Capítulo 11

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Pov: Hope        

Estoy temblando cuando salgo de restaurante y camino bajo la lluvia.

Estoy muy enojada. Estoy enojada con Landon, por decir esas cosas terribles. Estoy enojada conmigo misma por aguantarlo siempre. Estoy enojada con Josie, por gritarme después de ignorarme toda la semana. Sobre todo estoy enojada con Josie. Y eso me duele.

Me apoyo en la fría pared de ladrillos e inclinó la cabeza hacia atrás, respirando profundamente. Fuera de la oscuridad, hay un pequeño y suave ruido ahogado. Miro a través de la lluvia que cae y veo que hay una persona, está encorvada y también tenía la cabeza apoyada en la pared. No sé cómo supe que era ella. Está sentada en el frío cemento y envuelta en su chaqueta.

—¿Esperándome? —digo y ella salta—. ¿Vas a asaltarme o algo así? ¿Pincharas mis neumáticos para que no pueda ir y tener sexo con alguien que no quieras?

Ella levanta la cabeza y mi sangre se congela cuando veo sus mejillas mojadas y manchadas con rímel. Doy un involuntario paso hacia adelante.

—¿Por qué estás llorando? —le pregunto.

—Lo siento mucho —ella susurra—, lo siento mucho. No debería haber dicho todo eso.

—¿Qué? ¿Llamarme estúpida y patética?

—No quise decirlo así. No quise decir que fueras estúpida, sólo quise decir que volver con él... sería una estupidez. —Ella se frota los ojos—. Lo lamento. Lo he jodido. Nunca debí haberme ofrecido a... enseñarte. —Su boca hace un puchero. Ella mira sus pies—. Es todo un lío.

La miró durante unos segundos, luego me agacho y me siento a su lado en el frío cemento.

—Traje pastel. —Lo tomó y se lo dejo en su regazo—. Cómetelo.

—¿Qué? —ella dice. Abro la pala, revelando la gruesa rebanada de pastel de chocolate. Todavía está algo caliente, huele a chocolate y está cubierto por una bola de nieve de crema batida derretida. Saco el tenedor de plástico de mi bolsillo y se lo doy.

Después de un momento, ella saca un bocado y se lo lleva a la boca. Miro a la calle.

—Debes pensar que soy una estúpida por haber salido con él.

Ella niega con la cabeza con vehemencia. 

—Tú misma lo dijiste. Tenías dieciséis años y estabas desesperada y completamente vulnerable. Probablemente le dejaste pasar muchas cosas, solamente porque necesitabas a alguien que te quisiese. Nadie puede juzgarte por eso. Mierda, Hope, ni siquiera eras una adulta.

—Sí.

Nos quedamos en silencio un rato. La lluvia cae a nuestro alrededor. Josie da otro mordisco, y yo entrecierro los ojos hacia un farola, mirando cómo ilumina las gotas de lluvia, transformándolas en doradas.

—¿Podrías decirme por qué me has estado ignorando? No sé qué hice mal.

—Yo sólo... —Ella pone el tenedor en el pastel—. Lo lamento. No fue justo. Me di cuenta de lo que sentía por ti y me asuste, pensé que terminaría como lo que paso con Pen. Fue patético y, y...

—¿Qué? ¿Tú pensaste...? —Aprieto mis labios juntos—. Tú tampoco eras una adulta, Jo. Nadie podría culparte por eso.

Ella se enjuga las lágrimas y la lluvia de sus mejillas. 

—Creo que honestamente dolió más de lo que pensaba.

Me duele la garganta. Ella sólo tenía diecisiete años, recién había salido del closet, cuando esta mujer adulta comenzó a usarla. Por supuesto, le dolió. Duele.

Lecciones privadas - HosieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora