CAPÍTULO 19

106 5 0
                                    


[Es más difícil matar
a un fantasma
que a la realidad

Virginia Woolf]

Caminó por la Recova de Alem y voy pensando en ideas absurdas: imagino que merezco un pasado diferente. Nadie merece nada

Caminó por la Recova, hice un camino especial para ir por ella, alguna vez me gustó. Creó que me sigue gustando a pesar de la suciedad, los enormes contenedores de basura y la falta de mantenimiento. A algunas lámparas  (¿De qué año serán?) les faltan las luces y al techo revoque

Me han dicho que el otro lado de la avenida, tiempo atrás, estaba en el río; que los edificios que ahora están allí fueron construidos ganando terreno. Debe haber sido muy bello caminar por aquí en aquellos tiempos, no como esta noche que el viento sopla y levanta la basura del piso

Dos turistas ingleses me piden que les saque una foto, a ellos también les debe gustar las Recova, no se entiendo sino que es lo que hacen por aquí a estas horas

Quien sabe porque me gustaran las Recovas, tal vez por la idea de caminar bajo el techo por la ciudad. Debería ir a conocer Bologna; mi amiga italiana me ha dicho que es la ciudad con Recovas de Europa y que allí se conserva la ciudad tal cual era en la edad media y también la primera Universidad de Europa

-Si es la primera Universidad de Europa debe ser primera del mundo- le dije

Dudó

-Bueno...- dijo- Siempre se dice que es la primera de Europa, no del mundo. Además se come muy bien allí, le dicen "Bologna, la gorda"-

Por eso, debería ir algún día

Dejo Alem, dobló y subo por una calle empinada; al final de la cuadra esta mi destino: una suerte de bar donde Martín y Alejandra con otros músicos que no conozco tocan en vivo por primera vez

Es un sotano, bajó. Varias personas que no recuerdo me saludan; por las dudas bajo saludando. Tenemos una mesa reservada cerca del escenario

En el mismo momento en que me servían mi cerveza vi bajar por la escalera a Natalia acompañada por su novio. Sabía de su experiencia, por supuesto, pero hasta entonces no lo había visto

Ella también entró saludando a varios; después me explico: algunos habían sido compañeros nuestros de la secundaria, otro era el hermano de Martín. De los compañeros puedo recordar un par, pero al hermano de Martín que me había saludado estaba seguro de que no lo había visto nunca en mi vida

El novio de Natalia trabajaba con ella, era jefe de una sección de la revista; tenía sólo cinco años más que nosotros, pero se lo veía mucho mayor por la manera de comportarse y el aplomo que transmitía; además aparentaba ser muy obsesivo y saber de su trabajo

Era un poco más alto que ella, pero robusto, con barba y mucho pelo. Martín, que lo conocía decía que era un pequeño oso. Se notaba que le gustaba ser el centro de atención y manejar las conversaciónes. Perfecto para mi, que siempre preferí estar en la sombra

No he estado con muchas parejas, pero descubrí que en general el primer tema de conversación siempre son ellos mismos: como se conocieron, la forma en la que empezaron a salir. Como si hubiera algo extraordinario en el hecho de estar juntos, como si al resto de parejas del mundo no les hubiera sucedido algo similar

Natalia lo miraba fascinada, se la veía felíz; yo me alegraba por ella. Confieso que estaba un poco celoso, extrañaba la intimidad de nuestras conversaciones

Salieron a tocar, lo hicieron muy bien. Un repertorio de canciones propias, algo de The Beatles y versiones de canciones populares del rock argentino. Además de Martín y Alejandra, había un tipo que hacía percusión y otro, alto y flaco que tocaba varios instrumentos, aunque muy pocas notas en cada uno de ellos. A veces el bajo, a veces la guitarra, a veces el teclado

La gente estaba contenta y aplaudía mucho

-Son todos amigos y familiares- dijo Martín, después, sentándose en nuestra mesa mientras llamaba a la camarera- Por supuesto iban a aplaudir-

A alguien se le ocurrió que fuéramos a bailar, éramos los últimos que quedábamos, seríamos unos doce, con otra gente que se había acercado hasta nuestra mesa. Me deje  llevar, sin entender porque

Caminamos un par de cuadras hasta un lugar que alguien conocía. Tenía la música muy fuerte y las luces muy bajas para mi gusto

Pedimos un tragó y me deje arrastrar hasta la pista, bailamos todos contra todos, al menos eso entendía yo. Enseguida empecé a transpirar y a sentir empujones de todos lados

Fue divertido por un rato, esa sensación trivial de tratar de movernos todos juntos y estar ahí, divirtiendonos. No pensar por un rato

A la cuarta o quinta vez golpee a una chica desconocida con la espalda, ella me señaló que la estaba molestando, tal vez creyó que era una forma de seducción o peor, alguna de acoso. Ella bailaba con una amiga

Me disculpe de todas las maneras posibles, no creo que por el volumen de la música haya podido escuchar alguna de mis palabras. Deje mis trucos intentando de combinar mis movimiento al ritmo de la música y me fui de la pista

Caminó al baño me crucé con una pareja, discutían de una manera acalorada. El gritaba que si, ella que no, parecían estar a punto de irse a los golpes

Minutos más tardes hice el camino inverso y se besaban, apasionados. ¿Alguno cedió? ¿Alguno cambió de opción? ¿O decidieron cambiar de tema y pensar a lo que los unía? Jamás lo sabré

Opté por irme sin saludar a nadie. Mirando hacia donde bailaban, saludé con la mano, creó que alguno me contestó o tal vez solo seguían bailando

Tomé un taxi mientras pensaba en la pareja de los gritos y los besos hasta que me di cuanta que no tenía demasiado sentido pensar en ellos y entenderlos

Si, al fin y al cabo, la lucidez que creó usar para pensar en mi mismo no me había servido de nada

Bajo el cielo del Sur Donde viven las historias. Descúbrelo ahora