hermosa a los ojos del menor, quien de inmediato volvió a avergonzarse.

—Oh, señora. No se hubiera molestado—Hwasa negó, volteándolo.

—Dejame ponertela, esta cadena a estado en mi familia durante casi dos décadas—La preciosa joya rodeó el cuello del chico, el cual sonrió y cubrió sus labios.

—Ahora tengo mucho más miedo a perderla.

—Sé que lo cuidarás bien.

Ahora fue el turno de Solar para abrazar al chico, dejando un beso en su frente.

—Siempre serás mi bebé, aún si cumples treinta años—La mayor lo abrazó con fuerza, acariciando su nuca—Te amo tanto, cariño.

Hwanwoong sonrió, correspondiendo el abrazo. Sintió cómo su mano era tomadas por alguien más.

Por Youngjo.

La mayor se retiró, dejando que Youngjo lo abrazara, a ambos les gustaba, sobretodo al menor, porque se sentía seguro y porque su hyung le transmitía confianza.

—Mi bebé hermoso—Comenzó a hablar el azabache mientras lo abrazaba, sintiendo al más bajo ponerse tímido ya que se estaba escondiendo en su cuello—Parece que fue hace unas semanas que te conocí, pero no, llevamos casi tres años juntos y no puedo estar más que feliz por esto, por estar aquí contigo—Hwanwoong hizo un puchero, aferrándose más al mayor—Te amo demasiado, Hwanwoong. Me alegra que estés creciendo, pero me alegra más que estemos creciendo juntos—Youngjo se agachó un poco para dejar un piquito en los labios de Hwanwoong, quien se avergonzó por saber que sus madres estaban allí presentes—Me alegro tanto de haberte hablado aquel día que llorabas, de haberme acercado a ti y haber comenzado una hermosa amistad—Hwanwoong miraba al azabache con su puchero y con los ojitos brillosos—Lo cual se convirtió en esto, me encanta que ahora estoy contigo—Ahora venía lo más difícil para Youngjo—Tu me amas, ¿verdad, Hwanwoong?

Este asintió demasiadas veces, sintiendo como el mayor se separaba de él pero tomando sus manos para entrelazarlas.

—Te amo demasiado, Youngjo—El azabache asintió.

—Eso es más que suficiente.

Youngjo se separó del menor, quien volteó a ver a las dos mujeres presentes, quienes estaban emocionadas, casi chillando.

No entendía nada.

Pero entendió un poco mejor cuando volteó y vió a su hyung con una rodilla apoyada en el suelo y una hermosa cajita con un anillo en ella, apuntando hacia él. Sus manos fueron hacia su boca, cubriéndola.

No lo podía creer.

—¿Aceptarías casarte conmigo? ¿Crear más hermosos juntos? ¿Envejecer juntos?—Preguntó Youngjo con delicadeza, aunque estaba que lo comían sus nervios.

Su corazón comenzó a latir con demasiada rapidez cuando vió a Hwanwoong asentir y soltar un sollozo. Se levantó para abrazarlo, sintiendo al menor llorar en su pecho.

—S-si, si, si, siempre si, Youngjo—Hwanwoong alzó su mirada para verlo a los ojos, recibiendo un tierno beso en sus labios y uno más en su frente, sintiendo ahí los labios de su mayor por unos cuantos segundos.

—¡Vivan los novios!—Ambos rieron al escuchar a sus madres gritar.

—Me has hecho el chico más feliz del mundo—Susurró Youngjo en el oido del más bajo, quien tenía un rubor en sus húmedas mejillas.

—T-También te amo.

Youngjo rió al escuchar los hípidos de Hwanwoong.

Tomó su mano, dejando un beso en el dorso de este sacando de la cajita el anillo de compromiso, deslizándolo en el dedo anular del chico, quien sonrió en grande, levantándolo contra la luz para apreciar su belleza.

Entrecerró los ojos, intentando leer lo que venía en medio del pequeño diamante. Youngjo rió enternecido.

—Eso que miras en el centro, es nuestra fecha grabada en plata—Hwanwoong volteó a verlo con un puchero.

—Gracias por llegar a mi vida, Youngjo. Gracias por estar conmigo en lo más difícil de mi vida, estoy feliz por esto—Le dió una mirada a su mano, donde descansaba el hermoso anillo.

—Gracias a ti, te amo, bebé.

Hwanwoong había superado sus traumas al lado de Youngjo, quien lo apoyó de poco a poco. Sin embargo, Hwanwoong nunca olvidaría sus palabras y siempre serían sus favoritas, la manera en la que Youngjo llamó aquel proceso simplemente lo atesoraria eternamente. Porque cuando eran más chicos, a Youngjo le gustaba decirle que todo aquello lo superaría...

De Lentos Brinquitos.

De Lentos Brinquitos

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