Parte 12 ¿Por qué la vida se empeña en reunirnos?

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Pasaron varios días, pero Evie no había regresado a su casa, casi había terminado la clase al igual que la semana, y ya ese año escolar estaba por terminar. Brayan y Jake se sentía tristes y estaban preocupados, sin intercambiar palabras, los dos sentían el mismo miedo, que Evie no regresara y no volverla a ver.

A pesar que Evie ya había terminado, no había dicho nada, en verdad no se decidía a regresar, sólo pensaba en el baile de graduación y eso era igual a encontrarse con Brayan y con Jake y no estaba segura de querer hacerlo.

Esa mañana Brayan había dado por terminada su clase y recogía sus cosas para marcharse, sin darse cuenta que Jake estaba esperando a que todos salieran para hablarle.

—Profesor ¿podemos hablar? —preguntó Jake con recelo.

—Por supuesto Jake, dime ¿en qué te puedo ayudar? —respondió Brayan amablemente.

—Bueno... sólo quería... quería saber si ha tenido noticias de Evie.

—No Jake, lamento decir que no y confieso que hoy pensé varias veces en preguntarte —respondió Brayan con pesar.

—No quiero vernos ¿cierto?... no responde mensajes o llamadas... me siento muy mal por lo que le hice —aseguró Jake con tristeza.

—Yo también... que tontos fuimos... dimos por sentado que siempre estaría allí y ahora... pero tú eres joven al igual que ella, a lo mejor la vida les da otra oportunidad más adelante.

Jake sonrió aunque con tristeza, no podía creer que Brayan estaba tratando de consolarlo aunque él la amaba también.

—No lo creo y ¿sabes por qué?... porque ella te ama... yo sólo fui un refugio para su tristeza y ella trataba desesperadamente de aferrarse a mí, pero perdí la oportunidad... ahora para mí sólo tiene afecto y tú te quedaste con su amor.

—Soy mucho mayor que ella Jake, no creo que lo nuestro pueda funcionar aunque me diera la oportunidad... y en verdad la amo... la amo con desesperación, pero ya la perdí... fui un cobarde —susurró Brayan con voz entrecortado y sus ojos se humedecieron aunque no dejó escapar sus lágrimas.

Brayan le extendió su mano para despedirse, sentía que si decía una palabra más su voz sonaría entrecortada, así que después de darse un fuerte apretón de manos, salió de allí lo más rápido que pudo.

Después de separarse de Lisa, Brayan se había mudado a un pequeño apartamento. Comenzó con los trámites del divorcio y trataba de encaminar su vida. Era sábado por la mañana y daba vueltas en la cama. Cuando se mudó a ese lugar, los antiguos inquilinos habían dejado abandonado a un viejo gato que había adoptado y le servía de compañía, y ahora lo esperaba sobre su cama pidiéndole el desayuno.

—Voy amigo... ya te sirvo el desayuno. —Brayan se levantó pesadamente de la cama y fue a atender a su nuevo amigo.

Preparó café y se sentó cerca de la ventana, se cansó de mirar hacia afuera y se decidió a ir caminar un rato, así que se preparó y salió. Caminando sin rumbo llegó a un centro comercial, recordaba ese lugar, de niño su padre lo llevaba allí a comer helado y eso le provocó una sonrisa.

No estaba seguro que ese lugar todavía estuviese allí, pero comenzó a buscarlo, para su sorpresa vio a lo lejos el aviso de la heladería y decidió caminar en esa dirección. Estaba decidido a dejar de pensar en Evie aunque fuese por un momento, su mente y su corazón necesitaban descanso.

Sin embargo, el destino le tenía preparada una sorpresa. Camino a la heladería en una de las tiendas, estaba Evie parada mirando un vestido, no lo podía creer, ella llevaba todavía un pequeño bolso de viaje, lo que lo hizo pensar que iba llegando y no había pasado por su casa. De inmediato se acercó y le dijo:

Esa Navidad cambió mi vida. [Completa]Where stories live. Discover now