CAPÍTULO 24

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Estoy en un bar haciendo tiempo. Es un lugar moderno y impersonal; prefiero los tradicionales, pero el abogado tiene su oficina a la vuelta y llegue temprano

No manejo los tiempos del transporte de esta ciudad, creó que aunque me quedara a vivir aquí toda la vida no los manejaria. El tránsito es un caos, el transporte público igual

Extrañó la puntualidad del metro de allá, ya aprendí que no debo decirlo; los porteños, que se creen tan cosmopolitas suelen ser bastantes provincianos y chauvinistas al hablar de su ciudad

La televisión esta prendida en un canal deportivo, pero sin sonido. Son  cinco tipos que hablan enfervorizados sobre algo; se nota que gritan, uno se para y agita los brazos, dos se ríen, agradezco que este sin sonido

En el bar, un par de mujeres grandes charlan y beben té. Un señor esta leyendo el diario. Yo espero un café con medialunas que se demora; la camarera esta apoyada en la barra hablando con el cajero

Dos mesas más allá hay tres muchachos, tal vez de mi edad, tal vez un poco mayores. Escuchó fragmentos de su conversación, solo dos de ellos, el tercero habla más bajo

Yo leo, o intento leer una novela de ciencia ficción que había de la imposibilidad que tenemos los humanos de conocernos entre nosotros. La traducción es pésima (voy a buscarla en inglés), la traducción me derrota y me parece más divertido concentrarme en su conversación

Son músicos, tocan en la misma orquesta. Uno tiene problemas con el director, el otro le dice que tiene que decirle al director lo que piensa, el director se llama Gabriel. Hablan de Mahler y viajes, uno quiere ir a estudiar a Beijin, el otro quiere ir a Berlín, estuvo estudiando en Alemania

El tercero habla, pero no lo escucho. Hablan con mucha pasión de lo que hacen, se preguntan en cuál de todas las ciudades se estará produciendo arte. Hablan del derecho de la belleza

El derecho de la belleza me parece un concepto hermoso, aunque no lo terminé de entender. Argumentan con fervor

Envidie esa pasión, ¿encontraré yo alguna vez esa pasión en algo? No estoy seguro si podré encontrarla

El que quiere ir a Beijin estudio un tiempo en Toronto, no logró oir la cantidad de años

-Creo que nunca estuve en Toronto de verdad, solo estuve estudiando mi instrumento ahí-

Al salir del despacho, el abogado me pidió papeles que obviamente no tenía encima

Me fui a almorzar con Natalia, me llevó a un pequeño restaurante frente a una plaza, nos sentamos afuera. El día era ideal para eso; un almuerzo en el sol

Pedimos unos bagels de salmón y una copa de vino blanco, con el café ella pidió un lemon pie y yo una torta de manzana

Le conté, de la mejor forma que pude, la conversación que había escuchado en el café, le dije que me había impactado lo de "nunca estuve en Toronto", que me había hecho pensar en mi

Ella se acomodó el pelo tras la oreja, tenía varias pulseras que hacían ruido cuando movía la mano. Hizo un gesto como quien espanta un insecto en el aire y dijo:

-Hay personas que siempre están y estarán de paso en cualquier lugar-

Bajo el cielo del Sur Donde viven las historias. Descúbrelo ahora