Contarles la verdad

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Camino hasta la habitación que compartía con el resto de merodeadores con una leve sonrisa y al entrar supo que debería haber salido corriendo o si quiera no haber salido, pues ahora los que lo recibían eran Remus, enojado pero aun así intrigado, Sirius con cara de consternado y a Peter mirándolo con miedo. Noto rápidamente el silenciador que había en la habitación, por lo que sabia que de lo que sea que este pasando era un tema muy serio (Ya que era el código: Estas en problemas MUY graves).

—¡Que mierda es lo que nos ocultas!—grito Remus exigiendo respuestas que no salían de la boca del Potter.

—No se de que estas hablando—se hizo el loco, tratando de zafarse de las miradas fulminantes del resto de los chicos en aquella habitación.

—James ¿Dónde estabas mientras éramos torturados?—pregunto con una extraña calma. El contrario se veía notablemente incomodo. Suspiro—¿Cuanto tiempo llevas ocultándolo?

—Tres, casi cuatro años—Todos abrieron grandemente sus ojos ante la nueva declaración que les empezaba a generar dudas y respuestas al mismo tiempo de una manera muy poco sincronizada—fue gracias a mi papa en cierto punto. El era uno de los mortifagos que mejor realizaba sus tareas. Luego murió—suspiro mientras se sentaba en la cama donde estaban Sirius y Remus.

—¿Por qué? ¿cómo? ¿dónde?—Peter no podía procesarlo, ninguno de los que recién lo sabían.

—No lo se, solo se que ocurrió una semana y media luego de su funeral, mi madre me dijo que era importante a pesar de solo tener 16 años de edad, como no tenemos tanta diferencia de edad, fuimos a tomar un café, nos hicimos amigos. El resto solo fluyo—trato de no sonreír, sin embargo sonrió levemente.

—No puedo aceptarlo, es decir—Sirius callo cuando lo miro fulminante—no es sano para ti estar en constante peligro.

—No es sano para ti tampoco estar en un juego o lo que sea esa relación con Malfoy—contrataco.

—Tuche—respondió un poco incomodo ante las dos miradas de sorpresa e incredulidad de parte de los otros dos. Escucharon el suspiro de resignación del mas joven, sin embargo no lo miraron hasta que se paro de la cama. Remus quería decir algo pero lo interrumpió.

—No pido que lo acepten, pero si les pido que guarden el secreto y que me apoyen—Ninguno respondió pero el salió de la habitación, sin esperar esa respuesta que no llego de parte de sus amigos—y justo cuando pensé que todo saldría bien—pensó un poco frustrado y con una sensación de amargura en su lengua.

Salió del castillo. Se puso sus guantes, pues sus manos estaban rojas del frio, se sintió acompañado a penas se adentro en el bosque, no necesitaba girar para saber quien era, podía sentir su verde mirar en su ser. Sonrió pues sintió la suave mano en su cintura que lo atraía y que siseaba para el.

—¿Ya pudiste decírselo, cariño?—bajo su cabeza hasta la suya, con cariño pero sin dejar de caminar.

—Si, se lo tomaron mejor que de lo que pensé—sonrió a pesar de que un par de lagrimas salían de sus ojos. Thomas detuvo el caminar y seco sus lagrimas, mientras besaba lentamente su mejillas.

—No te puede decir que no te preocupes porque sabíamos de esta posibilidad, pero estaré contigo—James pudo ver la sonrisa que Tom no estaba acostumbrado a mostrar al resto de personas a menos que sea de burla o de sarcasmo, a penas se veía esa pequeña sonrisa, pero el la vio y Potter no podía dejar de mirarla, con ternura—deja de mirarme así—James sonrió enormemente al ver el sonrojo del otro que trataba de ocultarlo con la bufanda.

—No puedo, eres hermoso, mi amor-tomo las mejillas contrarios y las beso-a pesar de que no seas una persona muy expresiva. Sin embargo, te amo mucho así, tesoro—lo beso en los labios y siguió caminando. Tom se toco los labios y sonrió un poco mas, camino rápidamente hasta llegar al lado del menor el cual deseaba tener una cámara consigo para tener cosas de su amado—sabes tienes razón, ellos deben entenderlo, les costara pero lo harán, supongo-Tom rio levemente, sip, ese era su amor.

—¡James!—el grito hizo que ambos adolescentes giraran, vieron a los tres merodeadores tratando de recuperar aire con las bufandas mal puestas, Sirius tenia la campera no cerrada y Peter tenia su gorro en las manos—¡Tenemos que hablar, por favor!

—¡Chicos, se van a morir!—corrió hacia ellos con la intención de arreglarles la ropa, pues estaba nevando y no quería que se enfermaran— ustedes son unos grandes idiota, salir con ropa no tan abrigada y encima se la ponen mal—subió el cierre de la campera de Sirius, le puso el gorro a Peter y le acomodo la bufanda a Remus—Hablaremos en la habitación, pero ¡mierda! no se me pueden enfermar durante los exámenes finales.

—¿Como lo soportas con su carácter materno?—pregunto Sirius a Tom.

—Sobrevivo día a día, sin embargo es agradable.

Nuestro pequeño secreto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora