La mañana de Navidad Evie y Dana regresaron a su cabaña muy contentas, ambas iniciaron ese día una nueva relación, que a pesar de todo las uniría como cómplices y aliadas, aunque sea por las fiestas. Dana le contaba a su hermana acerca del maravilloso joven que había conocido y con el que terminó en su cama, mientras Evie sólo escuchaba, repasando en su mente cada momento con Brayan. Poco a poco se quedaron dormidas.
Evie, despertó al poco tiempo para ir al cuarto de baño, y se dio cuenta que su ropa interior estaba manchada de sangre. Inmediatamente revisó la cama pero estaba bien, así que con una sonrisa también revisó su vestido, y después de lavar su ropa interior y verificar que ya no estuviese sangrando se bañó y se fue a dormir.
Tempano en la mañana sus padres las despertaron para entregarles sus regalos de Navidad y para que se prepararan, ese día tendrían muchas actividades pendientes. Pero sin ponerse de acuerdo, enseguida Evie y Dana intercambiaron miradas y se aliaron para recobrar su libertad, haciéndoles creer a sus padres que ya tenían planes con sus nuevas amistades. Así que sin oponerse, sus padres les permitieron asistir a ellas.
Después de que Harry y Laura salieron a divertirse y a socializar como decía su madre, Evie y Dana también se prepararon para salir y cuando iban caminando juntas Evie le preguntó a su hermana:
—¿A qué hora nos vemos y dónde nos encontramos?
—A la hora de la cena, hoy será un día muy especial, así que si me atraso un poco no te preocupes, entras y dices que yo regresaré luego —respondió Dana con malicia.
—Está bien, nos vemos.
Sin embargo, Dana tenía curiosidad de lo que hacía su hermana y le pregunto:
—¿Conseguiste algo que te gustara?
—Puede ser —respondió Evie con una sonrisa pero no se detuvo a conversar.
Cuando ya casi llegaba a la cabaña de Brayan le pasó un mensaje para que le abriera la puerta. No quería que la vieran entrar y era un poco tarde, así que ya se observaba gente en la playa. Brayan que todavía estaba en la cama, enseguida se levantó y la esperó en la puerta.
—Hola, ¿cómo estás? —preguntó Brayan y cerró la puerta, mientras la levantaba en sus brazos y la llenaba de besos.
—Ahora si estoy bien —respondió Evie dejándose llevar y correspondiendo a sus besos.
La cama todavía estaba desarreglada de la noche anterior, estaba todo revuelto, por lo que Brayan la bajó de sus brazos al lado de la cama, con la intensión de poner un poco de orden. Cuando estiró las sábanas, quedó al descubierto una pequeña mancha de sangre, Evie se sonrojó un poco.
—Lo siento, no me di cuenta hasta que llegué a la cabaña.
—No te preocupes, espero no haberte hecho daño ¿estás bien? —preguntó Brayan, quien dentro de sí sentía una gran satisfacción de tener prueba de haber sido el primer hombre de Evie. No estaba seguro de lo que sentía por ella, pero en verdad no la quería lejos ni un solo instante.
—Estoy bien, eso es normal... dadas las circunstancias —respondió mientras se sentó en la cama.
Brayan se acercó a ella y comenzó a quitarle la ropa, sólo deseaba hacerla suya de nuevo y así pasaron todo el día. No se dieron tiempo para comer o para conversar, sólo hacían el amor una y otra vez, como si ese fuese el último día que tendrían para compartir.
Cuando ya iba cayendo la tarde, estaban abrazados sin decir nada y compartiendo caricias y suaves besos, entonces Brayan rompió el silencio.
—Discúlpame, hoy me deje llevar... no te he ofrecido nada... ¿quieres comer algo?
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Esa Navidad cambió mi vida. [Completa]
RomanceEvie Sanders, es una chica normal de 16 años, cuya vida cambiaría después de un viaje de vacaciones con su familia, tendría que pasar toda una semana en una Isla del Caribe, precisamente en Navidad. Al regresar, debía abandonar su casa y a sus amigo...