Siempre escuchaba canciones que aceleraban sus pulsaciones, hasta el punto de sentir que su corazón se le saldría del pecho
Cuando llegaba a la cumbre, subía el volumen al máximo, pareciéndole insuficiente
En aquellos momentos necesitaba sentir la música dentro de ella, como si no existiera ningún otro sonido
Sintiendo que sus oídos estaban por explotar hasta que escuchaba el pitido y notaba aquella energía recorriéndole el cuerpo, desde sus pies hasta su cabeza
Entonces y sólo entonces, ante aquel paisaje, subida encima de aquella montaña, su garganta se llenaba y sabía que llegaba en momento
Gritaba como nunca lo había hecho antes, percibía a sus cuerdas vocales desgarrándose, su alma vaciándose y su mente liberándose