Epílogo.

159 22 5
                                    

En medio de la noche y me despertó un toque frío en la mejilla. Abrí los ojos, ya lista para el encuentro. En el fondo me lo esperaba.

La abuela Yeojin estaba de pie, delante de mí.

Vestía un traje sastre deportivo y llevaba en la cabeza un sombrero, como quién está por partir de viaje. Me levanté, apoyándome la almohada. Esperé que fuera ella la quería el primer paso. Yo no tenía miedo. Es más, me sentía más tranquila que nunca. Si había amado tanto así y con tanta desesperación, también podía entender bien mis sentimientos y no hacerme sentir culpa por eso. La abuela se sentó en el borde de mi cama, acomodándose con cuidado la falda, para que no se arrugara.

Luego levantó la mirada hacia mí y dijo:—Adiós mi niña. Me voy para siempre.

—¿Estás molesto conmigo?

Quería saberlo, aunque ello no habría cambiado de ninguna manera mis decisiones.

—Sabes bien que no...—dijo con una leve sonrisa.— Cómo podría estarlo.

Yo suspira aliviada.

—Por fin soy libre.—dijo ella.—No podía alejarme de los vivos sin antes revelar mi secreto. Era un vínculo que me tenía prisionera.

—¿Ya no te veré?

—Pero pensaré mucho en ti. Tú también piensa en mí.

Sonreí. —Te lo prometo, abuela.

No me atreví a acercarme para abrazarla, aunque lo deseaba intensamente.

—¿Te molesta que Jisung y yo hayamos enterrado las cajas cebra?

—Era lo que se debía hacer. Jinwoo también estará contento. Solo te pido que no nos juzgues.—continuó ella.—El amor es un asunto bastante complicado.

—No, quédate tranquila.

—Eres una chica muy juiciosa.

—Estoy enamorada. Te comprendo, abuela.

—Bien tesoro mío, gracias. Ahora podré descansar tranquila.

Alargó una mano para tocar la mía, pero al estirarse hacia delante se hizo poco a poco éterea y se desvaneció en la nada. Entonces supe que los fantasmas del pasado no vendrían más a visitarme. Habían sido enterrados. Literalmente. Eso es lo que pasó.

Lloré un poco por la emoción. Pero allí entendí que la abuela, desde el principio, no buscaba venganza. Trataba de hacer las paces con su pasado, de desatar esos nudos que ella no había podido o sabido desatar estando viva. Y yo, que ahora había empezado entender la diferencia entre querer y amar, me daba cuenta de cuán difícil era encontrar el equilibrio entre las dos cosas, de cuanto compromiso se requería.

Tomé un bolígrafo y escribí una carta para Jisung. Pero no se la daré. La tendré para mí, en algún lugar secreto. Si alguna vez, en el futuro, se me ocurre dudar de sus sentimientos o de los míos, iré a releerla, para recordar de dónde partimos. Para reencontrar la fórmula de la felicidad que estoy viendo ahora.

Lo que Sabemos del Amor ➳ Han Jisung ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora