CAPÍTULO 12

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Sacha no se estaba adaptando al cambió

Cuando Ezequiel me lo dejo, había pasado de ser un perro de departamento a uno de campo, con espacio para correr y otros animales al rededor. Y con mi regresó volvía a estar encerrado en un departamento

Aullaba, a veces, por la noche y tenía, a pesar de su edad bastante fuerza y energía para gastar

Lo había llevado al veterinario y de salud estaba bien. Antes su pelaje se veía hirsuto, con bastante tierra. Al bañarlo se puso agresivo, igual era un perro dócil. Ahora su pelo luce suave y brilloso

Empecé a sacarlo a caminar dos veces por día, entre 45 minutos y 1 hora cada vez, siempre en el mismo momento del día. Eso me sirvió para organizarme una rutina, hasta entonces mis horarios habían sido muy desordenados

Descubrí, también, que tener rutinas me ayudaba a dormir mejor. Caminábamos al azar por la ciudad o dábamos vuelta por los parques cercanos

No me atrevía a soltarlo jamás; temia que se pusiera a correr y se perdiera por ese territorio bastante desconocido para ambos

Le había comprado una jaula para que durmiera. En la veterinaria me habían dicho que lo ideal era que se acostumbrara a ella para que, al momento de tener que subirlo al avión, no se estresara tanto

Llevaba varios días intentando hacerlo entrar a la jaula, sin lograrlo

Así estaba

Mis fantasmas y yo, cuidando la adaptación de un perro

Bajo el cielo del Sur Donde viven las historias. Descúbrelo ahora