-El emperador parece muy animado, pero no me da buena espina -Kaala cabalgaba con lentitud detrás de su maestro, este tenía una expresió seria y pensativa.
-No conviene hablar de ello en esta calle, ni en ninguna otra. Anda con cuidado. -Su tono fue cortante y frío. -Los dragones eligen a sus jinetes y si no lo hacen es por algo, el emperador nunca fue bueno aceptando la derrota.
-Se dio cuenta, el cabello y las ropas no lo engañaron -La chica sabía que el emperador lo había notado, se lo había dicho y eso podría ser peligroso.
-No tiene importancia. -Aunque por el tono si que la tenía - Vamos a ver si conseguimos un buen precio por los caballos.
Kaala sintió un nudo en la garganta y palmeó el cuello de su corcel, sentía que había pasado su vida entera a su lado y que ahora que todo había cambiado ese animal era su único contacto hacia su yo del pasado.
Las calles estaban abarrotadas, había gente por todos lados, iban y venían, anunciaban productos a gritos y mostraban ejemplares de sus mejores mercancías. Bellas telas, frutas exóticas, vestidos, joyas, incluso aves del paraíso. Todo daba al lugar un ambiente alegre y colmado de sensaciones nuevas.
Llegaron a un puesto grande, bajo las enormes carpas se escuchaba el barullo de muchos animales, cabras, vacas, camellos, caballos y hasta algun elefante y aves de corral. Todos en pequeñas cercas donde se empujaban unos a otros para moverse.
El suelo era esponjoso, Kaala sabía bien por qué.
Caminaron entre cientos de ojos marrones mirándolos fijamente y se detuvieron a las puertas, una abertura en la carpa, bajaron de los caballos y Omega le tendió las riendas del suyo.-Espera aquí un segundo, voy a buscar al dueño -Kaala asintió y tomó a ambos caballos.
El segundo se alargó más de lo que ella esperaba, acariciaba el cuello de Rayo de sol de manera automática, pensando en todo lo que había pasado junto a ese animal. Lo que más le dolía era su familia, la incertidumbre de saber si estaban vivos o no, pero ahora estaban a medio mundo de distancia y ella jamás podría recorrerlo sola.
"Él era un jinete, podía haberlos salvado, fue su culpa. Estaba ahí y no hizo nada, la dragona lo dijo, fue su culpa"
La voz estaba dentro de su mente, se llevó las manos a la cabeza y apretó, no era ella quien había pensado eso, ella no lo culpaba ¿O si?
Buscó con la vista al rededor, las personas pasaban sin fijarse en ella, un chico cualquiera entre caballos, Eldric...
"Te quitó tu nombre y todo lo que tenías, él es el responsable de que vagues sin rumbo"
-No... -Murmuró, la cabeza le dolía como si la presionaran con garras invisibles.
"Ni siquiera te ha dicho a dónde se dirigen, no confía en ti, ¿que razón tienes para confiar en él?"
Kaala se sacudió, desesperada, miraba a todas partes. Los animales, las personas, un halcón que se posaba en un poste cercano... y los guardias.
De pronto el dolor se fue, las garras mentales la habían liberado tras insertarsus dudas y pudo controlar de nuevo sus pensamientos.
Había guardias por todos lados, ahora podía verlos. Estaban disfrazados como personas normales, pero llevaban armas, todos ellos y de reojo podía notar que miraban en su dirección. Formaban un círculo al rededor del corral, esperando.
La chica ató al corcel bayo a un poste cercano, el ave que se posaba ahí salió volando con un chillido molesto.
Había problemas, lo sabía y tenia que salir de ahí. Montó a Rayo de sol y miró hacia adentro de la carpa, Omega no salía. Pero él podía arreglarselas solo > desechó el vestigio de aquél mal pensamiento y espoleó al caballo, el animal relinchó y avanzó al trote, lejos de ahí.