11. Eres mío.

4.5K 257 93
                                    

Les recomiendo que escuchen la canción mientras leen, es una joya

Joaquín.

—Son de...

—¿Emilio Darleen? —pregunta Gala ansiosa.

—Eso creo.

Observo la canasta con las rosas, están frescas y desprenden un aroma delicioso. El arreglo se ve costoso, y cuando veo la botella de vino termino por confirmarlo.

Siento un leve escalofrio que me recorre todo el cuerpo —aunque yo no sé de vinos reconozco la marca impresa en la costosa botella de vidrio —, es exactamente la misma que Emilio trajo el día que cenamos juntos.

<< Seré sincero; lo único que me interesa de ti es tu cuerpo, te deseo Joaquín y quiero coger contigo, pero es todo. No quiero corazones, ni llamadas interminables, ni salir a pasear o al cine, o tomarnos de las manos. Solo quiero sexo>>

¿Flores? Eso es un símbolo muy característico de las parejas.

¿Qué pasó aquí?

—¿Qué significa esto? —pregunto en voz alta sin darme cuenta.

—Una disculpa quizás, no lo sé ese tipo es muy raro. Además, ¿cómo sabe dónde vivimos?

—Yo no le conté nada, ¿le dijiste algo a Santiago? —la miro fijamente.

—No, solo le dije que me mudaria pero no le di la dirección exacta.

Los dos nos miramos sin decir ninguna palabra, parece que los dos estamos pensando lo mismo.

—Ok, esto literal da miedo —dice al cabo de unos cuantos segundos.

—Lo sé, es como si me estuviera siguiendo o algo así —hago una mueca de asco al pensar en esa posibilidad.

—De ahora en adelante ya no saldrás solo ¿okey? —suena a mamá preocupada y eso me hace sonreír.

—Tranquila Gala, no creo que sea necesario pero si estaré más alerta.

—¿Y qué harás con eso?

—Ten —le entrego el ramo— Se las llevaremos a tú mamá como regalo, le encantarán.

—Buena idea —me sonríe ladina.

—Y nos quedaremos con la botella para emborracharnos con ella después —quito la botella de la canasta y la dejó adentro del departamento antes de cerrar la puerta.

—¿Lista, señorita Greco?

—Más que lista, señor Bondoni.

Le extiendo mi brazo para que se agarre y caminamos hasta al auto.

[...]

Llegamos al restaurante y los papás de Gala ya nos esperan en la entrada, el lugar se ve fino y me alegra que hice una buena elección de ropa.

—Gala querida —se acerca la señora Greco y abraza a Gala.

—Hola mamá —le sonríe.

—Joaquín, que gusto verte —me extiende la mano el papá de Gala, la estrechamos para luego darnos un corto abrazo.

—¿Cómo va todo, señor? —le preguntó.

—Todo va muy bien, tenemos muy buenas propuestas de nuevos socios comerciales, creo que tendremos buenas ganancias de ser así.

—Me alegra mucho, señor.

Él papá de Gala es un reconocido arquitecto, y su mamá es asesora de imagen. Por algo mi amiga es tan talentosa.

No hables, gemir es mejor. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora