Capítulo 3: Un chocolate caliente

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Él había tenido trabajos exigentes, pero…esto era demasiado.

Una mañana común y corriente para cualquiera, y otro día de trabajo para muchos, incluido entre ellos Deidara, aunque el sol ya empezase a brillar fuerte, en su puesto, el rubio no tenía ni idea de esto; podría estar lloviendo y él no se daría cuenta.

Había transcrito documentos, establecido citas y algunas conferencias, y había estado actualizando el horario del jefe desde que había llegado a la oficina. Apenas faltaban quince minutos para que Itachi llegara, y Deidara sabía lo que debía hacer, se levantó y se encargó de revisar si todos los ingredientes para el café de su jefe estaban listos. El café era de una marca específica, y al prepararlo debía agregar poca azúcar, evitar que no quedara con mucha espuma, y…

¡Esperen! Hoy era viernes. Y tomaba chocolate caliente todos los viernes ¡Oh mierda!

¡Solo tenía doce minutos! ¡Había una cafetería a dos cuadras!

Como instinto puro, empezó a correr, en su loca huida, tropezó de golpe con uno de los empleados y soltó una disculpa al aire y siguió corriendo.

-¿Qué le pasa al nuevo? – pregunto el hombre de grises cabellos a una de las empleadas que estaba cerca de él.

-Quizás, olvido que hoy era viernes – comento ella con simpleza mientras seguía tecleando.

-¡Oh! Claro, hoy toca chocolate – recordó el hombre.

Decidió saltarse el elevador y usar las escaleras, bajando por ellas, con la máxima rapidez que le ofrecían sus pies. ¡Bien! Ya había logrado salir del enorme edificio de la empresa.

Ahora debía seguir corriendo, era la mejor opción, aunque tuviera que esquivar a muchas personas por la calle ¡Qué bueno que tenía un buen aguante físico!

Llego al lugar, y estaba totalmente lleno ¡Nunca obtendría su pedido a tiempo! Miro el reloj con rapidez y solo faltaban nueve minutos.

¡Mierda!

No había más opción, corrió hacia un minisúper que estaba cerca, y procedió a entrar, por suerte el lugar estaba casi vacío, tomó con rapidez una papeleta de chocolate de taza instantáneo y medio litro de leche entonces se apresuró a pagar.

¡Faltaban siete!

Tomó aire y volvió a correr, quizás nunca en su vida había corrido con tanto apuro, ni siquiera en el instituto, pero Dios ¡estaba cansado! Pero debía recordar que su trabajo dependía de que tan bien hacia las cosas, no podía simplemente quedarse quieto y fingir que esa la dejaría pasaría su jefe así como así. Aunque ese no era momento para quejarse ni mucho menos preocuparse. Llegó en tres minutos al edificio y subió con rapidez y violencia de nuevo.

Al llegar al último piso, solo tenía un minuto y medio, y de nuevo, chocó violentamente con Hidan.

-¡Oye chico nuev…!

-¡Fíjate por donde caminas, idiota!

El de cabellos grises quedó pasmado, al igual que los demás en la oficina. El chico nuevo, había sido tan formal, amable y para nada brusco o agresivo, que le sorprendía mucho que le hubiera respondido de ese modo.

Bajo la atenta mirada de Hidan. Deidara preparaba el chocolate caliente con ayuda de la cafetera.

Observo su reloj y al notar que solo faltaban unos cuantos segundos, trató de tranquilizar su pulso y respiración, al mismo tiempo que con ayuda de toallas de papel se quitaba el sudor del rostro y se acomodaba más o menos el cabello.

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