Retazos de una vida.

Séptimo capítulo.

Séptimo capítulo.

"Lira"
El nombre flotaba en los bordes de su conciencia.
-"Lira" -murmuró con la voz saliendo distorsionada y confusa, esa pequeña palabra que se sentía dulce en los labios, y aún con las conciencia adormilada, sabía que había pronunciado miles de veces. Cerró los brazos sobre su abdomen, percibió algo rebolotear dentro de sí, lo sintió tibio y deseado, y por primera vez en todo este tiempo, no luchó contra las drogas que circulaban en su sistema y prefirió quedarse en la semi conciencia donde la luz lo colmaba por dentro, la plenitud llenándolo aún cuando era irreal.
Las lágrimas se deslizaron, tal vez estaba enloqueciendo, posiblemente los antidepresivos y analgésicos que constantemente le suministraban habían logrado llevarlo a un espacio donde podía ser felíz aunque no fuera más que una ilusión.

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-Saint, vamos -alguien movía su cuerpo sacudiéndolo por los brazos. Su mente se resistió a abandonar el estado en el que era libre- vamos despierta...
-No pude hacer nada -intervino alguien más mientras lo seguían moviendo- el médico lo atendió pero yo no pude estar con él.
-Vamos por favor... -su mente atontada reconoció la voz de Mean pero su voluntad no le permitía abrir los ojos- dioses niño... ¿Qué te dieron?
-Recién hoy me volvió a contactar para que viniera a cuidarlo -supo que era el enfermero de la vez anterior- su padre me dijo que iba a salir.
Quizás podría haber vuelto a la conciencia, pero el aroma de un alfa lo estaba llamando y la sensación de un cuerpo pequeño se sentía correcta entre sus brazos, tanto que prefería quedarse allí y esperaba no despertar.

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-¿Ya elegiste el nombre? -dijo mientras no despegaba los ojos del pequeño pulgososo.
La escena se volvía borrosa pero el sentimiento estaba allí. Un lugar conocido y el aroma que amaba.
-No se me ocurre nada -el cuerpo del otro estaba casi pegado al suyo.
-Mmmm -observó los ojos tiernos que parecían balitas y el hocico negro y húmedo- Chícharo, tiene cara de Chícharo.
-Chícharo... -sintió la mirada penetrante sobre su cuello y fingió no notarla aunque encendía sus terminaciones nerviosas- Chicho...
-¡Me gusta Chicho! -exclamó y giro el rostro hacia el alfa a su lado. Los labios estaban a centímetros de los suyos y el movimiento en espejo de los dos cuerpos los llevó a unirse en un beso suave, apenas un deslizamiento que terminó cuando el pequeño animal se removió incómodo entre sus brazos. Sonrió porque en ese momento supo la verdad, nunca podría alejarse del alfa aún cuando le costara abandonar a todos en su vida.

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-¿Cuándo fue la última vez que lo inyectaron? -la voz se coló en su sueño y de un plumazo borró al alfa que sostenía su cuello mientras volvía a besarlo- no puede ser que aún no despierte.
-No lo sé -habló el otro y sintió su tacto en la muñeca- tengo indicaciones de volver a colocarle una vez después de alimentarlo si se despierta.
-¿Lo has hecho? -demandó el otro.
-¡No! -una sutil caricia en su frente aliviando el ardor que comenzaba a sentir allí- se que es una locura el  tratamiento que indicó el psiquiatra.
-¿Entonces que haces aquí? -se interesó Mean.
-Quiero ayudarlo -repuso la voz vacilante.
-¿Lo conoces? -había una pizca de duda en el tono.
-Ssssi -un paño fresco limpió el sudor- no no... es complicado.
-Tenemos tiempo -replicó con firmeza- no me moveré de aquí, y si la fiebre no baja pienso llevarlo a un hospital.
Intentó, realmente intentó abrir los ojos pero le fue imposible. Su mente vagaba dentro de sí mismo mientras la fuerza menguaba al intentar darle sentido a los pensamientos que se iban formando.

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-Escúchame ¿si? -las manos ahuecaron sus mejillas obligándolo a fijar los ojos en las pupilas oscuras- pase lo que pase estaré aquí.
-Estoy asustado... -reconoció al fin con algunas lágrimas en sus pestañas.
-Lo afrontaremos juntos -le besó con ternura antes de soltarlo y tomarle la mano- vamos, ya nos estan esperando.
Se escuchó hablar, dar sus datos mientras un médico lo ingresaba en una computadora, la mano del alfa aferrándolo, diciéndole que esto era real.
-Esto va a sentirse frío -alguien dijo a su lado antes de que algo fuera colocado sobre su vientre e hiciera presión.
Las lágrimas se sintieron tibias y no sabía si era un sueño o realidad.
-Aquí está ¿ven?...dejenme tomarle una foto -en su recuerdo había enmudecido- todo parece correcto...un aproximado de 7 semanas de gestación.
-Dioses... -susurró el alfa a su lado- ¿un bebé?
-Si, uno solo -apretó algún botón mientras él miraba absorto la imagen en blanco y negro que se movía y en ocasiones distorsionaba- el saco gestacional está bien implantado, el tamaño guarda relación con la fecha del celo ¿quieren escuchar su corazón?
-¿Podemos? -no podía apartar los ojos del monitor. De pronto el sonido los envolvió, nunca se imaginó que un sonido tan extraño y ajeno pudiera meterse tan dentro de su alma -¿es normal?
-Tranquilos -le sonrió con indulgencia- el corazón late aproximadamente al doble de lo que lo hace después de nacer- es normal.
-Es perfecto... -susurró el alfa a su lado- mira...es nuestro bebé...

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-Soy su prometido -declaró y aunque ya antes había escuchado de su compromiso todo su ser se reveló contra eso- su padre está de viaje y yo estoy a cargo.
-Tenemos que avisar a su psiquiatra y al médico que lo atiende- indicó la voz desconocida y algunos otros sonidos se fueron colando.
-Yo soy el encargado de su cuidado -la voz del pequeño omega sonó firme- personalmente voy a comunicarme con sus médicos pero ahora debe ser atendido.
Los pasos se alejaron y pudo reconocer el bip de los soportes del hospital. Sintió que comenzaba a ahogarse, el aire se resistía a entrar a sus pulmones. Estaba allí nuevamente, pronto su padre aparecería para decirle que las personas que amaba habían muerto. 
-Vamos vamos tranquilo -lo sujetaron por los hombros y una mascarilla fue a su boca y nariz- respira sigue mi voz y respira....Mean, encuentra un médico ahora...shhh, así...sigue respirando... no dejaré que te pase nada.

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-¿Hace cuánto comenzó el dolor? -se arrodilló a su lado sin sacarse el uniforme de la fábrica - deberías haberme llamado antes.
-Tranquilo amor -una mano en el vientre hinchado y otra en la mejilla de su pareja- estoy bien, tenemos tiempo.
-No puedo estar tranquilo -sintió el beso en su panza- esta señorita ya quiere salir y yo quiero conocerla.
-Sólo unas horas -sonrió y luego una mueca alertó al alfa que el dolor era intenso.
-Ohhhh dioses ¿Dónde esta mi hermano?
-Viene en camino -dijo dejando salir algún jadeo- debe estar cerca.
Al final había subido en la parte trasera de un auto que había visto épocas mejores, el alfa no soltaba su mano y él se la apretujaba cada vez que el dolor apretaba todos sus músculos. El miedo trepó por su columna pero prefirió no dejarlo salir, pensó en su padre omega, recordó a su hermano y en cuanto le gustaría que él estuviera también sosteniendo su mano.

Su nombre estaba en la punta de la lengua pero no podía decirlo  y así como el recuerdo se formó comenzó a desvanecerse sin que pudiera impedirlo.
Luchó para quedarse allí, para ver a la pequeña que iba a nacer, para saber el nombre del alfa que lo amaba cada vez que se perdía dentro de su mente.

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-Bueno -el omega habló cuando lo vio abrir los ojos definitivamente, su cabeza mucho mas alerta- déjame llamar al médico.
Miró a los costados mientras el joven salía y localizó un vaso con agua al que trató de llegar con desesperación.
-Tranquilo... -un sorbete fue colocado entre sus labios- ya viene el doctor a verte.

La primera reacción fue tratar de tomar distancia hasta que algo del sueño vino a él. De un manotazo alejó el vaso derramando agua en la manta. Tiró las sábana hacia un costado, una bata de hospital lo cubría y también la hizo a un lado hasta descubrir el vientre ahuecado producto de la mala alimentación de los últimos meses. Se pensó a sí mismo con el abdomen distendido, con la sensación de un oleaje que lo recorría desde adentro.
Buscó y allí estaba. Pasó los dedos por la cicatriz que no podría haber obtenido en el accidente, la cicatriz que había mirado ciento de veces, que alguien había besado, adorado, reverenciado...
Comenzó a reír con una risa extraña, ajena, maniática ante los ojos asombrados de Mean y el médico, y la conocedora del enfermero.
-Tengo un bebé... -alcanzó a susurrar antes de caer nuevamente en el colchón haciendose un bollito para comenzar a llorar- tengo una hija...

Lira...Ae...

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Y aquí por fin un nuevo capítulo. Espero les haya gustado!
Será una historia corta así que de a poco se irá resolviendo.
Nos vemos pronto! Saludos!
Un beso inmenso. Cuidense.