Décimo tercer capítulo.
Esperó ansioso que la maestra saliera con su pequeña del Jardín maternal donde la había inscripto hace un tiempo. Una vez que el nuevo puesto laboral lo obligara a cambiar de turno, decidió que lo ideal era que Lira pasar unas horas con niños de su edad. Los primeros días de separación fueron difíciles, más de una vez se fue con los gritos y llanto de la pequeña resonando en sus oídos, pero al establecer una rutina, las quejas fueron dejadas de lado y ahora siempre se despedía con un beso y un adiós de su pequeña mano.
La vio aparecer delante de la docente, caminaba con la mochila casi arrastrando, el pelo que había sido atado en dos pequeñas colitas horas atrás, en una maraña que se adivinaba pegajosa, su mano saludándolo y la sonrisa inmensa en sus boca.
-Papá! -exclamó y se lanzó a sus brazos una vez que abrieron la reja que los separaba. La tomó apretándola contra su pecho sin importarle la mancha de algo indefinido en su uniforme.
-Hoy nos ensuciamos un poco...-habló la joven frente a él a modo de excusa- estuvimos experimentando distintas texturas.
-Está bien -le sonrió con amabilidad- se cuanto le gusta hacer desastres.
Intercambiaron algunas palabras más antes de despedirse y caminar a su hogar.
Habló todo el camino con la pequeña que le respondía en su media lengua con varias palabras que había aprendido en este último mes, su risa era fresca y contagiosa y lo hacía sonreir en respuesta.
En la casa, Chicho hizo una fiesta al escucharlos llegar y Ae dejó a su hija en el suelo mientras buscaba la llave y abría la puerta, y cuando lo hizo, la niña fue directo a abrazar al perro que lloraba de manera lastimosa como si la separación hubiera sido de días y no de solo un par de horas.
Era una buena vida, no la ideal, no era perfecta, pero de a poco iba adaptándose a la ausencia que mantenía a su alma en una eterna agonía.
Mientras su hija se entretenía en dejar que Chicho lamiera su cara, se sacó la ropa de trabajo y se higienizó lo suficiente para no sentirse sudoroso. Buscó los materiales que estaban utilizando y los llevó al pequeño comedor. Allí tenía todo, las fotos que necesitaba, pegamento, pinturas, colores y hasta algo de glitter que Plan había insistido en comprar.
Faltaban apenas tres días para que se cumpliera el aniversario del día que lo sumió para siempre en la tristeza, el día que le había arrebatado al amor de su vida. Pero esta vez, el recordatorio sería de otra manera. Entre los familiares de los que fallecieron a causa de la explosión habían decidido realizar una vigilia frente al lugar, en esta ocasión honrarían la vida de los seres que perdieron. Y allí estaba él, preparando un pequeño álbum con fotos de la vida que habían compartido, hasta había conseguido una foto del padre omega que Pete tenía entre sus pertenencias y otra con su gemelo. Estaba colocando el corazón en este proyecto, dejando que las pequeñas manos de Lira llenara de colores cada página, logrando plasmar las patitas de Chicho junto a una foto que habían tomado días después del rescate, cuando recién empezaba su historia juntos. La sonrisa del omega era inigualable mientras sostenía al pequeño pulgoso entre sus manos.-Papá Pete -escuchó la voz de Lira- papá Pete mosho.
-Si -respondió mientras quitaba una lágrima que bajaba solitaria- papá Pete hermoso.Pete siempre estaba presente, se había jurado que su recuerdo nunca se apagaría, y entre las primeras palabras que enseñó a su hija estaba el nombre del omega. Innumerable cantidad de veces habían observado las fotos de su vida juntos, del tiempo en que fueran inmensamente felíz.
Colocó todo en el suelo y se ubicó detrás de Lira que quedó en medio de sus piernas, juntos fueron mirando algunas fotos que la pequeña miraba absorta y a veces trataba de alcanzar.-Y esta eres tú -habló ante la imagen de los tres tomada unos días después de su nacimiento- papá Pete y Lira.
-Papá Pete Lia -imitó mientras señalaba con el dedo- papá Pete mosho.
-Así es... -besó su pelo- tú eras muy pequeñita.
Pegó la foto en la página y aprovechó la quietud de su hija para llenar la palma de su mano con pintura de color para sellarla a un costado.
-Mira que bonito! -sonrió ante la impresión que había dejado en el papel- ¿te gusta?.
-Ti -respondió antes de comenzar a hacer palmas manchando su ropa en el proceso.
-Ohhh mírate -tocó su nariz con la punta del índice- eres un desastre.

ESTÁS LEYENDO
Retazos de una vida.
Fanfiction"Y nos amamos...como si no hubiera un mañana, como si el mundo pudiera terminar hoy..."