Final (Primera parte)

205 48 17
                                    

Final (Primera Parte)

No fue fácil.
Hubo días en que su mente se nublaba y se sentía paralizado, el aire apenas ingresando a su sistema.
Pasado los primeros días luego del reencuentro, donde su mundo se redujo al cuerpo de Ae sosteniéndolo y a Lira en sus brazo, se hizo notorio que no sería sencillo recuperar su vida.
Ae tomó dos semanas de licencia donde se dedicó a mimarlo intentando separarse solo lo indispensable, se sentía pegajoso y lo amaba. Pero a veces los recuerdos llegaban a abrumarlo, el haber eliminado cualquier medicación de su sangre trajo como consecuencia indeseable que también volviera a su mente el rostro lastimado de su padre omega y la sensación de pérdida al verlo respirar por última vez, al igual que el dolor de no haber podido ayudar a Saint cuando más lo necesitaba.

-No quiero que lo tomes a mal -habló en su oído Ae, habían compartido un tiempo de caricias después de su ya acostumbrada pesadilla a mitad de la noche- pero creo que es hora de que busquemos ayuda.
-No -respondió automáticamente, no estaba dispuesto a pasar una vez más por sesiones de terapia- no pienso hacerlo.
-Amor -lo apretó mas fuerte contra su pecho desnudo -yo puedo ayudarte, pero tengo mis limitaciones.
-No lo necesito -subió la sábana hasta su mentón a modo de escudo- intentaré ser mas fuerte.
-Pete... -enterró la nariz en su pelo y la simple acción llevó escalofríos a cada rincón de su cuerpo- eres la persona mas fuerte que conozco, pero lo que viviste, la explosión, tu hermano, tus padres...
-No quiero drogas de nuevo -respondió al fin- no quiero sentirme en un mar de algodón ni que alguien juegue con mi mente.
-Eso no va a pasar -el apretón se hizo casi doloroso- no voy a permitir que vuelvan a dañarte.

Aún así, con los días donde solo eran ellos llegando a su fin, prefirió a ignorar las señales de que su psique estaba dañada.
Al mes de su vuelta a casa todavía seguía eludiendo las invitaciones a salir de la casa. Al principio fue fácil pasarlo por alto, no había caminatas con Chicho, ni paseos con Lira, siempre declinando cada invitación de Plan a visitarlo en su hogar en el momento que Ae estaba trabajando. Sin pretenderlo, comenzó a encerrarse en sí mismo. Solo existía para su pequeña familia, para los días jugando con su pequeña y las noches con Ae.
El punto de quiebre fue el día que Lira debía volver a su Jardín de infantes. Habían organizado todo, lo había imaginado ciento de veces. Peinó su pelo en dos colitas decoradas con moños de colores, un short, zapatillas cómodas y un guardapolvo eran el uniforme que se completaba con una pequeña mochila con imágenes de animales. El alfa pasó la mañana moviéndose a su alrededor, intentando ayudar aunque el prefería hacerlo solo, había perdido demasiado tiempo y añoraba recuperarlo por más que solo fuera en las pequeñas cosas.
Se sentía nervioso, y en un principio lo atribuyó a la ansiedad de dejar a su hija en manos de otra persona.
Colocó el celular en su bolso, saludo a Chicho, solo serían unos minutos.
Dio los primeros pasos, la mano de Lira tibia dentro de la suya, Ae sosteniéndola del otro lado. Avanzó hasta la entrada pasando por el camino rodeado de plantas.
Algo llegaba desde lejos, un sonido que no podía distinguir pero a la vez se le hacía conocido y zumbaba en sus oídos. Llevó la mano a su boca y nariz intentando sacar lo que le obstruía la respiración, trató de mover sus piernas y las sintió pesadas, atrapadas bajo el escombro.
Un movimiento cálido sobre su rostro, trató de enfocar, allí estaba Ae, su cara en una mueca dolorosa con lágrimas que caían por sus mejillas, más abajo, los brazos de Lira se aferraban a sus piernas. El sonido que había escuchado no era más que su propio llanto. No había polvillo que le impidiera respirar o escombro sobre sus piernas. Solo miedo, un miedo que llegó a paralizarlo y ahora le estaba robando la posibilidad de compartir con su familia algo con lo que había soñado.
-Lo siento -lloró abiertamente, los brazos unidos sobre el pecho del alfa- lo siento, lo arruiné...
-No... shhhh no llores - las caricias se sucedían sobre su pelo- todo está bien.
-Papá mosho -llegó la voz de Lira pidiendo ser aupada- ohhh papá Pete zora.
-No amor... no lloro -la apretó contra sí y besó sus mejillas mintiendo descaradamente- no lloro.
-Volvamos adentro -indicó el alfa y comenzó a desandar el camino tironéando su mano.
-No -limpió las lágrimas que aún se empeñaban en caer- ve tu, llevala al Jardín.
-Pete...
-Tómale muchas fotos -se limpió la nariz con la manga del sweter- y tu pórtate bien ¿si?
-Ti! -pasó a los brazos de Ae y se aferró a su cuello.
-Vuelvo rápido -un beso fue dejado en sus labios- ve adentro, te amo.
-Yo también los amo.

Retazos de una vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora