010.

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—Entonces, mamá, cuéntame algo de la carta.

—¿Cuál carta?

— Esa que la abuela había dejado para mí.

—No sé de qué hablas.

—Esta carta.—dije agitándosela bajó la nariz.

Mi madre se sentó golpe, con los ojos llenos de estupor.— Dónde las encontrado.

— No, dime tú porqué me la escondiste.

Mamá volteó la cabeza de aquí para allá, buscando ayuda. —Mejor lo hablamos en la noche, cuando regrese tu papá.

—No. Ahora, de inmediato, mamá. Lo quiero saber de ti. Es a ti a quien la abuela le entregó.

—Creía que lo había arrojado.— confesó, en voz baja.

—Seguro, las arrojado. Pero la abuela había hecho una copia. sentí que hecho una copia.

Sentí que probaba un doloroso placer sacando la luz toda la verdad. No es bueno conocer las intimidades más profundas de una persona. Hay un espacio de secreto dentro de nosotros que nunca nadie debería atreverse a invadir.

—Que el abuelo estuviera muerto, en cambio...—agregué, porque ella no respondía.

—Una me tira con buenos fines, Gayoung. Para nosotros, para ti.

—No estoy de acuerdo. ¡La abuela ha sido tan extraordinaria! Yo la admiro por lo que ha sabido hacer. Pero ahora que lo que sé no se lo puedo decir, porque ella ya no está. Si tú no lo hubieras escondido... qué había que esconder, además, yo debo entenderlo.

—No ha sido por esconder...

— Oh vamos, no me tomes el pelo, ¿Tenía miedo de que me avergonzar de ella? ¿Por qué había sacado al marido infiel de la casa? Quizás tú te avergonzabas. Pero yo estoy orgullosa.

— No es como crees. Las cosas no son nunca como parecen.

Salté como un resorte.— Ya tengo suficiente con estos misterios, de sus secretos, de estas medias palabras. Jisung siempre ha sabido todo sobre el abuelo. ¿Por qué yo no?

Las cosas no estaban exactamente así, en vista de los últimos eventos. Pero ya que la simulación parecía ser un deporte nacional, yo también quería sacarle una pequeña ventaja.

— No fue por esconder...— parecía que sacaba las palabras de un pozo muy profundo.

— Esto ya me lo has dicho, mamá.—quizás habría tenido que ser menos dura,  en este momento, pero no podía permitírmelo. Estaba a dos pasos de la verdad y quería que fuera ella quien me lo dijera.

—¿Tú papá no te explicado ya, Gayoung?

— Algo. pero tú seguramente sabes más.

— No sé si la abuela querría...

—Estoy segura de que sí está.

—Está bien— suspiró mi madre.—En el fondo eres casi mayor de edad, debería tener suficiente juicio para comprender. Y suficiente sentido común para no juzgar. Después que el abuelo se fue...

—No, después de que ella lo sacó...—precisé inmediatamente.

—De acuerdo.—se detuvo un momento, como para darse fuerza. Luego retomó con mayor determinación.— Después de eso, tuvo una crisis nerviosa, muy grave. Se inventó otra vida. Que ella era viuda, que su marido había muerto en un accidente aéreo y que, para colmo de la gracia, había perdido todos los recuerdos de su matrimonio en un incendio... En un cierto momento mis abuelos maternos temieron por la salud mental de tu abuela. Por algunos años viví con ellos, porque ella estaba internada en una clínica, para curarse, para sanar.

Lo que Sabemos del Amor ➳ Han Jisung ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora