Sus pensamientos se vuelven realmente ambiguos cuando está cerca suya, es entonces cuando siente como si todos sus órganos se contrajeran y las mariposas retozaran y se revolvieran jugando el escondite dentro de todo su ser.
Siente escalofríos constantes desde la punta de sus dedos hasta la cima de su cabeza.
Sus caricias se convierten en lo que más necesita, su piel arde sin su contacto.
A veces, cuando cierra los ojos todavía puede sentirlo.
Ha provocado en ella un vacío cuando no está, se adhirió a su corazón, a su alma, a toda ella.
Cuando se va, siempre se lleva algo de ella, pero todo eso deja de importar cuando vuelve.
No es algo que pueda controlar, no maneja su corazón, ni a él, ni siquiera a ella misma, y ella, que siempre le ha asustado perder el control, ahora ya no tiene miedo.
Lo que verdaderamente le aterra es aferrarse a él como ya lo he hecho, le duele depender de él como hace semanas que lo hace, le asombra pensar en él como hace dias que no puede parar de hacerlo.