» Capítulo Seis

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"Borro los recuerdos, y me olvido de ti."

— Falling Blossoms; Heechul &
Min Kyung Hoon.



Yeosang.



No podría decir que fue miedo, tal vez fue un asombro al escuchar esas palabras provenientes de Seonghwa. ¿Eran para mi?

Había pasado mucho tiempo desde que fallecí. Ni puedo recordar cómo, ni cuándo, pero según Wooyoung y la cuenta que hice desde que puedo recordar, van más de veinte años. Mucho más, seguramente. ¿Qué podría haber sido? ¿Qué es esa cosa que todavía me mantiene en este mundo? Por más que lo piense, no puedo recordarlo. No es tan fácil cómo contar del uno al tres. Eso si, lo único que con certeza sé es mi nombre.

A veces tengo especies de sueños despiertos, cómo si estuvieran pasando al momento. Pero al instante los borro y olvido todo. Es cómo si algo en mi bloqueara todo lo de mi pasado y sólo me toca seguir viviendo de este modo hasta que algún milagro suceda.

Milagro es mi sinónimo para Wooyoung.

Lo conozco desde que él era un bebé. Pude notar que él se fijaba en mi cómo nadie más lo hacía y tan pronto creció, se dispuso a hablar conmigo. No sé por qué me mantenía a su lado, algo me atraía completamente a permanecer ahí y supongo que eso era él, mi milagro. Desde entonces, Wooyoung ha hecho hasta lo imposible por hacerme ir al más allá con la teoría de que tendré una nueva oportunidad de vida. Porque, aunque conocí algunas personas iguales a Wooyoung, él fue el único que estuvo dispuesto a darlo todo por ayudarme.

Cuándo comenzó a vivir lejos de sus padres, lo acompañé. No sólo porque era mi milagro en vida, si no porque no quería abandonarlo. Sentía que este niño no podría estar solo sin que se desplomara en cualquier momento; porque aunque parece una persona fuerte, capaz de hacer todo por si solo, a veces es completamente lo contrario. Lo he escuchado llorar cuando sus padres lo llamaron loco o cuando su abuela dejó de aparecer ante él. Lloró en aquel momento que su papá falleció y que desde entonces su madre no le ha dirigido la palabra. Todo eso es capaz de liberarlo en su cama, bajo una manta tal cuál un niño pequeño escondiéndose de un monstruo.

Su monstruo era sinónimo de la vida real.

Yo quería ayudarlo en todo lo que pudiera, sin ser una carga para Wooyoung. Así que comencé a tener una vida independiente. Quería ayudarlo por mi cuenta, así que escapaba de vez en cuando por los alrededores hasta encontrar algunas pistas de mi pasado o de cómo ir al más allá sin necesidad de cumplir ese ansiado deseo. Pero esto es complicado. No es para nada cómo en esas películas y series que él ve, dónde van a un lugar y te dan libros que leer y donde hallar lo que necesitas. Así que fue casi imposible encontrar algo concreto que nos dijera cómo hacer las cosas correctamente. Pero, entre tanta vuelta y vuelta terminé ahí... en una floristería.

No esperé terminar en una floristería, viendo a Park Seonghwa cuidar con tanta devoción a las flores que allí vendían. Cuándo este chico cruzó la puerta de nuestra casa, no lo podía creer. De tantas personas, ¿él? Porque ver a Seonghwa en la floristería no fue cosa de una sola vez. Se volvió un hábito y yo no podía dejar de hacerlo. Siempre terminaba ahí, rodeado de flores que no me brindaban ningún olor y viendo a Seonghwa trabajar con una sonrisa. Era increíble verlo y escucharlo, y siempre pensar en lo suave que se sentiría su piel y cómo sería acariciar ese cabello.

Antes de darme cuenta, comencé a hablarle sabiendo que no obtendría respuesta. Le contaba sobre el clima, aunque me era difícil sentirlo. Sobre comidas ricas, aunque sólo las veía y comía muy poco. Le conté sobre cómo me gustaba esa nueva serie que estaban pasando por esa cosa llamada flix, y cómo me estresaban los protagonistas.

Cursed Eyes » SanWooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora