» Capítulo Cinco

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"Te alejas más, no puedo tocarte."

— Monologue; Taemin.



Wooyoung.



No sé cómo, no sé por qué. No tengo respuestas a mis preguntas y sigo cómo un tonto hablando y hablando sin parar. Como si descargara todo eso que estuve ocultando por años, pero con una diferencia.

Él me creía.

San parecía totalmente impactado, intrigado y muy emocionado pero sobre todo, curioso. Tenía cada duda, cada detalle y lo soltaba sin más. Preguntas que me hacían reír y otras cuestionarme hasta mi existencia.



— ¿Estas seguro que no fuiste abducido por alienígenas cuando eras pequeño y jugaron con tus ojos? Tal vez te hicieron un implante para ellos ver el mundo a través de ti. — él parecía pensarlo, y yo me estaba volviendo loco al tomarle sentido a sus palabras— Algo así como un espía. Dios mío, no es el gobierno, son los aliens quiénes espían nuestras conversaciones.



Yo me reí, mucho. Hace tiempo no me reía tanto hasta el punto de sentir mis mejillas doler. San me sonrió, tomándome por sorpresa al tenerlo tan cerca de mi. Estábamos en el estacionamiento, recostados de mi auto, sin saber a dónde ir o qué hacer. Estaba desolado y nadie que pudiera interrumpir. La charla sólo se dió casual y sin reparos. Sus ojos miraban los míos con admiración, aunque yo los odiaba. Para él, mis ojos eran maravillosos y me hacían recordar las palabras de mi abuela.



— Así está mejor.


— ¿Qué qué? — Carraspee mi garganta y miré a todos lados para luego pararme derecho y alejarme un poco de él.


San se encogió de hombros y volvió a reír. — Me parecía que estabas nervioso, sólo quería hacerte reír y que me mostraras esa sonrisa que recordaba.



Estoy seguro que el calor del estacionamiento ya me estaba afectando y por eso sentía mi cara arder. Sólo asentí y volví a mirar mi entorno, notando aquel ser que ya no pertenece a este mundo, mirarme. Me asusté, por su cercanía pero traté de ignorarlo.



— ¿Estás bien, Wooyoung?— San colocó su mano en mi hombro, haciendo que mi vista se dirija a él sin dudar— Hay algo, ¿no es así?



Asentí y sus ojos se iluminaron como niño en juguetería. Sólo reí para mis adentros antes de mirar al fantasma que seguía tratando de dirigirme la palabra.



— No, no estoy acostumbrado a estar ayudando fantasmas.



— ¿Fantasmas no suena un poco antiguo? Hasta de mal gusto. — San rió— Deberíamos llamarlos de otra forma.


— ¿Deberíamos? —pregunté, más para mi que para él.— Toda una vida se les ha llamado de esa manera, sean reales o no.


— Yo opino, — San ignoró mis palabras y se balanceaba frente al fantasma como si realmente pudiera verlo.— que llamarlos cristales suena lindo.


— ¿Cristales? ¿Por qué?



El fantasma frente a mi era una anciana, quién me sonreía amablemente pese a su aura ser débil. ¿Cuánto tiempo estuvo vagando?



— Me parece lindo. Además, los cristales se convierten en vidrios. Son duros, pero frágiles y amorfos, en el buen sentido. Son cosas que se encuentran en la naturaleza y puede convertirse en muchas cosas, sin contar que son bellísimos. Pienso que los fantasmas, son cristales. Pueden transformarse en muchas cosas y seguir siendo hermosos y parte del planeta. ¿No crees?



Cursed Eyes » SanWooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora