005.

181 18 7
                                    

Era mucho mejor permanecer en la cocina, la sala se me hacía muy lúgubre e inquietante.

Cuando regresó me dijo:—Gayoung, tu apellido.

—Choi.

Jisung levantó la cabeza de golpe.—¿Choi Gayoung?—me miró de arriba hacia abajo con el ceño fruncido y con una ligera "o" de sorpresa formada en sus labios.

Ahora soy yo la que no entendía su expresión.—¿Sí?

—¿Eres la Choi Gayoung que creo que eres?—Fruncí el ceño, desentendida. ¿Acaso me conocía?—Quieres ver que eres la nieta de mi abuelo Jinwoo.—concluyó él de golpe.

Esta vez fui yo quien dio un salto de sorpresa.

Qué cosa debía responder. Si él sabía quién era yo, no podía fingir que no sabía quién era el abuelo. Porque ahora estaba segura de ello, al cien por ciento. La cosa mejor, a este punto, era jugar con las cartas sobre la mesa.

—Sí, soy yo. El aviso en el tablero ni siquiera lo había visto. En realidad, voy a empezar mis cursos universitarios este año.

—Se me aclaró todo al oír tu apellido.—no estaba molesto por las mentiras que le había dicho, por el tono de voz entendía perfectamente. Se comportaba como si esperara encontrarme, o lo deseara desde hacía tiempo.— Apuesto que ni siquiera sabes en qué te ibas a inscribir.

—No.— confesé.

—Es un curso avanzado de guitarra.—dijo Jisung con orgullo.—Incluso por esto dudé de tus intenciones. Un guitarrista, lo reconoces por los callos en los dedos. Y al estrecharte la mano me di cuenta que habías venido por otro motivo. Pero no sabía cuál era.

—Bueno entonces...

—Estas aquí por tu abuelo. No por mí.—esa seguridad suya me crispaba los nervios.

—Quisiera conocerlo.

—Demasiado tarde.

—¿Ha salido?

—No. Murió el año pasado.

—Ah.

—El 25 de junio.—y cruzó los brazos, esperando mi reacción, que de hecho no tardo en llegar.

—Como mi abuela. Qué coincidencia.

—No fue una coincidencia. El abuelo siguió el funeral de lejos, sabía que no sería bien recibido. Después regresó a casa y se sentó justo aquí.—palmeó el sofá.— donde estoy yo ahora. Tenía un al aire probado y cansado. Cerró los ojos y cayó con la cabeza sobre la mesa. Su corazón había sucumbido de golpe.

—Por el dolor, imagino, por su querida ex mujer—ironicé. Ahora era él quien quería engatusarme con la telenovela lacrimógena del abuelo arrepentido.

–Por el dolor, claro, —recalcó Jisung, con voz firme.—porque él nunca había dejado de amarla.

Rodé los ojos. Ese cuento no se lo cree nadie.—No hables más, no sabes de qué hablas.

–¿En cambio tú sí?—retó.

—Claro, porque mi abuela Yeojin, en la carta me dijo me dejó...

—¿Una sola?—me interrumpió.—Yo tengo cientos de cartas. Y siempre supe todo sobre tu familia. Cómo se llama tu madre, tu padre, donde vive, etcétera... El abuelo seguía sus vidas, se interesa por ustedes.

Lo que Sabemos del Amor ➳ Han Jisung ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora